Por Juana Carrasco Martín, especial para la Mesa Redonda
Fotos de Roberto Garaicoa
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) y el Gobierno colombiano dieron inicio el jueves 18 de octubre un nuevo camino hacia la paz, con la instalación en Noruega de una mesa de diálogo que busca poner fin a casi 50 años de un conflicto que desangra a ese hermano país latinoamericano.
Reunidos en un hotel de Hurdal, a 80 kilómetros al norte de Oslo, adonde llegaron por separado el miércoles, los representantes de la guerrilla y el Gobierno formalizaron el acuerdo de las conversaciones, cuyo peso principal transcurrirá desde el venidero 15 de noviembre en La Habana.
Noruega y Cuba, como garantes; y Venezuela y Chile, como países acompañantes, colaboran en este proceso que se centrará en cinco puntos, el primero acerca del desarrollo rural de Colombia. Los otros tópicos versarán en torno a la participación política, el fin del conflicto, el narcotráfico y la situación de las víctimas.
Las dos delegaciones, la del Gobierno encabezada por el ex vicepresidente Humberto de la Calle; y la de las FARC-EP por el comandante Iván Márquez, abrieron los diálogos con una declaración conjunta en la que ratificaron su propósito de cumplir los términos del Acuerdo general para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera.
La Mesa Redonda de la Televisión Cubana del lunes 22 de octubre transmitió los momentos fundamentales de la Conferencia de Prensa ofrecida la pasada semana en Oslo por los jefes negociadores del Gobierno colombiano y de las FARC-EP, así como las intervenciones de los representantes de Cuba y de Noruega, países garantes de las Conversaciones de Paz del hermano país latinoamericano.
Una delegada, a nombre del Gobierno de Noruega, dio la bienvenida a los participantes, señaló la importancia del paso que se comenzaba, y la disposición de su país a colaborar como garante en la buena marcha del proceso.
Carlos Fernández de Cossio, representando a Cuba como garante, subrayó que el diálogo me rece el respeto y el apoyo de todo el mundo, y recordó que durante años, Cuba ha prestado su cooperación y su territorio para el propósito de lograr la paz, siempre con el más absoluto respeto a las partes y ha actuado con la discreción que ello requiere.
Al definir que es voluntad del Gobierno de Colombia y de las FARC-EP que Cubas y Noruega sean garantes del proceso, se estaba instalando esa mesa de diálogo y que la capital cubana será la sede permanente del mismo, asegurando que regirá la solidaridad, el respeto y la discreción que ha caracterizado su actuación en la importante tarea de ser garantes.
Apreció también las palabras de bienvenida de la representante de Noruega y la cálida acogida que han tenido en ese país, y le dio la bienvenida a los acompañantes de Venezuela y Chile.
Tras la lectura de un comunicado conjunto en el que se dieron a conocer los elementos de acuerdo: las pautas para esa mesa de diálogo, que se desarrollará a partir del 15 de noviembre en La Habana, la designación de voceros por parte de las partes y el agradecimiento a la solidaridad de los garantes, en el programa televisivo que dirige el periodista Randy Alonso, se trasmitieron la declaración del jefe de la delegación del Gobierno, ex presidente Humberto de la Calle, e importantes segmentos de la del jefe de la delegación FARC-EP, el comandante Iván Marqués.
DECLARACIÓN DEL REPRESENTANTE DEL GOBIERNO COLOMBIANO
Humberto de la Calle precisó un saludo de agradecimiento a los gobiernos de Noruega y Cuba por el importante papel que han jugado, diciendo que Noruega ha dado muestras de profesionalismo en la instalación de esta mesa de diálogo, y Cuba fue igualmente un anfitrión extraordinario en el encuentro exploratorio y lo será en el provenir y ha sido eficiente y oportuno en el apoyo que se le ha solicitado. También destacó que Chile y Venezuela juegan un papel importante como acompañantes.
Definió que se trata de conversaciones directas e ininterrumpidas, las que se inician y que las FARC han cumplido rigurosamente sus compromisos y también el Gobierno de Colombia, pese a dificultades superadas con la ayuda de los países garantes, al tiempo que deseó la buena marcha de las conversaciones, de las que dijo, en su estructura del proceso, difiere de otros anteriores y se define en tres fases:
Una primera, el exploratorio, llegó a la firma del acuerdo; la segunda es la que comienza para llegar a acuerdos sobre la agenda contenida en el acuerdo general y una tercera fase que termina con el conflicto armado; y luego será la verificación.
También destacó como requisitos la confidencialidad del desarrollo de la mesa, esperando que no se filtren las conversaciones, y la oportunidad que da este proceso, en el que dijo cada cosa debe suceder en su momento y es garantía de que «nada está acordado si todo no está acordado».
Aunque apuntó que las conversaciones discretas no significa que se vaya a actuar de espaldas al país, importa la opinión pública y su apoyo al proceso, pero consideró que la situación es volátil y debe protegerse la buena marcha del proceso hacia la paz, que no es voluntad aislada de las partes, y el Gobierno colombiano, dijo De la Calle, lo concibe como un «proceso serio, realista y eficaz».
Definió que son serias si se desarrollan en un ambiente de trabajo y no como herramienta de propaganda o escenario para una confrontación estéril, considerando que fueron dañinas las confrontaciones estériles del pasado.
También apuntó que entra en juego la dignidad y el respeto, y que en la mesa de diálogo darían y esperaban un trato recíprocamente digno, y que no llegaban a ella para convencerse unos a otros de sus ideas, ni para catequizar. Y que esperaban que las FARC expusieran en ella sus ideas sin el acompañamiento de las armas.
Dijo que era realista porque no está atado al pasado, pues hay condiciones nuevas que permiten lograr resultados y exaltó a ambas partes por haber logrado el acuerdo general y dejó aclarado que esta fase dos no es la consecución inmediata de la paz, sino que será la fase tres el verdadero motor de la paz.
Reconoció la necesidad de cambios profundos en la sociedad colombiana, donde existe inequidad y desigualdades, y dijo que el gobierno del presidente Santos lleva a cabo una transformación en la que consideró que las FARC tienen la oportunidad de unirse a ella sin abandonar su posición e ideología.
Puntualizó Humberto de la Calle que los acuerdos son eficaces y realizables sobre los cinco puntos para los que buscan soluciones concretas: desarrollo rural, la participación política, el narcotráfico, el fin del conflicto y el apoyo a las víctimas.
Definió que el Gobierno quiere trabajar en el plano de la realidad y no en las formulaciones teóricas, y la fase tres será la de los cambios, y señaló su aspiración a que las FARC sigan trabajando por sus ideas en la democracia, sin las armas, y donde los mecanismos involucren a la ciudadanía.
Consideró que en el entorno internacional la lucha armada ha decaído y los mecanismos de la democracia han servido para que las fuerzas de izquierda estén gobernando en algunos países e incluso en algunos sitios de Colombia y tengan éxito en la lucha por el poder, lo que es una realidad.
Agregó que la Constitución cambió elementos profundos de la vida colombiana y hay mecanismos para ello.
Consideró que hay mucho por hacer e invitó a las FARC a hacerlo sin necesidad, dijo, de plegarse a las ideas del Gobierno, y a aprovechar la oportunidad, porque todo se puede superar con un esfuerzo conjunto y encarando las dificultades, como el problema del narcotráfico.
Agregó que debían recorrer los puntos de la agenda, a la que señaló como buen instrumento para la paz, y que la dejación de las armas, la terminación del conflicto es la antesala para la paz y luego se irá a la transformación a fondo de la sociedad.
Un elemento a garantizar es la participación política, y aseguró que el Gobierno está dispuesto a profundizar ese camino y ampliar el horizonte, asegurando que escucharán con toda atención las opiniones de las FARC en ese sentido, y subrayó en garantizar la vida y la libertad de expresión de quienes quieran ingresar en la vida política.
Saludó a los garantes y a las FARC con la esperanza, dijo, de muy pronto tener buenas noticias para todos los colombianos.
IVAN MÁRQUEZ FIJA LAS POSICIONES DE LAS FARC
Recordándose en la Mesa Redonda que las FARC ha definido que no se podía buscar «una paz express» y no podía ser contra reloj el proceso iniciado, se transmitió un importante fragmento de la posición fijada por el comdante Iván Márquez a nombre de las FARC-EP.
Definió que no son los guerreristas que han querido pintar algunos medios de comunicación, y que venían a la mesa de diálogo con propuestas para alcanzar una paz definitiva, que lleve a una desmilitarización de sus país y a las reformas sociales que Colombia necesita, y a la que llegaban con el acumulado de una larga lucha por la paz, acompañados de la ciudadanía.
El representante que encabeza la delegación de las FARC-EP, aseguró que tienen la fortaleza para enfrentar a los guerreristas que creen que pueden doblegar a quienes han llevado la bandera en esa lucha por el bien de Colombia, a los que buscan las ganancias para unos pocos capitalistas y no les importa para nada la pobreza en que vive el 70 por ciento de la población colombiana.
Dio cifras de la situación para el pueblo, entre ellas los 12 millones que viven en la indigencia, el subempleo y desempleo, y los seis millones de campesinos sin tierra que «deambulan por las calles» y las personas que sufren la «geofagia de los latifundistas».
Enfatizó que la ocupación de este elemento fundamental de desarrollo por parte de la explotación petrolera, la minería, la ganadería extensiva, que solo deja 4,7 millones de hectáreas dedicadas a la agricultura y lleva al país a importar buena parte de los alimentos que consume.
Colombia, dijo, es una economía de enclave, por eso coloca sobre la mesa el desarrollo agrario y el problema de la tierra que es causa de que no haya paz.
Definió que las FARC nacieron de una idea de país en resistencia, pero también como respuesta campesina al latifundismo y a los terratenientes.
Aseguró que la situación que describió sobre la tierra, se ha agudizado, y la geofagia acentuó la injusta estructura de la tierra, en la que ocho millones de hectáreas han sido arrebatadas a sangre y fuego a través de crímenes de lesa humanidad, que se acentuaron durante los ocho años de gobierno de Uribe.
El problema agrario toca intereses estratégicos y vitales para todos en la nación, hablar de tierra, subrayó Iván Marques, significa hablar sobre el suelo y el subsuelo y las relaciones de nuestras comunidades indígenas y campesinas que conciben la tierra como abrigo y soberanía de la patria.
Dijo también que la titulación de tierras, tal y como la ha estructurado el actual gobierno es una trampa, porque luego que el campesino tenga la propiedad en sus manos solo le queda como recurso vender a los latifundistas y las plantaciones forestales, que las utilizan no para alimentar al pueblo sino para producir agrocombustibles. Al cabo de 20 o 30 años de contrato, nadie se acordara del verdadero dueño de la tierra, aseguró.
Al fijar posición, la declaración del representante de las FARC-EP aseguró que los estaban empujando a la extranjerización de la tierra y al desastre ambiental; y definió que se oponían al uso de las semillas transgénicas y a hacer de los campesinos piezas en ese engranaje; a lo que añadió que la titulación solo pretende lavar el rostro ensangrentado de un régimen que asesina con sus paramilitares y sicarios.
Parte importante de la declaración denunció la criminalidad del capital financiero y sentó al neoliberalismo en el banquillo de los acusados. A esos nos resistimos, no nos oponemos a una verdadera titulación de tierra y a una reforma agraria transparente, y el Plan Colombia prepara al territorio para ese asalto a las tierras, abrirle el campo a la economía extractiva en desmedro de la soberanía alimentaria y sobreponer el mapa energético a la economía agrícola.
Aludió a las tierras que les fueron sustraídas a los campesinos e indígenas y es un problema que tiene que ver con todo el pueblo colombiano.
Entre los ejemplos que citó de los consorcios transnacionales apoderándose o depredando las riquezas del país sudamericano, citó al hampa financiera internacional apropiándose de la Orinoquia.
Consideró las FARC-EP que abordar el asunto agrario es discutir con el país estos problemas, y exhortó a que hablen los verdaderos llaneros, los de pies descalzos «que empuñaron las lanzas para darnos la libertad».
Mencionó también la resistencia de los trabajadores petroleros a las empresas extranjeras, dijo que la represa del Río Magdalena solo servirá para generar energía para la exportación y no para el pueblo; la resistencia indígena y campesina en el Cauca, a los que llamó guardianes de la soberanía; señaló a quienes insisten en destruir las altas montañas y la pureza de las aguas por la codicia del oro; y nombró los puntos de la geografía colombiana en que compañías extranjeras destruyen el ambiente y la soberanía colombiana.
Hay que poner fin a esa monstruosidad del saqueo de las transnacionales, enfatizó, porque quienes exportan son las multinacionales extranjeras.
Este no es un espacio para resolver los problemas particulares de los guerrilleros, sino los problemas de la sociedad, y se lamentó «Pobre Colombia, obligada a competir con las transnacionales».
La paz, agregó, si la queremos, nos identificamos con el clamor de la nación abriendo espacio para la participación ciudadana; la paz no significa el silencio de los fusiles, sino que abarca la estructura del Estado, y el cambio. La paz, apuntó, no es la simple desmovilización, lo que es sinónimo de inercia cobarde, es una indignidad porque para una transnacional es más fácil saquear al país sin la resistencia popular y guerrillera.
Tras mencionar el gasto militar y la condición de Colombia como tercer receptor mundial de la ayuda militar de Estados Unidos, para que —dijo— los soldados sean utilizados para cuidar las estructuras transnacionales, aseguró que eso pone en evidencia el límite de la sostenibilidad de la guerra.
Llamó a los mandos militares a recobrar el decoro del ideario bolivariano y apuntó al surgimiento de nuevas fuerzas armadas, sin sumisión a Washington y al Comando Sur y sin bases militares extranjeras en territorio colombiano.
Agregó el representante de las FARC-EP que el alzamiento armado es un derecho universal de los pueblos, refrendado por la ONU y que la guerrilla no eran causa, sino respuesta a la violencia del Estado, que es —agregó— quien debe someterse al marco jurídico.
No es la paz de los vencidos, sino la paz con justicia social.
La Mesa Redonda dará continuidad a la información sobre el proceso de negociaciones que busca la paz en Colombia.
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