La fuerza telúrica de la Feria del Libro

Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda

Fotos de Roberto Garaicoa

La Feria Internacional del Libro tiene fuerza telúrica. Nadie puede quedar indiferente. No puede ser, porque no existe un evento cultural en la Isla más expansivo y diverso. Hay para todos, porque fue pensado desde esa perspectiva. Quien repare en su programa, que por estos días le cambia el paisaje a La Habana, podrá advertir este concepto, al tiempo que reconocerá que si no es por muchas manos y voluntades no sería posible esta hermosa entrega.

Jesús David Curbelo es uno de esos intelectuales que está pendiente de la coherencia del certamen. Por ello reconoce como uno de los mejores logros que el plan editorial estuviera prácticamente listo a la hora de descorrer las cortinas del encuentro el 13 de febrero, lo que ha permitido que todo fluya de forma más orgánica y sin sobresaltos. Ello también ha ofrecido seguridad en el éxito del despliegue de esta feria hasta el occidente, centro y oriente del país, hacia donde hubo que trasladar un gran número de títulos.

El Director del Centro Cultural Dulce María Loynaz abordó en la Mesa Redonda de este martes que esta fiesta igualmente es el espacio para otorgar muchos premios y reconocimientos significativos en el país, lo que le ofrece peso a lo programado. Entre estos resaltan el Premio Nacional de Ciencias Sociales, el de Literatura, el de Edición y de Diseño, el Contracorriente, los Calendarios, el  Nicolás Guillén, el Alba narrativa de novela, el que da la Unión Nacional de Historiadores de Cuba, y el de Cuentos Dinosaurio.

Entre los platos fuertes que ha tenido el evento además destacan las celebraciones por el aniversario de Samuel Feijóo, de Octavio Paz, de Gastón Baquero y de Gertrudis Gómez de Avellaneda, lo que ha colocado a la intelectualidad y al público frente a obras inagotables del patrimonio literario de Cuba y el mundo.

Rogelio Riverón, director de la editorial Letras Cubanas, quien también estuvo entre los panelistas de este espacio, añadió que su centro tiene la preocupación constante, frente a este encuentro, de producir una serie de libros que son cardinales en la literatura foránea y la de casa.

Entre los textos más connotados de esta ocasión hizo referencia a República angelical, de Rolando Rodríguez, uno de los autores homenajeados en el certamen, y cuya última edición fue en 1986. Aludió a Pisto manchego, una recopilación de crónicas de Nicolás Guillén, y a Cecilia Valdés, Mi tío el empleado y Paraíso…, propuestas que son muy demandas por los lectores.

Entre las novedades situó El Diario de Carpentier, que revela parte de la papelería inédita del autor del Siglo de las luces. Y de autores contemporáneos citó Muerte de nadie, de Arturo Arango; y la autobiografía de Samuel Feijóo, o lo que algunos consideran sus memorias: El sensible Zarapico. Poemarios de Roberto Méndez, y también los Cuentos escogidos de Onelio Jorge Cardoso están entre las ediciones de lujo del catálogo de Letras Cubanas.

Juan Carlos Santana, al frente de Nuevo milenio, hizo énfasis en que esta casa editora está de plácemes en esta edición 23 del evento, ya que Rolando Rodríguez es uno de los autores agasajados y porque Neyda Izquierdo, una de sus editoras, fue reconocida con el Premio Nacional de Edición.

Aludió a que “somos una editorial que trabajamos diversos temas, que van desde la economía, la política, las ciencias médicas, hasta el deporte. Por ello tenemos un amplio abanico de propuestas”. Sobre las prioridades en este año, hizo referencia a la obra de Rolando Rodríguez, de quien reeditaron una parte importante: Los vientos huracanados del sur, La revolución que no se fue a bolina, Rebelión en la República…

Entre las presentaciones valiosas igualmente resaltó Historia de una gesta libertadora, 1952-1958, de Georgina Leyva Pagán; un libro que cuenta con el prólogo de Fidel Castro.

Asimismo resaltó títulos como Abrir y mantener un negocio por cuenta propia; Cuba, la ruta del cambio económico; y Socialismo traicionado… Al tiempo que hizo mención a los coloquios que han sostenido fuera de las márgenes de La Cabaña, en ese espíritu de la feria de sumar y multiplicarse: “En la Universidad de La Habana y en la Casa del Alba Cultural hemos tenido intercambios importantes con el público, lo que nos ha nutrido mucho”.

Sobre la entrega del Premio Pensar a contracorriente, comentó que hacía mucho tiempo no recaía en un cubano, y que en esta ocasión había ese feliz resultado con la obra de José Ángel Pérez.

A propósito de los días que vendrán, después del 23 de febrero, cuando en La Cabaña se cierre esta semana intensa. Jesús David Curbelo enfatizó que la feria en las provincias ha adquirido la particularidad de que se ha configurado a partir de las propias esencias de los territorios. “Cada vez más promueven a sus autores, e igualmente se ofertan textos de valía de autores de otras regiones y del mundo. Los homenajeados también recorrerán los territorios y habrá una presencia de Ecuador, el país invitado de honor del encuentro”.

A propósito de los homenajeados, la Mesa Redonda se vistió de lujo con la presencia dulcísima de Nersys Felipe, Premio Nacional de Literatura y en dos ocasiones Premio Casa de las Américas, y a quien está dedicado el evento.

Sobre su vida y obra dijo con humildad: “Fui maestra muchos años, 20 años, y desde ese momento empecé a relacionarme con los niños; después fui titiritera, tuve hijos y fui abuela. Ha sido una vida entera relacionada con los más pequeños, a quienes no tengo con qué pagarles eso, porque si no compartes con ellos no sabes cómo comunicarte con ellos. Los niños cubanos me han dado la fuerza y la manera de escribir para este especial público.

“Cuentos de Guane, Ramón Elé y Maísa, son libros autobiográficos. Los tres se complementan y cuentan lo que fui de niña. Después comencé a fantasear e hice varios textos recreados desde la ficción y ahora vuelvo al realismo.

“La radio me ha dado mucho. En septiembre de 1970 firmé mi primer guión radial. Yo no había escrito nunca nada, solo cartas para mi novio. Y a través de ese hacer aprendiendo y de hacer buscando qué presentaría en la radio fui aprendiendo a escribir, así estuve unos cinco años, luego cogí esos libretos y presenté un cuaderno a un concurso, por lo que considero que entré a la literatura por el camino de la radio.

“Los escritores jóvenes son muy preocupados. En Pinar del Río observo que los escritores para niños vienen de todos los municipios y se juntan con Nelson Simón, quien los guía y los enseña. En varios espacios ellos leen lo que escriben. Ellos pueden hacer lo que yo no pude, yo empecé sola, equivocándome. Todo esto me hace afirmar que hoy hay un movimiento muy fuerte literario en mi provincia. Tenemos dos editoriales en Pinar del Río que también estimulan ese hacer”.

Sobre los días intensos que ha vivido, dijo que han sido de gozo, por ello el cansancio no se siente y no existe cuando se vive desde esa dimensión.