Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda
Fotos: Roberto Garaicoa
¿El burocratismo es una consecuencia indeseada del control, una fatalidad cubana o un mal endémico del socialismo? Fue la interrogante que movió el debate entre periodistas y académicos invitados a la Mesa Redonda de este viernes.
Para el Doctor Gilberto Valdés, se trata de una actitud y una insensibilidad a la cual no ha estado ajena ninguna de las formaciones económico-sociales. A lo que el premio nacional de Periodismo José Martí, José Alejandro Rodríguez, sumó que el burocratismo es un mal que lastra, que mina y que corroe, y que más que preocuparle lo que sucede en otras latitudes, a él le concierne su realidad y es en la que tenemos que encontrar cómo erradicarlo.
En su intervención, aludió a que a este problema hay que buscarle los orígenes. “Porque está relacionado con la manera en que el país se diseñó. El excesivo verticalismo y la centralización han impedido la horizontalización de las decisiones. Y afortunadamente eso está cambiando, porque hay que permitir que cada quien asuma sus funciones, sus decisiones y no mire para arriba para pedir permiso para todo. También la cantidad de prohibiciones que hemos vivido genera estilos verticalistas”.
En sus palabras le dio voz al comentario de un forista en Cubadebate, quien definió que el burocratismo era el arte de convertir lo fácil en lo difícil mediante lo inútil. Al tiempo que redondeó la idea con la perspectiva de que el burócrata generalmente no contacta con el ser humano y siempre está viendo las cosas desde el punto de vista de las estadísticas. “No conectan la realidad con sus propósitos”.
José Alejandro Rodríguez igualmente citó a Lenin, al Che y a Martí. “Para Lenin, el burocratismo era un peligro en la construcción del socialismo, el Che lo relacionaba con los problemas por la falta de un motor interno y el gran José Martí dijo que va mal un pueblo de gente oficinista”.
El panelista reprochó el exceso de circulares y de papeles, que nos ponen frente a un círculo vicioso en el que no se resuelven los problemas y se supedita al ciudadano a todas las mediaciones y a procesos interminables.
Yosley Carrero, periodista del Sistema Informativo de la Televisión Cubana, aseguró que el burocratismo es un fenómeno que puede pasar por cualquier plataforma, porque está asociado a la organización de la sociedad. “Se patentiza cuando una organización comienza a ser ineficiente. Y en el caso de Cuba, me gustaría aclarar que no es la burocracia un mal endémico de esta Isla, ni se puede asociar al socialismo. Pero está lastrando la gestión en múltiples esferas de nuestra sociedad y probablemente haya un término que lo defina con singularidad: el peloteo, que está asociado a la cultura beisbolera de este país y que explica la concreción del burocratismo en la vida cotidiana”.
Precisó que entre sus causas no se puede desconocer el componente objetivo relacionado con la capacidad que tengan las instituciones para estar informatizadas y hacer más fácil y ágil su gestión. “Pasa por la infraestructura, pero hay quien tiene todo esto y mantiene una actitud burocrática”.
José Alejandro Rodríguez comentó su experiencia en la sección Acuse de Recibo, de Juventud Rebelde, donde “las personas que escriben vienen ya de quemar las naves, porque la gente muchas veces va a los medios de comunicación porque nadie les ha dado respuesta, cuando lo que necesitan es respeto y atención”.
Suscribió que a veces estos métodos burocráticos perviven porque las normativas están escritas de una forma enrevesada. “Y aunque en Artemisa y Mayabeque se simplificaron las estructuras, eso no satisface todos los problemas si no hay en la mente de las personas que atienden a la población otra forma de actuar.
“No puede ser que los directivos o funcionarios tengan solo un día para atender a la población, o lo hagan en el pasillo, o apurados porque tienen que rendir cuentas hacia arriba y aquí lo que hay que hacer es rendir cuentas hacia abajo. El ciudadano es el soberano y hay que profundizar en la democracia socialista, porque solo así nos vamos quitando los estigmas del burocratismo. Hay que rendirle cuentas al ciudadano. Hay que medir la eficacia de un funcionario no solo por su confiabilidad, sino por su capacidad para generar dinámicas hacia los ciudadanos.
“Nuestra democracia socialista tiene que crear desde abajo los aparatos de control, el sindicato tiene que ser poderoso y hay que contar con él. Y las cosas hay que resolverlas con la clase de cubanos que tenemos, porque lo más peligroso es que las personas sean víctimas de la desidia y de la falta de atención”.
En esta línea de pensamiento, Yosley Carrero destacó que hay que potenciar el papel de los funcionarios como servidores públicos. El final y el principio de su actuación es que las personas vivan mejor su vida. “Hay que respetar, además, el tiempo ajeno, porque es incalculable lo que pueda hacerle a la productividad del país que la mayoría de los trámites se hacen en horarios laborables”.
El Doctor Gilberto Valdés anotó que no se puede generar expectativas con el fin del burocratismo, porque se trata de un proceso histórico. “Lenin tenía la agonía de cómo enfrentar eso y nosotros heredamos lo desproporcionado y lo deformado, porque la burocracia viene de la colonia, es un proceso cultural. Aunque hay antídotos, como que con el proceso de actualización hay que superar ciertas dicotomías, porque hacemos énfasis en lo económico, pero la economía se define en lo social. Se debe hacer énfasis en el perfeccionamiento de la empresa estatal y en el sector no estatal, el sector privado y al cooperativo”.
En su opinión, hoy la burocracia pudiera estar ofreciendo resistencia a los cambios, “porque se trata de actitudes vivenciales de más de 50 años, pero el peligro está en que se convierta en un cuerpo autónomo, por encima de la clase dirigente de la sociedad. El desafío es actualizar y desformalizar las prácticas y los discursos y perfeccionar el poder popular con una efectiva labor de gobierno. También el ciudadano debe ser promotor de iniciativas públicas”.
El Doctor Manuel Calviño, vía telefónica, ahondó en hay que reconocer que la mentalidad no es una abstracción, sino el producto de una sociedad. “En un modelo institucional verticalista, la burocracia encuentra alimento y alas para desarrollarse, y en un modelo institucional que prescribe el control como ejercicio fundamental, la burocracia se multiplica. Y aunque se han producido muchos cambios, en las prácticas cotidianas casi todo se puede, pero casi nada es posible. Hay un tema del modelo institucional que tenemos que inevitablemente corregir, pero conociendo que vamos a encontrar la resistencia de los que se sienten cómodos”.
La burocracia, subrayó, sobrevalora el poder de la norma y lo lleva al absurdo, y sobrevalora la norma, más allá de la realidad. “Tendríamos que preguntarnos quién es burócrata y decirnos por qué nuestra sociedad sigue generando burocracia. Los modelos institucionales y las formas de estructurar la sociedad son las que tienen que cambiar para avanzar en la dirección que estamos intentando hacer. Tenemos que aceptar el error, la autonomía, los riesgos de la prueba, para de verdad poder avanzar.
“En los cursos que he impartido me encuentro con personas que me dicen sí es verdad y reconocen el error, pero al otro día están funcionando del mismo modo sin darse cuenta, y cuando le preguntas te dicen que no pueden hacer otra cosa, porque es lo que le están exigiendo. Ese tipo de cosas hay que modificarlas, pero no será sin asumir la responsabilidad de cada una de las personas”.
El Doctor Gilberto Valdés comentó que la Revolución de 1959 fue antiburocrática. “Superamos la separación entre las masas y las instituciones. Estuvimos con un gobierno provisional, para evitar deformaciones. En 1963, el Che escribió el texto en contra del burocratismo, por la falta del motor interno, la falta de organización y la carencia de conocimientos técnicos. También tenemos el desafío del control social popular de todas las instituciones, y ese es un proceso que hay que transformar. Hay que asumir todas las experiencias. Hay una tradición que hay que resignificarla en las nuevas condiciones”.
José Alejandro Rodríguez sostuvo que hay que lograr identificar las tendencias de los que ponen trabas para que se quiten del camino. “El burócrata es insensible, autoritario, es ignorante, es extremista y dogmático. Ese fenómeno lo hemos vivido muchas veces. Necesitamos levantar la participación de este pueblo que es esencialmente revolucionario. Hay que extirpar esto que se convierte en un factor de retranca, de resistencia”.
Para el intelectual Jesús David Curbelo, la enfermedad que genera el burocratismo se ha sufrido históricamente en esta Isla. “Ahí está el libro Mi tío el empleado, dando fe de cómo la burocracia puede enajenar al individuo. También vivimos la burocracia norteamericana que es muy rígida, luego la burocracia soviética, y además le hemos hecho nuestros aportes tropicales. La burocracia es que las personas se sientan desatendidas y poco importantes para los funcionarios públicos, y eso es lo que hay que resolver”.
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