Postura agresiva, injusta y nefasta la de Estados Unidos contra Venezuela

Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda

Fotos Roberto Garaicoa

El Comandante Fidel Castro ha sido contundente en su mensaje de felicitación por el discurso que dio el presidente venezolano, Nicolás Maduro, en respuesta a los brutales planes del Gobierno de Estados Unidos: “Tus palabras pasarán a la historia como prueba de que la humanidad puede y debe conocer la verdad”.

Su carta, síntesis de la postura de Cuba durante más de medio siglo, se articula con la Declaración del Gobierno Revolucionario, que emitió al conocer la agresiva y arbitraria orden ejecutiva expuesta por el presidente de Estados Unidos contra el gobierno de la República Bolivariana de Venezuela.

Esta acción ejecutiva que califica a Venezuela como una amenaza a su seguridad nacional, en represalia por las medidas adoptadas en defensa de su soberanía frente a los actos injerencistas de autoridades gubernamentales y del Congreso estadounidense, fue considerada poco creíble por las autoridades cubanas, ya que desnuda los fines de quienes la hacen.

Semejante pronunciamiento, en un año en que se realizarán elecciones legislativas en Venezuela, refirma el carácter injerencista de la política exterior estadounidense, y ha puesto en alerta a los gobiernos de América Latina y el Caribe que en enero de 2014, en la II Cumbre de la Celac celebrada en La Habana, declararon a la región como Zona de Paz, y repudiaron cualquier acto que atente contra ellos.

El Gobierno de Cuba reiteró su incondicional apoyo a la Revolución bolivariana, al gobierno legítimo del presidente Nicolás Maduro y al heroico pueblo venezolano; al tiempo que recalcó que nadie tiene derecho a intervenir en los asuntos internos de un Estado soberano, ni a declararlo, sin fundamento alguno, como amenaza a su seguridad nacional.

La postura imperialista de Barack Obama tuvo por respuesta de Maduro, la solicitud de una ley habilitante, antiimperialista, que le de poderes para defender la paz y la soberanía de su pueblo. El Jefe de Estado llamó a dar un paso adelante para decir al imperio que hay un pueblo que está unido y cohesionado, que no permitirá ser pisoteado por una bota yanqui.

Para el experto Carlos Akira, Estados Unidos lo que pretende es avanzar en un proyecto que persigue se elimine el papel de Venezuela en la correlación de fuerzas y en la democratización del sistema internacional.

“Están en contra de las posturas progresistas, por ello llama tanto la atención cómo coinciden tanto la Casa Blanca y el Congreso, cuando al mismo tiempo tienen tantos desencuentros en temas como las negociaciones con Irán, el asunto de los emigrantes internos y el restablecimiento de las relaciones con Cuba”, subrayó.

La periodista Aixa Hevia, en un recorrido por Internet, destacó las voces solidarias que se han alzado con Venezuela y en contra de Estados Unidos. “Numerosos países latinoamericanos han sido enérgicos en el rechazo. El estudioso Atilio Borón alertó de que EE.UU. prepara una agresión militar, y están armando el pretexto. Expresó que deben estar gestando una operación secreta con la CIA,  por lo que se impone la solidaridad, y añadió que esta es una declaración de guerra al continente”.

La también Vicepresidenta Primera de la Unión de Periodistas de Cuba resaltó los juicios de otros politólogos y periodistas frente a este suceso extraordinario. “Hay que leer entre líneas la preparación del ataque, por lo que es indispensable la unión. Las hienas imperiales quieren desgastar al gobierno revolucionario de Nicolás Maduro”, manifestó.

El analista Carlos Aznárez, entrevistado vía telefónica, añadió que este paso de Obama es un disparate y evidencia una falta de sentido común. “Después de que han probado todas las recetas para acabar con esa Revolución, primero con las guarimbas y luego con la guerra económica, el imperialismo muestra el garrote para crear un clima de intervención militar contra América Latina. Esta disposición constituye una gran amenaza”, precisó.

El panelista Luis René Fernández sostuvo en la Mesa Redonda de este martes que esta guerra ha tenido varios estadios contra Venezuela desde que ganara las elecciones el Comandante Hugo Chávez en 1998. “Siempre han querido promover el caos, como lo han hecho con la guerra económica, un instrumento en el que se les puede seguir la pista. Lo que han combinado con la estrategia energética del bajón de los precios, porque bien conocen que el 80 por ciento de las riquezas venezolanas provienen de este mineral, dinero que han puesto en función del desarrollo social”.

En el espacio radiotelevisivo los analistas también pusieron la mirada sobre la política migratoria y las relaciones de EE.UU con Irán, asuntos que, contrario a los ataques contra Venezuela, generan disputa entre la Casa Blanca y la mayoría republicana en el Congreso, a lo que se une, en el entorno político, el debate de las posibles candidaturas demócratas y republicanas para las elecciones presidenciales del 2016.

El periodista Lázaro Barredo caracterizó el escenario de polarizaciones que se acentúa con estas posiciones. Mientras Obama con su ejecutivo ha promovido las negociaciones con Irán, 47 senadores le han mandado una carta al gobierno de Irán alertándolo de que nada de lo acordado se mantendrá cuando haya una presidencia republicana.

Les molesta que las cinco potencias mundiales miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU más Ale­mania (G5+1) sostienen desde no­viembre del 2013 tratativas con Tehe­rán con el propósito de alcanzar un acuerdo global y definitivo sobre el programa nuclear de este país.

Y los miembros del Congreso han sido más desafiantes con la invitación de Netanyahu, quien no se encontró con Obama y se centró en descalificar las acciones que ha realizado la Casa Blanca.

En opinión de Carlos Akira, todo esto demuestra los desbalances de la autoridad en Estados Unidos. “El Congreso ha evadido las prerrogativas presidenciales y con todas estas contradicciones han pretendido desconocer a Obama. También se evidencian las profundas fragmentaciones que existen entre los poderes de ese país”.

El órgano legislativo mayoritariamente republicano le ha puesto marcadas cortapisas a Obama, quien durante su primer período en la Casa Blanca intentó trabajar de conjunto con el Capitolio, pero tuvo que enfrentar a un grupo de legisladores que pusieron sus intereses personales por encima de los deseos del pueblo estadounidense, e incluso por encima de los intereses hegemónicos del Estado.

Ahora que ni siquiera cuenta con el apoyo de la mayoría demócrata en el Senado, ha tenido que usar sus facultades ejecutivas para hacer avanzar su agenda y cumplir las promesas pendientes, sin embargo, frente al tema Cuba se reserva y con Venezuela refuerza todas las sanciones.