Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda
Fotos de Roberto Garaicoa
Tenemos el talento para revertir el descenso que marca el béisbol cubano. Pero no bastan solo los buenos propósitos. Hay mucho por hacer en el orden técnico y táctico. El béisbol es pasión y orgullo nacional. El capítulo de la Serie del Caribe nos colocó una vez más ante la certeza de que hay que superar, definitivamente, la cuesta.
Con esa síntesis de pensamiento, cerró el análisis de este miércoles Randy Alonso, director de la Mesa Redonda, espacio que en esta emisión convocó a periodistas expertos en esta disciplina deportiva para hacer un profundo examen sobre lo ocurrido en Isla Margarita, Venezuela.
Oscar Sánchez, del periódico Granma, esgrimió que nos faltó nivel competitivo, tanto en la ofensiva como en la defensa. Hizo notar que el resto de los equipos tenían más refuerzos que nosotros y que la mayoría priorizó los pitcher, algo que no ocurrió en la selección cubana. “Había mucha tensión entre nuestros muchachos, quienes además no lograron superar el arranque, y este es un torneo corto, en el que no puedes perder ni la menor oportunidad”. En su opinión, no tocaron mucho las bases por bolas, y la mayoría le fueron a los primeros strikes.
Para Jesús Suárez, periodista de Cubavisión Internacional, es importante recordar que Cuba quedó excluida de la Serie del Caribe, que este no fue un evento que nosotros abandonamos, sino que fue una escalada más en los rechazos que sufrió este país al triunfo de la Revolución.
El experto alegó que en este regreso se pudo constatar que no se trata de falta de calidad entre nuestros peloteros, de hecho, una veintena de ellos juegan hoy en grandes ligas y fueron formados acá, pero nuestra tradición de triunfo ha desaparecido por otras múltiples causas. “Desde 2007 no ganamos en este tipo de lides internacionales porque no hacemos mayor énfasis en la selección de nuestros lanzadores, nos falta plan, se evidencia carencia de relevistas, por solo mencionar una arista”.
Michel Contreras, de Cubadebate, defendió la idea de que este no era un torneo para haber llevado un equipo Cuba, porque no es de selección. La Serie del Caribe es un torneo de clubes, no de selecciones absolutas. Además, es una recompensa en lo personal y lo económico al equipo que gane la Serie Nacional.
En su criterio, se ha dicho y redicho que algunos equipos reemplazaron a la mitad de sus plantillas, mientras nosotros solo incluimos a seis hombres de refuerzos. Pero no es tan así. La inmensa mayoría de los cambios hechos por los adversarios en sus rosters fueron forzados por razones de indisponibilidad, no por la iniciativa personal de sus mentores.
“Ante todo, no creo que Moré y su cuerpo técnico –que han probado capacidad y tino suficientes- se equivocaran en la selección de los refuerzos. Nadie ha acertado más que el cifuentense al escogerlos en la Serie Nacional, y ahora se decantó por la mayor promesa del picheo cubano y cinco jugadores de la selección insular, incluyendo al pelotero más completo y al principal slugger de la Isla. Cierto es que tuvo a mano a Vladimir García y otros buenos elementos, pero es inapelable que solicitó a figuras de calibre. Inclusive, la única faena individual memorable del equipo la registró Viyo Odelín, uno de los refuerzos”.
Hay quien creyó, dijo, que regresaba a ese certamen el hijo pródigo. “Pero Cuba perdió la Serie del Caribe mucho –muchísimo- antes de viajar a Venezuela, y mucho antes también de que Moré y su cuerpo técnico empezaran a trabajar con Villa Clara. Fue a lo largo de toda una época de nocivo envanecimiento en que este béisbol, aplastando a novenas colegiales, se creyó que tenía la caja de los truenos. Nos distanciamos del nivel real”.
Reinier González, del Sistema Informativo de la Televisión Cubana, ahondó en que cualquier equipo nuestro hubiera perdido en este evento, porque en nuestra pelota ha descendido el nivel. “La solución es hacer una reestructuración desde abajo, antes de la selección de los que van a nuestras EIDE. Hay, además, que recortar nuestros equipos, somos una Isla pequeña para tener 16 selecciones, como también hace faltan materiales deportivos para el entrenamiento y la formación. Igualmente se precisa de más topes internacionales. Estamos atrasados en el manejo del pitcheo, y no podemos tener relevistas porque tampoco hemos conseguido tener buenos abridores. Tampoco tenemos zurdos. En sentido general hay que lograr actualizar nuestra bibliografía y no desaprovechar ni la más pequeña oportunidad de aprendizaje”.
Jesús Suárez coincidió con Reinier en que hay que tener equipos más concentrados en la Serie Nacional, como debe ocurrir una revolución técnica. “Hay un atraso táctico terrible y las categorías juveniles no se atienden suficientemente, los padres de quienes se desempeñan en estas categorías menores son realmente gigantes. Tenemos que enseñar a batear a las dos manos también”.
Michel Contreras recalcó que la solución es la del cambio de mentalidades. “Pero hablo de un cambio repentino, sin promesas por cumplir a largo plazo. Digo un cambio que copie sin rubores los modelos de desarrollo beisbolero del Caribe, que incluyen la masiva inserción de peloteros en otros circuitos. Un cambio presidido por la convicción de que la pelota no conduce los destinos de la patria. Es solo un juego”.
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