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Opinión pública y medios de comunicación

Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda

Fotos de Roberto Garaicoa

¿Cómo se atiende en nuestros me­­dios de comunicación la opinión po­pular? ¿Qué respuesta encuentra esa opinión en los organismos y en­tidades del país? ¿Cómo sirve esa opinión pública al trabajo periodís­ti­co? Estas preguntas se pusieron sobre la Mesa en el debate con reconocidos directivos de los me­dios y perio­distas.

Bárbara Betancourt, directora del Sistema Informativo de la Televisión Cubana, se detuvo en que le estamos dando espacio a la opinión pública. “El Cuba dice abrió una puerta, aunque esto no quiere decir que antes no se hicieran trabajos de este corte en la televisión, pero en este caso defendió el concepto de una mirada más profunda que tratara de descubrir las luces y las sombras de toda obra humana”.

Añadió que su presentación se realiza con responsabilidad por parte de los colegas que lo hacen, “con el propósito de abordar los problemas desde la perspectiva de la prensa: para abrir el debate, para criticar, denunciar… pero la obra física, lo que hay que hacer, corresponde a otras instancias”.

Insistió en que aun cuando las opiniones pueden ser diversas, todo el mundo tiene un pedazo de verdad, y ese balance de criterios son los que hay que tener en cuenta. “Nosotros mismos no estamos totalmente satisfechos con todo lo que hacemos. Cuba dice cumplió un año en septiembre, porque fue un proyecto que nació después del llamado que se hizo a no ser francotiradores, porque nuestro objetivo no es destruir la Revolución, sino mejorarla”.

Argumentó que podrían generarse mejores respuestas, “y los primeros interesados somos nosotros, porque no hacemos nada criticando y criticano si no se respalda el asunto con una solución. La prensa está interesado en las respuestas, y no por vanidad, sino porque es muy duro que las cosas pasen de largo”.

Oscar Sánchez, subdirector del periódico Granma, se detuvo en las páginas dedicadas a Cartas a la dirección, por ser este un espacio que conecta al medio con los lectores. “Desde que surgiera el 14 de marzo de 2008, esta sección  —que tuvo su antecedente en el diario Granma en el Abrecartas de Guillermo Cabrera— marcó una pauta en el periódico en el vínculo con los lectores. El periódico del viernes se espera, porque Cartas a la dirección es un espacio de construcción colectiva entre el medio y su público, y ha sido un proceso en el que hemos ido aprendiendo todos”.

Explicó que después de las primeras 11 ediciones fue que empezaron a aparecer las respuestas, el 23 de mayo de ese año específicamente. También precisó que antes de La Coletilla aparecieron 3 notas de la dirección en 2009. “Luego es que aparece La Coletilla, con lo que evitamos seguir discriminando cartas si las respuestas no parecían justificativas o burocráticas. Fue así que el 13 de diciembre de 2014 apareció la primera y el 9 de mayo de 2014 comenzamos a hacer balances de los números de respuestas. En el 2013 llegamos al 20 por ciento, y ya hoy un gran por ciento de los casos publicados han tenido respuestas. La calidad de esas respuestas también ha evolucionado, como también Las Coletillas”.

Los lectores, dijo, también plantean el problema, argumentan… no solo ejercen la crítica por la crítica. “De las 199 opiniones que hemos publicado en 2014, 108 han tenido respuestas. Hay 50 Coletillas, planteadas a partir de la incorfomidad por la respuesta ofrecida por el organismo”. Igualmente precisó que cuando habla de la calidad de los lectores se refiere a que se confirma el problema. “En marzo de este año empezamos a poner el nombre completo del lector, y esto lejos de disminuir hizo que aumentara el envío de cartas al periódico”.

El multipremiado periodista Abel Falcón, de la CMHW de Villa Clara, se detuvo en que desde hace más de 20 años comenzó en un proyecto colectivo que se llama Alta tensión, en el que las máximas autoridades de la provincia comparecen en vivo en la radio del territorio, al tiempo que se abre la línea telefónica entre pueblo-autoridad, y se facilita un estado de opinión a través del argumento, la denuncia o el emplazamiento, que facilite que las autoridades resuelvan lo que les toca.

En su intervención, reconoció que desde hace muchísimo tiempo la CMHW no tiene las sillas vacías, están ocupadas por las autoridades que les compete, y no por los segundos o los terceros con responsabilidades sobre el asunto que se aborde.

A su juicio, este tipo de programas se desarrolla porque antes de los años 90 hubo tradición de polemistas en la CMHW. Por ello hoy quien establece la agenda de la unidad móvil o de Alta tensión es el público. “Vamos al lugar de los acontecimientos y hacemos lo que llamamos el contraste de hechos, porque la gente necesita escucharse y ser protagonistas. Esta es una fórmula para no seguir como simples emisores”.

La moderadora y coordinadora general de este espacio, Arleen Rodríguez Derivet, hizo alusión a la experiencia que por más de 16 años ha mantenido el diario Juventud Rebelde con su público a partir de la sección Acuse de recibo, en la que su titular José Alejandro Rodríguez, el 27 de septiembre de este año, publicó un trabajo que se llama Decir y decir en la que ofreció no pocas claves de esta relación entre el medio y sus lectores.

Ante la misiva de un lector que le reclamaba que decir y decir no resuelve nada; y que achacar genéricamente el problema a la falta de control, a la indisciplina social, a la corrupción, etc., es algo general. El prestigioso periodista José Alejandro Rodríguez razonaba que estaba de acuerdo, al tiempo que apuntó  que “el periodista ha de combatir con el filo de la palabra, y confiar en su poderío, como el campesino en la capacidad germinadora de la semilla o el constructor en la calidad de la arena. Nos toca «decir y decir». Y sí, sí resuelve, porque solo somos esclavos de lo que callamos: los problemas que podemos verbalizar y escribir ya comienzan en ese instante a someterse a la fuerza pública. Y mueven el pensamiento”.

Los panelistas Bárbara Betancourt y Oscar Sánchez coincidieron en que a los medios “nos toca poner el canal a la opinión de la gente, que tiene mucha sabiduría popular. También el Subdirector de Granma se detuvo en que “de la misma manera en que reflejamos la opinión de las personas a través de sus cartas, debemos partir de los temas que plantean para hacer otros trabajos periodísticos”.

Abel Falcón argumentó que la falta de seguimiento informativo es una deuda que tenemos con el pueblo. “El periodista no puede conformarse, tiene que tocar todas las puertas y continuamente asumir el reto y el desafío de ir hasta el final del asunto, porque ahí se juega la credibilidad de un medio y del periodista también”.

También resaltó que “hay quien quiere que suplantemos el rol de las instituciones, cuando lo que nos están faltando son los sistemas de atención al pueblo”. Y “quitándose su piel de periodista” y asumiendo el rol de un simple ciudadano,  señaló que preocupa que en cuanto se hace público el problema inmediatamente se soluciona,  “y uno se pregunta cómo es posible que no se solucionara antes”.

En su intervención, hizo énfasis además en que él no se cansa en la búsqueda de respuestas, porque “el colmo de un periodista polemista es cansarse”. A lo que Oscar Sánchez sumó que “uno no se puede cansar, te hagan caso o no, porque uno tiene una gran responsabilidad, porque el sentimiento de impunidad es lo peor que le puede pasar a una sociedad”.

Interpelado por el programa de la Mesa Redonda, el decano de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, Raúl Garcés, expresó sobre este tema que nadie sabe lo que piensa cada uno de los 11 millones de cubanos, pero “la opinión pública es el consenso compartido, la articulación de ciertas opiniones que logran visibilidad en determinados medios”.

Igualmente resaltó que la relación entre agenda pública y mediática es un gran desafío y que depende mucho del sistema de comunicación pública en donde está insertado. “Nadie piense que un medio que responde a cualquier organización política, económica o social no va a responder a esos intereses. Nosotros somos profesionales incómodos porque respondemos a una agenda de país, pero también a una agenda de la ciudadanía, y tenemos que ejercer el papel de mediadores entre las agendas públicas y las institucionales. La correspondencia entre las dos agendas es lo que permite que el medio sea creíble, le da capital simbólico a los medios y capacidad articuladora como plataformas”.

Destacó que en los medios cubanos “se aprecian avances, quizá por el hecho de que sean cada vez más hipermediales; pero queda mucho por hacer, la prueba de ello la encontramos si salimos  y le preguntamos a las personas cuáles son los tres temas más importantes que hay en la calle, y a veces los tenemos en los titulares de nuestros medios, pero otras veces no”.

Oscar Sánchez resaltó que uno de los grandes retos es que hay que ser creíbles, hay que ser responsables y poner en la agenda lo que está en la calle.

Abel Falcón resumió su parecer sobre este tema: “Hay que practicar desde los medios una desobediencia responsable y una rebeldía con brújula. Al tiempo que Bárbara Betancourt evocó la autorregulación, a la que definió como responsabilidad sin enmascarar la realidad. Además se detuvo en que “de la credibilidad de los medios también depende la credibilidad del proyecto que estamos construyendo”.

En esta emisión se puso sobre la Mesa los medios de comunicación y la opinión popular, con la paricipación de reconocidos directivos de los medios y periodistas.

Bárbara Betancourt, directora del Sistema Informativo de la Televisión Cubana, insistió en que aun cuando las opiniones pueden ser diversas, todo el mundo tiene un pedazo de verdad, y ese balance de criterios son los que hay que tener en cuenta.

Argumentó que podrían generarse mejores respuestas, "y los primeros interesados somos nosotros, porque no hacemos nada criticando y criticano si no se respalda el asunto con una solución".

Oscar Sánchez, subdirector del periódico Granma, se detuvo en las páginas dedicadas a Cartas a la dirección, por ser este un espacio que conecta al medio con los lectores.

El multipremiado periodista Abel Falcón, de la CMHW de Villa Clara, se detuvo en que desde hace más de 20 años comenzó en un proyecto colectivo que se llama Alta tensión, en el que las máximas autoridades de la provincia comparecen en vivo en la radio del territorio.

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Etiquetas: CubaMedios de ComunicaciónMesa RedondaPeriodismo

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