Ruido, ruido, ruido… mucho ruido

Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda

Fotos de Roberto Garaicoa

La contaminación sonora y sus diversas manifestaciones en nuestra cotidianidad, fue un tema que reunió a varios expertos y periodistas en la Mesa Redonda de este viernes. “Unos 70 decibeles son los límites soportables para una persona, y para que se tenga una idea del rango, una conversación se comporta en el orden de los 30 (el máximo de la misma es de unos 45)”, explicó el Doctor Carlos Barceló, de la Dirección Nacional de Higiene y Epidemiología.

Este tipo de agresión, se reconoció por quienes siguen este espacio, se hace recurrente en los ómnibus urbanos, por lo que el programa contactó con Luis Ladrón de Guevara, director provincial en La Habana de Trasporte, quien aludió a que este es un problema que aún no se ha podido erradicar, y que no estaban al margen del mismo. “Hemos procurado no quitar los equipos de las guaguas, como medida extrema, y estamos tratando de buscar una estrategia para que se coloque la música más idónea”.

El Doctor Carlos Barceló manifestó que el sonido es muy difícil de medir, y que el grado de molestia y perturbación que provoca, cuando se convierte en ruido, dependía de cada persona y circunstancia; por lo que atendiendo a ello se mide el nivel sonoro. Ante un maltrato de esta naturaleza, el experto indicó que la persona acústicamente agredida debía presentar su denuncia en el área de salud más inmediata (policlínico) y en caso de no ser procesada su queja por un inspector sanitario, debía recurrir a la Dirección Municipal de Higiene y Epidemiología; a la Dirección Provincial, si le ocurriera lo mismo, y el último escaño es la Dirección Nacional de Salud Ambiental, que se subordina en el Ministerio de Salud Pública, al viceministro que atiene Higiene y Epidemiología. Estos son los canales establecidos, indicó.

El especialista alegó que en Cuba existe una norma que incluye los valores máximos permitidos. A lo que Orlando Rey, director de Medio Ambiente en el Ministerio de Ciencia y Tecnología, sumó que el Citma también tiene responsabilidades en este fenómeno, aunque trataba de no suplantar a las autoridades competentes.

En su opinión, estamos frente a un problema de dimensiones culturales también, y que hay que afrontarlo integralmente. “Si hubiera una fuente fija del ruido, sería fácil de enfrentarlo, pero si se focaliza en lugares diversos y en horas y momentos disímiles, por lo que se vuelve muy circunstancial el fenómeno, se hace más complejo desafiarlo. Por eso creo que es un problema cultural que hay que abordar desde lo formativo igualmente”.

El especialista Carlos Barceló hizo énfasis en los estudios que han demostrado las consecuencias de este problema y sus impactos en la salud de las personas. “Se altera la frecuencia respiratoria y también la cardiaca, y deja secuelas en el corazón”.

Existen investigaciones del decenio pasado, dijo, que revelan que los ruidos que antes más perturbaban eran los de origen mecánico, pero actualmente son los generados por la amplificación. En 2012, por ejemplo, procesamos unas 34 quejas, y este año se ha dado seguimiento a unas 23 denuncias.

El premio nacional de Periodismo, Luis Sexto, comentó que cuando muere una célula del oído esta no se recupera más. Y recordó que la cubanía tiene como componente esencial a la solidaridad, por lo que es imprescindible ser solidarios con los demás también con la no generación de ruidos molestos”.

El destacado periodista Ciro Bianchi añadió que el ruido era hasta considerado un arma de guerra. Al tiempo que advirtió que el respeto es un principio elemental para cercar este mal que tiene sus antecedentes en tiempos remotos, pero que se ha diversificado en sus formas de propagación en la contemporaneidad.

Para Luis Sexto, es imprescindible que se proponga la unificación de todos los instrumentos legales que regulan el ruido, y para el Doctor Carlos Barceló es necesario también hacer más promoción de salud alertando de las repercusiones de este fenómeno.