La recreación: ese eterno desafío (+Fotos y Video)

Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda

Fotos: Roberto Garaicoa

El eterno desafío de llenar creadoramente el tiempo libre durante el demandante período de vacaciones, fue el tema que se puso este viernes Sobre la mesa, en la que periodistas y especialistas coincidieron en que el esparcimiento es una necesidad humana.

Para la subdirectora del periódico Juventud Rebelde, Yailin Orta Rivera, la recreación debe ser apreciada como la oportunidad para cultivar valores espirituales, como elemento inherente a la cultura de las personas, y como tema que atraviesa nuestra cotidianidad, en el cual se sostiene el sentido de bienestar y la realización de quienes la vivan.

Ahondó en que no se puede asumir como una nómina rígida de opciones dispuestas para el divertimento y la relajación, porque en un mismo espacio pueden coexistir tantos modelos de recreación como seres capaces de hilvanar ideas en torno a su disfrute personal existan.

En su opinión, estas propuestas socialmente establecidas hay que considerarlas un acto de elección, en el cual uno decide cómo concretarla a partir de sus competencias y sus experiencias de vida.

La psicóloga y profesora de la Universidad de La Habana Roxanne Castellanos precisó que la recreación tiene varios componentes esenciales, y uno es la diversión, otro el relajamiento y por último, y quizá sea  este un elemento a veces menos considerado, su capacidad desarrolladora.

El director del Caimán Barbudo, Fidel Díaz Castro, comentó que uno observa que hay cosas, en materia de recreación, que no están bien pensadas, en tanto otras buenas propuestas no se conocen. “La Bienal, dijo, es un ejemplo de las propuestas más singulares, atractivas y enriquecedoras”.

Igualmente refirió el contraste de accesos a diversos espacios: “Yo no consigo entradas para un Festival de Ballet, porque es mucha la demanda. Sin embargo, hay otros lugares como el Pabellón Cuba, que es modélico, donde las ofertas culturales parecen más al alcance”.

Fidel Díaz, quien tiene una peña todos los martes y se repleta de gente, hizo énfasis en que los trovadores por lo general no están en los grandes circuitos, es como una música más íntima, aunque el espectro es muy amplio.

En su intervención cuestionó que también se observa que hay quien no pasa por los grandes circuitos de promoción. Al tiempo que alabó un evento como el Longina, en Santa Clara, que cuenta con un público joven muy fiel, que hace que los trovadores regresen cada año allí.

Tras un material audiovisual en el que se sondeó a varios pobladores sobre las preocupaciones que tenían en materia de recreación y la lectura de varios correos de seguidores de este espacio radiotelevisivo, Yailin Orta aseguró que lo señalado por la audiencia no distaba mucho del paisaje que dibujó la última Encuesta Nacional de Consumo Cultural que desplegó el Centro de Estudios Juan Marinello. “Este estudio arrojó que entre las razones para explicar su poca participación en la programación cultural, los encuestados arguyeron: problemas con el transporte, precios altos, falta de tiempo o no tener con quién ir, escasas opciones e instalaciones, falta de variedad y calidad de las propuestas,  y escasa propaganda e información”.

Fidel Díaz sostuvo que hay personas a quienes les gustaría conocer Cuba, meterse en los montes… “Las rutas y andares ha sido un proyecto que ha demostrado su importancia, como hay iniciativas como la de un hombre muy especial, funcionario del PCC de La Habana, que se llama Sandelis, quien desde hace 15 años ha planificado recorridos que vinculan la historia con los paisajes naturales del país. Y así ha logrado movilizar a los jóvenes con mochilas y han desandado el país, ahora mismo están en Baracoa, y son los propios participantes quienes asumen los gastos de sus aventuras”.

Este proyecto, detalló, tiene una peña y una página web que se llama El arroyo de la sierra.

Yailin Orta se detuvo en que además de reverenciar estos ejemplos y otros como los conciertos de Silvio Rodríguez en los barrios de Cuba, o la labor humanista y transformadora de Kcho en Romerillo, había voces denunciando niveles de insatisfacción con otras opciones, lo cual se emparentaba con la necesidad de tener un diseño coherente en materia recreativa.

“El Consejo Popular, dijo, es clave, aunque no se debe desconocer que está preñado de complejidades que pasan por desafíos sociales, culturales y hasta económicos. Pero hay que lograr una mirada integradora que aúne la voluntad de todas las instituciones y organismos en un engranaje eficaz, para dar cauce a la impronta y el deseo popular”.

La profesora Roxanne Castellanos puntualizó que no estamos explotando el potencial en las comunidades. “Uno siente que antes las organizaciones lideraban más estos procesos. Y se ve a nuestros propios profesionales del deporte desplegando actividades en Venezuela, que antes se hacían acá y que sin embargo han perdido fuerza”.

En esta cuerda de pensamiento, Fidel Díaz insistió en que el CDR tiene que desempeñar un papel más activo en esta materia. A lo que Yailin Orta sumó que todo pasa por entender también que la recreación no es un asunto de verano, sino de desvelo permanente, o que disfrutar el tiempo libre es un asunto de definición amplísima que atraviesa las preferencias de diversas generaciones.

Roxanne Castellanos destacó que también hay pocas opciones de parques y que a veces se siente que hay precios que ponen los cuentapropistas que merecieran mayor regulación. “Como si no hay promoción no hay cultura de qué hacer con el tiempo libre, que no puede reducirse al consumo de ron o a la playa… esta sería una mirada restringida a asunto tan serio”.

Entre los buenos ejemplos que se mencionaron en la Mesa, estuvieron las noches santiagueras y holguineras, las que resaltaban por su variedad de propuestas, por su calidad y por el seguimiento de las máximas autoridades del territorio de lo que allí aconteciera.

A partir del criterio de que las propuestas de la televisión tampoco estaban siendo muy atractivas, Yailin Orta Rivera alertó de que existían prácticas culturales emergentes asociadas a las nuevas tecnologías, y que se estaban visualizando con fuerza, en el llamado paquete, materiales audiovisuales que desde el punto de vista estético como ideológico estaban asociados a la banalidad y a un concepto de entretenimiento vinculado a la enajenación y a la degradación de las personas, ante lo que tenía que existir una conciencia crítica.