Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda
Fotos: Roberto Garaicoa
Historiadores cubanos y el hijo del coronel dominicano Francisco Caamaño comparecieron este martes en la Mesa Redonda para valorar los acontecimientos vinculados a la invasión norteamericana a Dominicana hace 50 años y la resistencia de las fuerzas patrióticas de ese país a esta segunda intervención.
El destacado historiador Sergio Guerra Vilaboy explicó que esta invasión del imperio norteamericano vino a ser la segunda de la historia en este país insular, luego de que en mayo de 1916, el para entonces presidente Woodrow Wilson, enviara a miles de infantes norteamericanos a ocupar todo el territorio dominicano, para así obstaculizar un legítimo movimiento popular que ya estaba a punto de triunfar, imponiendo un gobierno que dio origen a la dictadura militar encabezada por Rafael Leónides Trujillo, quien impuso un sangriento régimen que duró 31 años.
Este gobierno opresor, dijo, no estuvo exento de opositores valientes que alzaron sus voces para denunciar las atrocidades que cometía, entre ellos, el más destacado fue el intelectual Juan Bosh, quien formó parte de la expedición por Cayo Confite con Fidel.
El 14 de junio de 1959 se previó esta expedición, en la que participó, además, el Comandante Delio Gómez Ochoa. Y este fue un acontecimiento que expresó el sentir de repulsa popular, lo que luego fue ganando mayores connotaciones, hasta que Trujillo fue ejecutado por un camarada de su propia tropa.
Después Juan Bosh y la Constitución de 1963 se convirtieron en los dos elementos de cambios más significativos, y son los que conllevan al triunfo de la revolución en abril de 1965, hasta que la intervención militar de Estados Unidos en la República Dominicana, que comenzó el 28 de abril de 1965, cambió el rumbo de los acontecimientos.
El presidente Lyndon B. Johnson fue quien comandó los hechos, bajo el argumento de proteger a los ciudadanos estadounidenses y de otros países, detener la violencia, impedir una posible toma comunista del poder y restaurar los procesos constitucionales para “bien” del pueblo dominicano.
Sin embargo, el mayor y verdadero propósito fue reprimir el levantamiento cívico-militar iniciado el 24 de abril de 1965, que buscaba reponer en el poder el gobierno constitucional de Juan Bosch y el retorno a la Constitución de 1963 en República Dominicana, fue el propósito del cuerpo de Marines de Estados Unidos que invadió el 28 de abril de ese año el país caribeño, al cual penetraron por su capital, Santo Domingo.
Este episodio fue una demostración más de la injerencia de Estados Unidos en América Latina y el Caribe. Y entre los costos más notables estuvo la fragmentación política de este país y la dependencia de Washington, e hizo más difícil el desarrollo de instituciones políticas efectivas.
Juan Bosch fue el primer presidente electo democráticamente por más del 60% de los votos en República Dominicana, luego de los más de 30 años de la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo.
Trujillo, recordó Alberto Caamaño, fue derrocado siete meses después de haber asumido el cargo el 24 de septiembre de 1964, por Donald Reid Cabral, quien instauró un gobierno militar de facto y suspendió la Constitución que establecía, entre otras cosas, la libertad política, religiosa y de expresión, el derecho a la vivienda, así como el retorno de los disidentes políticos y exiliados durante el régimen trujillista.
Asimismo, se favorecía a los campesinos y trabajadores y se prohibía los monopolios, la apropiación de extensivas tierras y otros proyectos innovadores que provocaron que diversos sectores fueran en contra de Bosch por considerarlo comunista, posición política que era satanizada y sirvió de excusa para justificar una invasión.
Con el ascenso de Reid Cabral a la presidencia la situación económica del país se deterioró y se llegaron a acuerdos con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Por otro lado, la corrupción administrativa motivó a jóvenes oficiales, bajo la coordinación del joven oficial coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez, a asumir actividades subversivas en los cuarteles con el fin de atender el clamor popular.
La acción imperialista dejó aproximadamente 3 000 muertos. Entre los valientes que estuvieron defendiendo la dignidad de Dominicana estuvo el militar Francisco Alberto Caamaño Deñó, quien ocupó la presidencia provisional de la República Dominicana durante la Guerra de abril de 1965.
Alberto Caamaño precisó en la Mesa Redonda que al estallar la Revolución del 24 de abril, su padre encabezó el movimiento creado por el coronel Fernández Domínguez, quien se encontraba en Puerto Rico con impedimento de entrada al país; inspirado en devolver a la nación el orden constitucional violado en 1963, primero frente a los militares golpistas y luego frente a la invasión norteamericana, convirtiéndose en el líder indiscutible de la guerra de abril.
Ante la inminente invasión estadounidense con el pretexto de proteger vidas y bienes de ciudadanos estadounidenses, y la llegada de la 82 división aerotransportada de la Armada de los Estados Unidos, con 42 mil marines, Caamaño participa en una reunión en la embajada de los Estados Unidos en Santo Domingo, donde el embajador de EE.UU. le dice a Caamaño que no está en calidad de negociar, si no de rendirse, este a su vez le contesta de la siguiente manera: “Pues permítame decirle que no nos rendiremos y que lucharemos hasta el final”.
El 3 de mayo de 1965, contando Caamaño con 32 años de edad, el Congreso Nacional lo elige y designa Presidente Constitucional de la República, tomando posesión de la presidencia el día 4 de mayo, en el parque Independencia. El Coronel Fernández Domínguez regresa clandestinamente y se incorpora a la lucha, pero cayó en combate en la toma al Palacio Presidencial el 19 de mayo. Caamaño ocupó la posición de la Presidencia Constitucional hasta el 3 de septiembre de ese mismo año, cuando presentó su renuncia en un acto masivo en la Fortaleza Ozama.
Durante su Gobierno recibió cartas y comunicaciones internacionales, de felicitación y reconocimiento como Presidente de la República Dominicana y, por su actitud ante la intervención militar de Estados Unidos, donde demostró ser un hombre de valor, heroísmo, patriotismo, principios inquebrantables, y decidido a defender su Patria por encima de todo.
Años después, insatisfechos por lo que se vivía en su país, el 3 de febrero de 1973, nueve hombres desembarcaron en la Playa Caracoles al sur de Dominicana con la intención de iniciar un frente guerrillero contra el gobierno de Joaquín Balaguer, al frente del grupo estaba el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó.
A los 13 días del desembarco, el 16 de febrero, las Fuerzas Armadas anunciaron la muerte de Caamaño en combate junto a dos de sus compañeros en el paraje de Nizaíto. Testimonios posteriores afirmaron que Caamaño luego de ser capturado herido por tropas del Ejército Nacional que lo perseguían, fue fusilado, descuartizado y quemado sus restos. Mucho odio y demasiado temor inspiraron esa pérfida determinación gubernamental.
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