Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda
Fotos: Roberto Garaicoa
A propósito de la reciente firma, por más de 300 trabajadores de la Contraloría General de la República del exigente Código de Ética del organismo fiscalizador de nuestra transparencia administrativa y el debate en torno al tema abierto entre periodistas del país, se transmitió La ética sobre la Mesa, un tema de debate que se desplegó en los umbrales de los aniversarios de nacimiento de dos hombres inmensos: Antonio Maceo y Ernesto Guevara.
Yoel Cordoví, primer vicepresidente del Instituto de Historia de Cuba, argumentó que hay una tradición ética en nuestro pueblo, a partir de un pensamiento consolidado que es importante retomarlo y no reproducirlo de manera acrítica.
Sostuvo que hay determinados principios que son valederos en cualquier momento histórico, como la sabia de la pedagogía social heredada de José de la Luz y Caballero, y de Félix Varela, donde están las claves para transformar la mentalidad neocolonial. Como también debemos entender a Martí como la síntesis de lo mejor de esa tradición ética.
El Doctor Rodolfo Dávalos, profesor titular de la Universidad de La Habana, sumó que la moral y la ética tienen vasos vinculantes con el Derecho, porque la ley tiene que proteger los valores históricos y culturales de un pueblo.
A lo que Ricardo Ronquillo, subdirector del diario Juventud Rebelde, añadió que la ética atraviesa todo, y citó a Armando Hart, fundador del Movimiento 26 de Julio, quien mantiene que el punto de partida de la cultura cubana está en la ética.
“Cuando uno piensa en la ética, piensa en un principio rector de la política, y también recuerda al cacique Hatuey, quien se negó a aceptar ir al cielo para salvarse porque allí había muchos hombres malos. Y en esa expresión hay una concepción de la dignidad y de la justicia y de la ética, porque no se puede separar a la ética de lo que entendemos por justicia. Por lo tanto, momentos como este están marcando tempranamente las formas en que las concepciones éticas están estructurando nuestra historia”, enfatizó.
El experto Yoel Cordoví hizo énfasis en la historia y en la grandeza de dos hombres como Gómez y Maceo, quienes no asumieron la guerra solo para dirimir un conflicto colonial, sino que la concibieron como un escenario de liberación y para hacer justicia social. “Un hombre como Gómez, por ejemplo, que estuvo ligado a las grandes campañas militares y tuvo una hoja de servicio extraordinaria, dijo que lo que más había que hacer eran revoluciones de principios”.
El Generalísimo, destacó, tuvo un pensamiento militar con arraigo social. Por ello entendió a Martí. Y esa tradición de pensamiento siempre se mantuvo en nuestras luchas, y fue lo que generó la imbricación entre el elemento político y el social.
Para el periodista Ricardo Ronquillo, en cuestiones de ética más importante que las normas son las convicciones. “No hacemos nada con establecer normas, si en la familia y en la escuela no se van formando las convicciones. Estas dos instituciones tienen un gran peso y una gran responsabilidad en la sostenibilidad de esa ética heredada, porque las reglas resuelven los problemas morales, si están acompañadas por las convicciones y están basadas en las convicciones. Martí sabía por qué él fundaba Patria, y no tenía que haber un Código de ética para que fundara este periódico”.
En su intervención, precisó que los códigos hacen falta, porque son guías necesarias, pero si las personas tienen esas convicciones sembradas no es preciso el código, porque los principios estarán en su carácter. “Las cosas en las que usted cree, eso es lo más importante. Porque a veces las reglas hay que cambiarlas. Usted puede tener leyes injustas, pero hay personas que se elevan por encima de esas circunstancias y surgen las revoluciones. Dentro de la propia Revolución hay leyes que han resultado absurdos y el proceso de actualización ha conducido a la eliminación de un grupo de elementos”.
Ricardo Ronquillo defendió el criterio de que las leyes tienen que ser tales que se puedan cumplir, porque de lo contrario se produce un conflicto entre lo moral, lo legal y lo legítimo.
Aseguró que no comparte la concepción de que los jóvenes están equivocados, cuando se abordan los asuntos éticos. “Los jóvenes nacieron en un país en crisis económica y moral, porque la caída del socialismo generó una crisis moral, y esos jóvenes nacieron en ese país, y tienen que asimilar que han nacido en una Revolución que ha sido no lo que ha querido ser, sino lo que le han dejado ser”.
El profesor Rodolfo Dávalos sumó al análisis que la ética es muy importante y es parte de la vida. “Los padres nos enseñaron una educación y una moral para formarnos para el futuro; y el profesor debe preocuparse igualmente por eso. Hay que tener herramientas para poder desarrollarse y conocimientos del mundo que nos rodea”.
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