Los incidentes que comenzaron el sábado en el barrio de Tottenham, al norte de Londres se han extendido al resto de las principales ciudades de Gran Bretaña como Birmingham y Manchester.
La analista de política internacional Elsa Claro explicó que el detonante de las protestas fue la muerte por la muerte de Mark Duggan, un joven negro de 29 años, quien falleció el pasado jueves a causa de los disparos realizados por las fuerzas de seguridad.
Más de mil personas han sido detenidas en Inglaterra en los últimos cinco días. Y algunos de los inculpados tienen solo 11 años, explicó.
Señaló además que Scotland Yard ha culpado a las redes sociales como Twitter de “avivar” los incidentes, al difundir las provocaciones de los agentes en las protestas, mientras en algunos barrios se constata una animosidad histórica contra la policía.
En tal sentido, dijo, el subinspector Steve Kavanagh ha afirmado que los medios sociales y otros métodos han sido empleados para organizar y unir a los jóvenes en sus reclamos.
Mientras Londres y las principales ciudades británicas arden, el alcalde de de esa urbe del Reino Unido y los principales miembros del Gobierno británico, así como el premier David Cameron se encontraban fuera de la capital al comienzo de las protestas, lo que ha provocado un aluvión de críticas e incrementado la presión política, señaló la analista internacional Elsa Claro.
“Lo primero que piensan muchos en el Palacio de Buckingham y la casa presidencial inglesa es que son jóvenes, desapegados los que protagonizan las protestas de desobediencia social, los cuales no encuentran un lugar en su comunidad y la falta de perspectivas de futuro y de valores los lleva a caer en la violencia”.
La destacada analista comentó que incluso eso parece que es lo que cree el primer ministro, David Cameron: “Si eres lo suficientemente mayor para cometer estos crímenes, lo eres para afrontar las consecuencias”, dijo.
Pero si se mira detenidamente a los autores de los hechos, es difícil sostener que sean única y exclusivamente jóvenes, tampoco hay un elemento racial ni siquiera político o económico en la ola de violencia surgida en Londres y que se extendió por otras ciudades, precisó.
Políticos y académicos reaccionan con perplejidad. Una ciudad aparentemente tranquila y relativamente segura de repente se incendia sin que esté claro quiénes son, ni mucho menos por qué lo hacen.
(Con información de Radio Rebelde)
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