Una cruzada generosa (+ Video)

Tomado de Radio Rebelde

Fotos Roberto Garaicoa

Corrían los primeros años de la década de los noventa en la Cuba del siglo pasado. Eran tiempos difíciles, de carencias económicas en el cual muchos sueños se vinieron abajo junto al campo socialista soviético. Sin embargo, la preocupación por los nuestros y el interés de llevar cultura a cada rincón del país nunca desapareció.

Fue por ese entonces, y con tan noble propósito, que surgió en la más oriental de las provincias nacionales la Cruzada Teatral Guantánamo – Baracoa. Un proyecto entre cuyos objetivos destaca su propósito de incidir en el desarrollo del gusto estético, capacidad de apreciación y creación en los pobladores de las montañas.

Es por ello que el foro radiotelevisivo Mesa Redonda de este viernes dedicó su espacio a tan noble iniciativa, para así de paso conocer, a partir del testimonio de protagonistas y críticos, la misión del creador artístico frente a los escenarios de más difícil acceso.

Tras un recuento audiovisual de la Cruzada, el coordinador de su programa teórico y actual director del grupo de teatro La Barca, Ury Rodríguez Urgellés, narró sus experiencias desde su incorporación en el año 1992 y las dificultades para llevar en solo 34 días un halo de esperanza a esos pobladores.

Pasaba varios días con dolores, reconoció, pues debíamos ir a pie hacia las comunidades, dar la función y regresar de la misma forma. Mas, añadió, ver cómo nos recibían, elevar el ánimo de aquellos niños alimentaba las ganas de levantarte al día siguiente.

Ury confesó que este evento del guaso comenzó a definir el modo de hacer el teatro. Se trataba, dijo, de comenzar a descubrir y pensar en los públicos y llevarles algo a lo que por vez primera se enfrentaban.

En tanto, el director de la Cruzada Teatral Guantanamera, Emilio Vizcaíno Ávila, significó que en los primeros años no contaban con todo el apoyo institucional necesario, razón esta que los llevó a utilizar cuanto le aportaban los municipios. Tuvimos que moldear muchos pisos, evocó entre risas.

Asimismo, en otro momento del diálogo, Vizcaíno Ávila, resaltó que la agrupación ha buscado la forma de que conjuntos titiriteros de otros territorios participen del proyecto. Somos un espacio de intercambio, manifestó, para así conocer cuánto se está haciendo en la escena cubana.

Son los niños el público mayoritario de la Cruzada, de ahí la importancia –acotó- de que reciban una puesta de calidad, profesional y constante evolución. Para este hombre resulta de mucha satisfacción contar en el elenco con actrices que siendo pequeñas los recibían en sus lugares de residencia. Ellas le aportan, advirtió, el espíritu juvenil al evento.

Durante otro momento de la tarde – noche de este viernes, la directora de Comunicación del Consejo Nacional de las Artes Escénicas, Dania del Pino Más, expresó que desde un primer momento con la Cruzada se interesó en el trabajo con los públicos, en parte por sus características muy específicas.

Son, expuso, una audiencia muy heterogénea que consume todo tipo de puesta en escena, a diferencia de cómo sucede en las ciudades. De igual forma, es válido destacar el crecimiento que ha tenido el proyecto en cuanto a las comunidades donde llega. Si en un inicio eran solo 40, afirmó, hoy son más de 200.

Del Pino Más apuntó que fue necesario trabajar a través de la estética para llegar a quienes no conocían el teatro. Para lograrlo, explicó, se apoyaron en los bailes y la música que consumían, además de algo tan fundamental como la improvisación.

Fragmentos del documental del realizador y director del telecentro de la primera villa fundada en la isla Primadavisión, Miguel Reyes Mendoza, propiciaron un acercamiento a este proyecto que ya suma un cuarto de siglo de quehacer alrededor de las montañas guantanameras.

Aún sin las condiciones necesarias, solo lo justo para vivir en campaña, la Cruzada Teatral Guantánamo – Baracoa ha regalado durante 25 ediciones esperanza y mucha cultura a los habitantes de los municipios montañosos del guaso. Un ejemplo digno de conocer.

Cada 28 de enero, sin la necesidad de cómodas condiciones, sólo las indispensables para vivir en campaña, los integrantes de este proyecto parten hacia los municipios de la serranía guantanamera con sus mochilas llenas de canciones, títeres y mucho amor para homenajear al más universal de los cubanos, José Martí.