Este 18 de diciembre volvió a ser un día de emociones concentradas. Aún no se había salido del estado de euforia colectiva por el regreso de los héroes, cuando la Mesa Redonda tocó nuestras fibras más sensibles con las primeras declaraciones al pueblo de Cuba de Gerardo Hernández, Ramón Labañino y Antonio Guerrero.

Por Yailin Orta Rivera

Fotos: Roberto Garaicoa

Este 18 de diciembre volvió a ser un día de emociones concentradas. Aún no se había salido del estado de euforia colectiva por el regreso de los héroes, cuando la Mesa Redonda tocó nuestras fibras más sensibles con las primeras declaraciones al pueblo de Cuba de Gerardo Hernández, Ramón Labañino y Antonio Guerrero, tres de los Cinco que cumplieron injustas condenas en cárceles norteamericanas por más de 16 años.

Ramón fue el primero en decirnos: “Estoy muy emocionado y agradecido. El orgullo es mío. Es un honor dirigirme a nuestro pueblo. Esta es una victoria de nuestro pueblo, de la dirección de la Revolución, del movimiento de solidaridad internacional. Y no puedo dejar de enviarle un gran abrazo a nuestro Comandante, quien dijo que volveríamos y aquí estamos”.

El Héroe no perdió la oportunidad para extender su gratitud a todos los que les escribieron, a los que hicieron llamadas, a quienes cada día 5 enviaban mensajes para exigir su liberación. “Esta es una obra colosal. Cada granito de arena construyó un gran castillo. Estamos profundamente emocionados. Todavía no nos creemos que estemos aquí”.

Y para ponernos frente a los sentimientos que lo estremecen compartió: “Uno piensa que está preparado para momentos como estos, pero no es cierto, uno nunca está preparado. Es hermoso estar libre, estar vinculados a sucesos tan trascendentales para nuestra Patria”.

Entonces Randy Alonso le preguntó lo que mucha gente quería saber, tras verlo cojeando al descender del avión, ¿cómo te sientes de salud, cómo está tu rodilla?, y Ramón, sin pensarlo dos veces, expresó: “Estoy entero. El olor a Patria, a libertad, a todo lo que es mío me puso bien. Los médicos cubanos también me ayudarán.  Que no se preocupe nadie, estoy listo para el combate y para las próximas tareas porque somos, primero que todo, soldados de la Patria. Y vienen batallas colosales, porque la pelea sigue”.

Ramón recordó que tanto él como sus cuatro hermanos están prestos para las nuevas batallas, en la que la unidad del pueblo será trascendental. Estamos convencidos de que vamos por el camino correcto, aseguró.

Y con palabras nacidas del alma habló del ADN especial de este pueblo, que nos viene legado desde Hatuey hasta la generación que desembarcó en el Granma. “Eso es lo que ha hecho este momento hermosísimo. La manera en la que se logró nuestro regreso, y salvando las distancias, me recuerda una epopeya agramontina, como el rescate de Sanguily. El gran Ignacio no dejó abandono a este gran hombre, como tampoco la Revolución nunca nos dejó solos”.

También se refirió a sus tesoros: sus hijas, su familia toda y el sentimiento fue tan grande que no pudo concluir sin un ¡Viva Cuba libre!, a lo que sumó: “El Comandante siempre ha dicho: ¡Venceremos! Y aquí estamos nosotros para decirle: ¡Vencimos!

COMO CUBA NO HAY DOS

Cuando aún no habíamos salido del estado de gracia tras escuchar a Ramón, otra voz volvió a colmar nuestros afectos. Fue Antonio Guerrero quien nos puso esta vez frente a la felicidad: “No hay palabra para describir este momento”.

Hemos vuelto con el pecho lleno de conciencia, estamos dispuestos a echar pa´lante en cualquier nueva tarea que se nos dé, compartió Tony, para quien como Cuba no hay dos. “Este país nunca ha dejado abandonado a ninguno de sus fieles hijos, nosotros somos un ejemplo de esa certeza”.

Aludió a Fidel, al líder inclaudicable, al estratega mayor. Habló del yate Granma, de cómo uno de los combatientes cayó en el mar y Fidel no lo dejó solo, y de la larga lucha por la construcción de esta sociedad.

También fue elocuente al hablar de sus obras, en las cuales su alma encontró una manera de refugiarse y de seguir en la batalla. Igualmente comentó que las partidas de ajedrez seguirán con esos amigos que siempre lo acompañaron.

Quienes lo escuchábamos con los sentimientos estremecidos, disfrutábamos cada pausa en sus palabras y la conmoción cuando se refirió a su mamá, quien supo decirle a tiempo, al hablarle de lo que algunos intuían en el ambiente político: “Ay, mi hijo, las cosas están cambiando”. También Mirta le habló de la magnitud del cariño de la gente que iba a sentir a su regreso.

Randy Alonso le habla de ese pensamiento que muchos pusimos en Mirta con su regreso y él, reflexivo y sereno, confiesa: “Yo tenía la convicción de que mami iba a estar aquí en La Habana y que iba a vivir muchos años. Hay muchas facetas de mi madre. Estamos en un presente que es infinito, que lo convertiremos en alegría, en energía”.

Igualmente nos puso frente al momento definitivo: “sobre las 5:30 de la mañana me dijeron que tenía que prepararme. Y sobrevino entonces el último mensaje de la prisión, como lo llamara, el último poema que se enviara desde la cárcel”.

Este cultor sensible de las artes, dedicó un pensamiento a Vicente Feliú, de quien dice que ha de cantar, con renovadas inspiraciones. Recordó a Los Novo, de quienes han de emanar nuevas canciones. Y mencionó al pintor Nelson Domínguez.

INMENSAMENTE AGRADECIDOS

Fue el último en llamar a la Mesa Redonda y empezó el diálogo felicitando a los panelistas por los 15 años del programa. Discúlpenme, pero desde ayer (el miércoles) estoy casi sin voz, medio disfónico. Estos momentos que estamos viviendo no sé cómo describirlos. Estamos inmensamente agradecidos y orgullosos por la recepción de nuestro pueblo, compartió el Héroe Gerardo Hernández.

Compartió una anécdota, con su humor tan cubano y esa manera tan especial que nos revela su estatura: “Se me rompió un cinto («parece que por tanto tiempo guardado», intentó explicar) y entramos a una tienda a comprar uno. Aquello fue  apoteósico, la gente quería hacerse fotos, saludarnos, abrazarnos. El compañero de seguridad pidió refuerzos y nos dijo que teníamos que salir rápido, pero qué va, yo no podía decirle que no a la gente”.

Luego vino la reflexión y uno advirtió cómo estos durísimos años no mellaron su alma buena: “Pasamos la página de los sufrimientos, de los abusos en la cárcel. Esta es una nueva página”, y en ella escribió con amor los nombres de varios amigos de Cuba y del mundo que mucho hicieron por su regreso y que, ahora, lamentablemente, no están. Entre ellos, mencionó a Compay Segundo, quien tenía guardado un tabaco para fumárselo cuando ellos regresaran; a Landau, a César Portillo de la Luz, a su mamá. Y sin darse tiempo, rectificó: “Perdón, ellos sí están con nosotros. De alguna manera están aquí en estos momentos”.

Pero el agradecimiento fue más ancho: “El aporte de todos fue importante para que este día se hiciera realidad. No se puede atribuir el éxito a un hecho aislado”, explicó.

Y así nos condujo hasta el amor de Adriana, quien había entrado justamente hasta el lugar desde donde hablaba a la Mesa Redonda. “Ella es la mayor inspiración de mi vida. El amor fue la esencia misma de nuestra resistencia”.

Poco después deslizó lo insospechado: “habrá sorpresas”, dijo, con el ánimo estremecido, y todos presentimos que hacía referencia al embarazo de Adriana, lo que completa su estado de felicidad.

¿Y las caricaturas? ¿Volverás a hacerlas? La pregunta de Randy no lo sorprendió: “He pensado mucho en eso; no soy bueno, más que de carrera, soy un caricaturista a la carrera, pero me gusta dibujar, hacer chistes. Si tengo tiempo y encuentro quien las publique, lo haría”.

Ramón fue el primero en decirnos: “Estoy muy emocionado y agradecido. El orgullo es mío."

Cuando aún no habíamos salido del estado de gracia tras escuchar a Ramón, otra voz volvió a colmar nuestros afectos. Fue Antonio Guerrero quien nos puso esta vez frente a la felicidad.

El abogado José Pertierra profundizó sobre el estado actual de la política de Bloqueo económico contra Cuba.

Gerardo Fue el último en llamar a la Mesa Redonda y empezó el diálogo felicitando a los panelistas por los 15 años del programa.