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Orlando Cardoso Villavicencio: Fidel volvió a detener el Granma

La Mesa Redonda tuvo la presencia del Héroe de la República de Cuba, Orlando Cardoso Villvicencio quien estuvo casi once años preso en cárceles de Somalia para repasar la grandeza de su historia.

Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda

Fotos de Roberto Garaicoa

Han nacido generaciones nuevas que quizá no conozcan la grandeza extraordinaria de Orlando Cardoso Villavicencio, un joven que resistió, como prisionero de guerra, 10 años, siete meses y un día bajo el régimen duro y hostil de una cárcel en Somalia. Por ello la Mesa Redonda de este viernes sostuvo un encendido dialogo con él, no solo para repasar la grandeza de su historia, sino para recordarnos el peso de la entrega de los hijos de esta tierra.

De aquellos dolorosos días compartió cómo estuvo en condiciones psicológicas muy ásperas que lo pusieron tres veces al borde del suicidio. “Yo escuchaba las torturas y eso me provocaba unas fuertes palpitaciones, porque pensaba que la próxima vez me tocaría a mi… pero la persistencia de tanto dolor me enajenó, al punto de que después nada me dolía, creé una muralla de indiferencia que cada día creció más.

“Cuando llegué a mi país todo el mundo me preguntaba que qué sentía, al igual que cuando Fidel me condecoró como Héroe de la República de Cuba. Todos esperan una respuesta llena de euforia y yo no sentía nada, no estaba vivo, estaba consciente, pero no lo podía disfrutar. Sin embargo, cuando me entregaron el escudo de la ciudad de Santiago de Cuba, las piernas me temblaban.

Cuando me capturaron en Etiopía yo pensé que aquello duraría solo unos meses. Pero la situación se complicaba y yo me negaba a aceptar aquel mar de angustias. Por ello le dediqué mi libro a los Cinco Héroes, porque me identifico mucho con ellos, con sus familiares, cuando comparto con ellos pienso que sus tristezas y sufrimientos fueron los míos. Pocos cubanos, como ellos, conocen del aislamiento, de las ansias de soñar y las esperanzas del regreso.

“En prisión aprendí inglés, italiano, alemán y francés.  Al octavo mes, después de tanta desesperación, calló en mis manos un diccionario elemental, y en él encontré una manera de escapar de ese dolor. Eso fue increíble, cogí una dependencia tremenda, porque con más conocimientos te vuelves más poderoso. Cuando los carceleros me veían estudiando decían que yo estaba loco.

La prisión era tenebrosa, descuidada… lo primero que me plantee fue limpiarla con las condiciones elementales. Fue algo de lo que hice para sobrevivir en aquellas circunstancias, en las que llegué a pensar que todo el mundo se había olvidado de mí. Estaba completamente incomunicado, no podía ni darles los buenos días a los carceleros, eran muy groseros. La situación era extrema.

“Yo tuve solo 4 sábanas y un jabón durante 5 años. Las botas se me pegaban en el piso de tanto churre. Cada tres meses le echaban petróleo al piso. Ya yo había pasado la guerra en Angola y como era militar, sabía cómo arreglármelas en condiciones extremas. Hasta me hice mis propios instrumentos de limpieza. Me respetaban mucho por eso. Me vestía el domingo, porque traté de recordar la vida”.

En diálogo telefónico con la Mesa Redonda, el Héroe de la República de Cuba René González habla de lo que ha significado el ejemplo de Villavicencio para los Cinco. “De él supimos cuando el Gobierno logró sacarlo de las cárceles. Para nosotros fue una gran inspiración, porque además estuvo en condiciones más difíciles que las nuestras, y no solo sobrevivió, sino que creció como persona. Y como bien le dije en una carta: si él resistió, nosotros íbamos a resistir. Su libro Reto a la soledad nos muestra la fuerza de la bondad, porque quien lo conoce y logra sentirlo como su hermano se da cuenta de que es un hombre de una generosidad tremenda, que fue capaz de sobreponerse a todo el odio que se vertió sobre él. Es un ejemplo para nuestra generación, y espero que lo siga siendo para las generaciones futuras de cubanos”.

El testimonio de sus amigos de la cárcel también llega a la Mesa: “La Cruz Roja Internacional vino a Somalia. Sabía que había un prisionero cubano, y un oficial nos dijo que a ese hombre le debíamos la vida. Cuando recuerdo aquellas cosas me pongo muy triste, no había comida allí. Él era nuestro apoyo físico, moral y mental. La presencia de Orlando nos ayudó a sobrevivir, especialmente a los prisioneros etíopes”.

Villavicencio recuerda también el gesto de amor que tuvieron ellos, quienes pidieron que si no lo  sacaban a él de primero, ellos no saldrían. “Los primeros 5 años estuve rodeado de una carencia material muy grande, pero luego los delegados de la Cruz Roja comenzaron a enviarnos paquetes de Cuba, y ya yo no era un miserable para los carceleros, y aproveché esa situación para sobornarlos. Eso me facilitaba enviarles a ellos parte del contenido del paquete. Aunque me castigaban si me cogían. Si se enfermaban yo les mandaba aspirinas. Ellos sabían de las pocas cosas que yo había hecho por ellos. Pero el gesto que tuvieron conmigo fue extraordinario”.

“En un principio yo no quería animales en mi celda, porque cuando cerraban la puerta exterior y se quedaban dentro no me dejaban dormir. Pero un día se quedó una gata preñada, y entonces me dio una gran lástima sacarla, porque me miró con una expresión suplicante. Entonces parió gaticos prematuros, y al final ninguno sobrevivió. Pero ya yo no la veía como un gato salvaje.

“Otra de mis experiencias fue con los sembrados. En el área de los ejercicios había un pedazo de tierra yerma y hablé para sembrarla. Eso fue después de que comer hierba me salvara de la falta de vitaminas en el cuerpo, que provocó que me sangrara la encía. Entonces empecé a sembrar los frijoles de forma escalonada.

“Aquí he experimentado con modelos de producción para países pobres. El General de Ejército me autorizó. Yo creo que nuestro país tiene para producir no solo la comida que necesitamos, sino para exportar, pero pensamos a la americana, y hay que pensar en formas más eficientes”.

Entre los valores que más aprecia Villavicencio está la generosidad. “Es algo muy importante. Lo que yo hice por mis compañeros prisioneros no estaba bien que fuera yo quien lo dijera. Y cuando la entrevista que les hicieron salió, me dio mucha alegría, porque ellos hablan de todas esas cosas y quería que mostraran que yo era un verdadero cubano, que me olvidé de todos los egoísmos y que compartí lo poquito que tenía, y no lo que me sobraba”.

La periodista Arleen Rodríguez le recuerda que Raúl lo recibió personalmente y le pide que comparta el diálogo que tuvo con Vilma. “Ella me dice que sabía que no había recibido las Obras Completas de Martí que me había enviado, pero que no me preocupara, que me las regalaría. Después ella y Raúl fueron los padrinos de mi boda.

Cuando salí de la prisión tenía la gran duda de qué había hecho Fidel por mi regreso, porque fue él quien me enseñó a ser internacionalista. Y quería saber qué hizo él por mí. Cuando él encendió la llama a los héroes, allí estuvo Gabriel García Márquez. Yo soñaba con encontrarme con ese gran escritor. Raúl lo paró y le dijo que le presentaba a un futuro intelectual y me sentí extraordinariamente emocionado por ese momento. Pero García Márquez me dijo: Un placer, y siguió de largo a buscar al Comandante. Entonces el Comandante me estaba señalando, y Gabriel García Márquez regresa hacia mi y me llenó de abrazos y me dijo: Muchacho, ¡tú no sabes cuánto hizo Fidel para que tú regresaras! Y ahí sentí un alivio tremendo, me dije: el Comandante mandó a detener el Granma, y hace 16 años atrás volvió a pararlo cuando dijo Volverán, y hace unos días volvió a parar el yate”.

Villavicencio compartió cómo estuvo en condiciones psicológicas muy ásperas que lo pusieron tres veces al borde del suicido.

Le dediqué mi libro a los Cinco Héroes, porque me identifico mucho con ellos, con sus familiares, cuando comparto con ellos pienso que sus tristezas y sufrimientos fueron los míos.

Entre los valores que más aprecia Villavicencio está la generosidad. “Es algo muy importante. Lo que yo hice por mis compañeros prisioneros no estaba bien que fuera yo quien lo dijera”.

La periodista Arleen Rodríguez le recuerda que Raúl lo recibió personalmente y le pide que comparta el diálogo que tuvo con Vilma.

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Etiquetas: Fidel Castro RuzHéroe de la República de CubaMesa RedondaOrlando Cardoso Villavicencio

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