Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda
Fotos de Roberto Garaicoa
El XX Foro de Sao Paulo nos confirma que la izquierda no es una luz mortecina o una nota de color en medio de un lienzo gris, sino que ha sido fuerza cardinal en la reconfiguración de la geografía política de este continente, y en la recomposición de un escenario de justicia social que en 1990 se fragmentaba con la intensificación de los modelos neoliberales.
La semana pasada llegó a La Paz, Bolivia, este ágora de la alternativa, que en aquella temprana fecha de falsos presagios del fin de la historia, uniera a Fidel y a Lula en el propósito de poner a buen recaudo el pensamiento y la acción que abrazan las causas de los pueblos, de los sin nada, de los que quieren hacerse de otro destino.
Aquella iluminada “terquedad” abrió nuevos caminos: en el momento de su fundación el único miembro que ejercía el poder ejecutivo en un país soberano era el Partido Comunista de Cuba, 24 años después la mayoría de sus miembros accederían mediante las urnas a ejercer el gobierno en distintos países o formarían parte de coaliciones oficialistas, otros llegarían a ser primera fuerza de oposición. La elección por medios democráticos de Hugo Chávez en 1998 en Venezuela representó la llegada al poder del primer gobierno de izquierda en muchas décadas en Latinoamérica y el primer gobierno de un partido miembro del Foro de Sao Paulo (el entonces MVR futuro PSUV) después de Cuba.
Le siguió el triunfo de Luiz Inácio Lula da Silva del Partido de los Trabajadores en 2002 en Brasil, luego Tabaré Vázquez del Frente Amplio en Uruguay en 2004, Evo Morales por el Movimiento al Socialismo en Bolivia en 2005, Michelle Bachelet del Partido Socialista de Chile en 2006, Rafael Correa por Alianza PAIS en Ecuador en 2006, Daniel Ortega por el Frente Sandinista de Liberación Nacional de Nicaragua en 2006, Fernando Lugo por la Alianza Patriótica para el Cambio (hoy Frente Guasú) a la cual pertenecen varios miembros del Foro de Sao Paulo en Paraguay en 2008, José Mujica por el Frente Amplio en Uruguay en 2009, Mauricio Funes del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional de El Salvador en 2009, Dilma Rousseff por el Partido de los Trabajadores de Brasil en 2010, Ollanta Humala por el Partido Nacionalista de Perú en 2011, Nicolás Maduro del Partido Socialista Unido de Venezuela en 2013, Michelle Bachelet del Partido Socialista de Chile de nuevo en 2014 y Salvador Sánchez Cerén del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional en 2014.
Solo esta realidad legitima al Foro de Sao Paulo como espacio vital de concertación y unidad. También el propio paisaje social de Bolivia, curtido con el aliento humanista de Evo Morales, nos pone frente a esa incuestionable verdad. El valeroso pueblo boliviano se ha convertido en protagonista de un proceso de cambios profundos, colocando al país en los primeros puestos de la región en materia de recuperación de sus recursos naturales, redistribución de la riqueza y antiimperialismo.
“Si hay una nación donde puede verse todo lo que se ha avanzado, en cuanto a las izquierdas y los partidos de izquierda, es en Bolivia. Y mucho de ello tiene sus raíces en el Foro, que nació cuando se anunciaba el falso fin de la historia, y ha avanzado a contrapelo del capitalismo”, sostuvo Marina Menéndez, directora del periódico Juventud Rebelde.
De acuerdo con sus fundadores, el Foro fue constituido para reunir esfuerzos de los partidos y movimientos de izquierda para debatir sobre el escenario internacional después de la caída del Muro de Berlín y las consecuencias del neoliberalismo en los países de Latinoamérica y el Caribe. Sin embargo, a él asisten también partidos y movimientos sociales de izquierda de otras regiones del mundo (como Europa y Asia), así como otras representaciones que buscan transformar su realidad a partir de la justicia social.
En esta ocasión, sostuvo la analista en la Mesa Redonda, no solamente el encuentro se destacó por la alta presencia de partidos de izquierda o de movimientos de izquierda, sino por la asistencia de parlamentarios, jóvenes y mujeres que se reunieron para defender las bases sociales, las mismas que han catapultado a más de diez partidos de izquierda a la presidencia en la región.
Alegó que entre los desafíos más inmediatos para la izquierda latinoamericana de cara a las urnas, en octubre próximo, están la reelección de Dilma Rousseff por el Partido de los Trabajadores de Brasil y de Evo Morales por el Movimiento al Socialismo en Bolivia, así como la elección de Tabaré Vázquez por el Frente Amplio en Uruguay. “De esta manera se evitaría la vuelta a la contraofensiva de la derecha”.
En su intervención, sostuvo que es importante la integración continental, así como la unidad política y social de la izquierda, en la que el Foro de Sao Paulo desempeña un rol estratégico. “Cuba siempre ha merecido en este espacio un reconocimiento por la resistencia, ya que en medio del desmerengamiento del Socialismo Europeo, cuando se cambiaron los nombres de los partidos y se cuestionaban hacia dónde iban, este país siempre tuvo clara su visión; por ello estuvo entre los fundadores, junto al Partido de los Trabajadores de Brasil, buscando la manera de hacerle frente a la aplicación de los modelos neoliberales”.
Y Latinoamérica, dijo, ha buscado la manera de construir la alternativa: cada quien con su propia experiencia ha defendido la supervivencia del hombre en contra del capitalismo, cada quien con su impronta y sus características. “América Latina y el Caribe han logrado darle unidad a su diversidad. Al tiempo que estamos emparentados con los que no son de izquierda en la región, pero que tienen un desempeño en contra de la injusticia que genera el capitalismo”.
En el Foro de Sao Paulo todas las escuelas políticas confluyen, hasta las que no reivindican el socialismo, sino que luchan contra el imperialismo, y esa convergencia ha sido el resultado de la necesidad de la búsqueda de respuestas que de modo individual no la podíamos resolver. Todas las familias políticas están congregadas, porque la propia dinámica fue conduciendo a este espacio a la importancia de la unión, por el interesante horizonte de temas que se comparten.
Marina Menéndez destacó que hay que seguir los modelos que se están gestando, que defienden la simbiosis entre poder político y las bases sociales, como hay que mantenernos alertas enfrentando los esfuerzos que ha hecho la derecha continental y extracontinental en contra de la izquierda.
A la experta le llamó la atención que en este XX Foro se incluyera en la agenda temas que desbordan los problemas del continente y se pusiera la mirada sobre los afanes estadounidenses anti-Rusia o la masacre israelí contra el pueblo palestino, “lo que habla de la luz larga que tiene este encuentro, que no se constriñió a América Latina”.
En este escenario también se denunció cómo Estados Unidos pretende frenar los procesos de cambios progresistas y la genuina integración latinoamericana, ahora también con métodos de guerra no convencionales. Igualmente se insistió en que la izquierda latinoamericana y caribeña necesita aumentar y sistematizar los canales de cooperación, siendo el Foro de Sao Paulo el espacio más maduro, donde más se ha avanzado para lograr estos indispensables propósitos.
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