Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda
Fotos de Roberto Garaicoa
El golpe de Estado contra el Gobierno Bolivariano, el pueblo venezolano y su líder, el Comandante Hugo Chávez Frías, a partir del 9 de abril de 2002, fue impulsado por la rancia derecha venezolana, representada por los dueños de medios, dirigentes empresariales, militares desleales, la cúpula laboral y políticos de partidos conservadores. Todos fueron apoyados por el Departamento de Estado Norteamericano.
La Mesa Redonda fue uno de los programas televisivos de la región que llevó la verdad al mundo, cuando la mentira fabricada por las transnacionales mediáticas enturbiaba el contexto político de ese país.
Dijo el profesor Eduardo Dimas, en una de aquellas ediciones memorables que fueron presentadas este lunes en uno de los programas especiales a propósito de los 15 años de la Mesa Redonda, que el proceso de desestabilización en Venezuela estuvo conducido por varios aspectos precedentes: la descapitalización del país desde 1999 al 2001, por los millones de dólares que sacaron los adversarios oligarcas; la sistemática campaña de prensa, la búsqueda de conflictos laborales, en fin, todos típicos mecanismos que utiliza la reacción desde que el mundo es mundo. “Hasta que el 9 de abril asistimos al desenlace de una situación que se había tramando anticipadamente”.
En febrero de 2002 Chávez cambió la plana mayor de Petróleos de Venezuela (PDVSA), con el objetivo de reactivar el motor y la columna vertebral de la economía venezolana y poder concretar todos los cambios de beneficio social que pretendía para mejorar la realidad de su patria. A causa de las protestas generadas a partir de esta decisión por parte de las anacrónicas cúpulas de PDVSA, durante más de tres meses las exportaciones se vieron mermadas creando un enorme déficit e inflación en el país. El gobierno tuvo que comenzar a importar gasolina para cubrir la cuota nacional.
La cúpulas de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), empresarios, la jerarquía de la iglesia católica, algunos partidos políticos, las televisoras privadas de Venezuela y Fedecámaras convocaron a otra huelga general el 9 de abril, esta vez de carácter indefinido en protesta contra las leyes de Tierras, de Hidrocarburos, de Pesca, además de otros instrumentos aprobados vía habilitante, para forzar la renuncia de Chávez.
Para el director entonces del periódico Juventud Rebelde, Rogelio Polanco, la conspiración tenía como propósito instigar a sectores de la población y lograr una insurrección mediática. “Preveían el avance hacia el Palacio de Gobierno con los huelguistas que habían convocado. El propio Chávez habló de este hecho”.
El 11 de abril, el tercer día de la huelga, las protestas se convirtieron en disturbios, y una marcha antichavista envenenada de odio y violencia fue desviada de su recorrido hacia el palacio de Miraflores a sabiendas de que desde tempranas horas miles de simpatizantes se encontraban concentrados alrededor de Miraflores en defensa a la Revolución y a su líder.
El plan golpista seguía en marcha, en el centro de Caracas funcionarios de la Policía Metropolitana y francotiradores ubicados en las azoteas de los edificios, se apostaban para generar los muertos que justificarían el golpe. Una vez ubicados en el centro de la ciudad, manifestantes de ambos lados fueron emboscados en lo que constituyó una verdadera masacre.
Luego de horas de tensa situación y de una feroz campaña mediática, el Comandante Chávez decidió entregarse para evitar un derramamiento de sangre al cual amenazaban las fuerzas golpistas, quienes mostraban sin prueba alguna una supuesta renuncia del Jefe de Estado.
En diálogo exclusivo de Randy Alonso con María Gabriela, hija de Chávez, la joven le hizo saber al mundo la consternación que estaban viviendo por todo lo sucedido con el complot de los medios. Explicó que hacía dos horas había podido comunicarse con su papá y que él les dijo que le dijeran al mundo que no había renunciado, que pidieran abogados, que él era un presidente preso.
El periodista Lázaro Barredo hizo énfasis en la toma de posesión, el 12 de abril, de Pedro Carmona Estanga, entonces presidente de Fedecámara, quien se autojuramentó como presidente de la República, y su primer acto oficial fue la disolución del Parlamento (Asamblea Nacional), del Tribunal Supremo de Justicia, del Consejo Nacional Electoral, de todos los gobernadores, alcaldes y concejales, la remoción del Fiscal General, del contralor, y del Defensor del Pueblo, de todos los embajadores, cónsules y vicecónsules, Misiones Permanentes Diplomáticas, así como la eliminación de las 48 leyes habilitantes, y el cambio de la Constitución, al reponer el nombre de República de Venezuela, quitándole la condición de Bolivariana.
Lo que siguió a la caída del Gobierno fue una atroz persecución y un silencio mediático que intentó acallar las voces de un pueblo enardecido por semejante injusticia.
Recordó en su intervención la postura antipopular siempre de Fedecámaras, que se opuso permanentemente a los principales acuerdos del Gobierno, que se proponía cambiar el panorama que la Revolución heredó, con más del 80 por ciento de su gente con niveles de pobreza, lo que contrastaba con la riqueza de ese país.
Después toda aquella farsa fuera desmontada por el propio pueblo, que bajó en torbellino de los Cerros de Caracas para reclamar el regreso de su legítimo presidente, hasta que no tuvieron más opción que traer a Chávez.
La periodista Juana Carrasco se refirió al discurso de una hora que dio el mandatario, quien hizo un llamado a todos los venezolanos a defender la Constitución Bolivariana y a ponerla en práctica. “Hizo un llamado a la calma y a la reflexión. En su discurso desmontó esa conspiración virtual con la renuncia entre comillas que se dijo hizo. Y uno de los elementos emotivos en el discurso, fue precisamente esa anécdota con el soldado de la guardia nacional, Rodríguez, a quien le hizo saber que no había renunciado ni renunciaría, entonces este soldado demostró su verticalidad con Venezuela y transmitió la carta de Chávez, fechada el 13 de abril de 2002”.
La analista recordó cómo Chávez calificó esos días como una gran jornada para la historia y que el pueblo venezolano había llegado al Palacio de Miraflores para no irse más.”También el Presidente Bolivariano hizo un llamado a los revolucionarios a no caer en el extremo en el que cayeron los otros sectores: no habría venganza, sino justicia”.
Lázaro Barredo, por su parte, aludió a las conexiones de este hecho con Estados Unidos. “Su diplomacia ha pasado del alivio a la incertidumbre. Primero reconocieron el establecimiento del régimen de Carmona y ahora están diciendo que las acciones no democráticas en Venezuela provocaron lo que pasó”.
En un nuevo contacto telefónico, María Gabriela Chávez agradeció inmensamente el apoyo de todos a su padre y habló de la alegría tremenda de tenerlo de vuelta. También por esa vía, fue entrevistado el ministro de Educación, Aristóbulo Isturiz, quien se detuvo en la reacción del pueblo y de cómo pudo comprobar en 6 horas lo que es el fascismo. “Ya la gente probó en este país lo que podría pasar sin Chávez y sin la Revolución”.
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