La derecha internacional no se da por vencida contra Venezuela

Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda

Fotos Roberto Garaicoa

El uso del sabotaje interno y la conspiración para hundir económicamente a Venezuela para acabar con un proceso que reivindica a los pobres, ha sido la estrategia de la oposición interna y de la derecha internacional.

Esta violencia, que se ha sustentado en acciones desestabilizadoras, en el último año dejó un saldo de más de 40 muertos y más de 850 heridos. Pero ello no les ha bastado, y recientemente se fraguó un Golpe de Estado contra el Gobierno, que fue anulado y derrotado, según declaraciones del presidente Nicolás Maduro.

El pasado 12 de febrero el Presidente venezolano denunció este suceso en su contra promovido por oficiales venezolanos y la derecha, con el apoyo de EE.UU. El plan incluía bombardeos en zonas estratégicas del país, sobre todo en Caracas.

La Doctora Ana Teresa Badía comentó en la Mesa Redonda de este lunes que el plan golpista fue promovido por un grupo de oficiales de la aviación militar y de civiles, con apoyo del Gobierno de EE.UU. Según se ha conocido, la mayoría de los integrantes de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD, conglomerado de partidos de derecha) tenían conocimiento de este atentado.

El mensaje del Departamento de Estado de EE.UU. era apoyar una supuesta transición en el país sudamericano. Sin embargo, los grandes medios no se hicieron hecho eco de esta situación, y han respaldado con su silencio esta componenda.

La experta advirtió que pese a las mentiras y la manipulación de la prensa internacional, Venezuela tiene récord mundial de elecciones libres y transparentes y un Gobierno con respaldo popular.

También cuestionó la tergiversación de los medios de comunicación, que consideran protestas «pacíficas» las acciones para forzar una ruptura del orden constitucional en ese país.

EL Parlamento Latinoamericano (Parlatino), capítulo Venezuela, rechazó el intento de golpe de Estado contra el país sudamericano. La institución condenó la maniobra desarticulada y que debían ejecutar oficiales de la fuerza aérea para acabar con la vida del presidente Nicolás Maduro y masacrar a miles de venezolanos a través de bombardeos a instituciones públicas, como la multinacional Telesur.

La panelista hizo énfasis en que había que seguir alertas, porque  es muy probable que se mantenga la escalada conspirativa en los próximos meses, con el objetivo de sabotear la celebración de las elecciones parlamentarias. “Como las acciones de la calle no le ha funcionado a la oposición y por la vía democrática no podrán llegar al poder, entonces apelan a esta práctica”.

A estos hechos diseñados por Washington, dijo, vuelven a estar vinculados rostros ya conocidos por estas andanzas, como la ex diputada María Corina Machado y otros miembros de la derecha como el alcalde Antonio Ledezma.

Esas acciones violentas, señaló, buscan derrocar al gobierno revolucionario e instaurar un régimen que promueva los intereses norteamericanos.

En tanto, diversos sectores políticos y sociales dentro y fuera de Venezuela respaldaron al presidente Nicolás Maduro y a la Revolución Bolivariana, luego de que autoridades nacionales desarticularan este plan de golpe de Estado. La Fuerza Armada Nacional Bolivariana ratificó el viernes su compromiso con la paz y la soberanía del país. El comandante estratégico operacional de la Fuerza Armada y ministro para la Defensa, Vladimir Padrino López, condenó el intento golpista que, señaló, proviene de un reducido número de profesionales que no representan el pensar, sentir y actuar de esa institución.

También el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), junto con el Gran Polo Patriótico que agrupa a otros movimientos sociales, lanzó su respaldo a la gestión del mandatario venezolano y anunció que alistan medidas en defensa de la Revolución Bolivariana.

En tanto, el secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), Ernesto Samper, reiteró el apoyo del bloque a Caracas y, a través de su cuenta en Twitter, apuntó que «las posibilidades de un golpe militar en Venezuela revelan preocupante escalada de violencia contra su democracia». Reiteró la voluntad de la Unasur de encontrar caminos democráticos y pacíficos a la situación en ese país.

Estos planes golpistas fueron descubiertos a tiempo, por lo que militares a favor de la paz, la patria y su soberanía actuaron de manera inmediata en apego a lo establecido en la Constitución Nacional.

Las autoridades venezolanas han hecho un llamado a la paz, a la concordia, al civismo, y al debate democrático entre iguales y abogaron porque no se repitan los hechos de abril de 2002 cuando fue derrocado temporalmente un Gobierno constitucional electo del presidente Hugo Chávez.

Nicolás Maduro llamó al pueblo a enfrentar esas acciones y aseveró que haría todo el esfuerzo contra las maniobras de la ultraderecha derrotada y desecha. Entre las medidas de previsión asumidas ante esas y otras amenazas contra su Gobierno figura comunicarle los hechos a personalidades internacionales y nacionales como el ex vicepresidente José Vicente Rangel, para dejar testigos de la historia.

Entre los complotados estaba un militar de apellido Hernández que Maduro perdonó por un intento similar el año pasado a causa de la benevolencia de la Revolución Bolivariana. Ese individuo recibió la orden, el dinero y el plan de operaciones desde importantes sectores políticos, y era un grupo financiado desde Miami que grabaría un video sobre un oficial preso. El 13 de febrero un avión Tucano atacaría el Palacio de Miraflores, donde el Presidente participaba en una reunión.

El Presidente venezolano explicó que la orden se dispararía cuando los complotados anunciaran un programa de gobierno de transición concebido por ellos bajo el nombre de «Llamado a los venezolanos a un plan de acción para la transición» y luego se sucederían acciones violentas, entre ellas asesinatos.

Pretendían tomar un lugar donde se crió Maduro en la iglesia de San Pedro, encadenarse por los medios, anunciar un show internacional y luego, en medio de ese escándalo, el ataque aéreo para buscar lo que ellos llaman «la crisis perfecta».