Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda
Fotos de Roberto Garaicoa
La situación epidemiológica general en el país está marcada fundamentalmente por brotes de dengue, algunos casos de cólera, 13 casos importados del virus del Chikungunya —ante el cual hay riesgos inminentes debido a nuestra localización geográfica— y la preocupación en lo concerniente con el virus del Ébola (EVE), del que se han reportado casos hasta la fecha en las naciones africanas de Guinea Conakry, Sierra Leona, Liberia y Nigeria.
El enfrentamiento a estas epidemias se gana desde la prevención, a través de la asunción de conductas responsables en lo relacionado con el consumo de agua y de alimentos, su manipulación e higiene y el lavado de las manos, entre otras medidas que impedirían el contagio y el padecimiento de estas enfermedades.
Hasta el momento, ningún cubano ha sido diagnosticado con el virus del Ébola, pero la coexistencia con otras enfermedades en el contexto epidemiológico mundial exige que intensifiquemos las medidas preventivas, precisó el doctor Jorge Pérez, director del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí, quien añadió que ante esta enfermedad hay que «tomar distancia», teniendo en cuenta que su vía de transmisión es por los fluidos y secreciones corporales, tales como semen, sangre, saliva, sudor, lágrimas y orina..
El virus del Ébola es una enfermedad viral hemorrágica que tuvo su primer brote en 1976 en el Congo. Es una enfermedad grave, con una tasa de letalidad de hasta un 90 por ciento y ante la cual no existe ni tratamiento específico aprobado ni vacuna alguna.
La vigilancia extrema de quienes arriban al país y proceden de países de riesgo es prioridad del sistema de salud cubano, añadió, y explicó que en el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí se dispone de las condiciones idóneas para que estas personas ingresen y sean atendidas.
El período de incubación del EVE varía de dos a 21 días, momento en el que no existe riesgo de incubación, explica Pérez Ávila. Los síntomas más comunes que presentan los enfermos de Ébola se relacionan con la fiebre repentina, la debilidad intensa, el dolor muscular, de cabeza y garganta, seguido por vómitos, diarrea, erupción cutánea y deterioro de la función renal y hepática. En una fase avanzada, se presentan las hemorragias internas y externas que pueden conducir a la muerte y en los hallazgos de laboratorio incluyen leucopenia, trombocitopenia y enzimas hepáticas elevadas.
Especialistas y directivos del Ministerio de Salud Pública también explicaron, en la Mesa Redonda de este viernes, que entre las enfermedades transmisibles con las que tenemos que extremar las precauciones por el riesgo que suponen, también se encuentra el dengue, presente en 35 municipios del país -entre estos los 15 de la capital-, pero lo más preocupante es que en los últimos tiempos se han identificado los cuatro serotipos del virus en coexistencia.
El doctor Gilberto Zamora González, jefe del Departamento de Desarrollo de otros Programas de Lucha Antivectorial del Ministerio de Salud Pública, explicó que esta peculiaridad, a la que no nos habíamos enfrentado con anterioridad, presupone una mayor preparación del personal de Salud y de toda la población.
“Debemos recordar que el dengue es una enfermedad viral, que no distingue edad ni sexo, y que genera grandes complicaciones. Antes habíamos tenido brotes, pero ahora hay mayores probabilidades de que se presenten casos de mayor gravedad”, alertó.
En su intervención, dijo que en cuanto alguien presente los síntomas de este padecimiento, como la fiebre alta y los dolores musculares, debe acudir de inmediato al médico, y no se debe hacer resistencia a un ingreso, porque cuando el médico lo indica es porque tiene síntomas de alarma.
Añadió que hoy no existe una vacuna contra el dengue, y que lo que hay que modificar es el control del vector: con la intersectorialidad y la participación de toda la población. “Hay que eliminar los riesgos en las viviendas y hay que insistir en el saneamiento ambiental. La clave es el control del mosquito, y el autofocal es cardinal para lograrlo”.
Zamora González afirmó que casos con el Chikungunya, que tiene manifestaciones semejantes al dengue y que se transmite tanto por el Aedes aegypti como por el Aedes albopictus, se han estudiado 119, pero solo han sido confirmados con la enfermedad 13 pacientes, quienes lo adquirieron fuera de nuestras fronteras.
Al cuadro de salud por enfermedades transmisibles, se suman las diarreicas y las respiratorias agudas, pues la infección diarreica aguda causada por la ingestión de alimentos o agua contaminados con el bacilo Vibrio cholerae, conocida como cólera, continúa siendo una amenaza.
Adoptar prácticas sanitarias que nos alejen del consumo de alimentos de dudosa procedencia o cuya manipulación sea incorrecta, será la mejor manera de evitar este padecimiento, recalcó el doctor Alberto Francisco Durán García, jefe del Departamento de Enfermedades Transmisibles del Minsap.
Sobre el cólera, precisó que han ocurrido más eventos de este tipo en provincias como La Habana, Holguín, Santiago de Cuba, Villa Clara, Cienfuegos… al tiempo que reconoció que tanto el peligro del Ébola, del dengue, del cólera y del Chikungunya implica que estemos informados y, sobre todo, conscientes de la importancia de asumir prácticas sanitarias responsables y seguras.
También apuntó que aunque las enfermedades diarreicas agudas han tenido un comportamiento en los últimos años estable con tendencia a la disminución, apareciendo aumentos en el diagnóstico relacionados con la época de verano y las lluvias, existe riesgo real de un incremento debido a los problemas ambientales, los comportamientos y estilos de vida de la población relacionada con la higiene, la situación socioeconómica y la baja efectividad en el cumplimiento de las acciones de los diferentes organismos en las acciones de saneamiento ambiental y promoción de la salud.
La doctora Rosaida Ochoa Soto, directora de la Unidad de Promoción de Salud y Prevención de Enfermedades, insistió en la necesidad de mantener una higiene personal y colectiva cuidadosa, sobre todo cuando se trata de manipuladores de alimentos en el hogar o en la elaboración y venta de los mismos; lavar nuestras manos tantas veces como sea necesario; tener especial cuidado en el caso de contacto con personas procedentes de países afectados; desplegar acciones de limpieza y saneamiento del hogar y sus alrededores, centros de trabajo y educacionales y sobre todo, mantenerse informado sobre la situación epidemiológica.
Apuntó que aunque “las autoridades sanitarias desarrollamos estrategias y no escatimamos esfuerzos para garantizar el control y enfrentamiento en el territorio y entre los cubanos en el exterior, las medidas higiénicas y preventivas serán siempre la mejor forma de combatir esta y otras epidemias”.
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