Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda
Fotos: Roberto Garaicoa
Habla con una voz dulce y serena mientras nos descorre con suma delicadeza las cortinas de su existencia, porque pareciera que rehúye a hablar de sí misma. Le cuesta. Está hecha de esa humildad de las grandes. Por eso prefiere hablar del contexto de su formación como revolucionaria; de Vilma, su amiga y compañera de labor entrañable; y de la educación en Cuba, un amor que la desborda.
Asela de los Santos es uno de los nombres de mujer de la historia del último medio siglo de la Revolución, y por ello está este viernes En persona, en la Mesa Redonda, llevándonos a aquellos años en que se fundó la Universidad de Oriente, uno de los hechos culturales, que en su criterio, más pesaron en la toma de conciencia sobre las realidad que los circundaba cuando comenzó a formarse su vocación revolucionaria.
“La Universidad de Oriente promovió la cultura, la ciencia…., y los que estudiaban se mantenían en sus provincias”. Además, ese centro nucleó a lo mejor del pensamiento progresista de Santiago de Cuba y de los intelectuales.
Allí conoció a Vilma. “Una joven delicada que destacaba en todo. Lo mismo en el deporte que en la cultura. Y que escogía a sus amigos por sus ideas, y no por la fortuna que quizá los igualaba”.
Sostuvo que a pesar de que provenía de una clase social con bastantes recursos, porque el padre de Vilma era un hombre rico, siempre estimularon en ella que fuera independiente y sin egoísmos.
También a esa casa de altos estudios llegó Frank País, pero, asegura Asela, cuando él comenzó a formarse en Pedagogía ya era un líder de ideas. “El no tenía interés en ejercer la profesión, él sabía que su destino era otro, pero la Universidad era un lugar muy favorable para captar personas. Los compañeros que fuimos instruidos por Frank tuvimos un antes y un después al conocerlo”.
En la Universidad, en su opinión, había algo significativo: todos los alumnos de las diversas facultades eran amigos. “Éramos poquitos y nos hermanamos. Cuando se produjo el 10 de marzo se rechazó ese acto. Cuando ocurrió el 26 de Julio ya éramos amigos todos. Por eso, aunque Vilma estudiara Ingeniería nos llevábamos”.
Antes de graduarse en Pedagogía en 1954, Asela colabora junto a un grupo de revolucionarios en la búsqueda de todas las formas posibles para ayudar a los sobrevivientes del Asalto al Cuartel Moncada.
Igualmente participa en el levantamiento del 30 de noviembre en Santiago de Cuba. A partir de entonces se desarrolla un importante período organizativo en el que bajo la dirección de Frank y Vilma se le asignan diversas tareas que cumple responsablemente.
Hay un momento crucial, ahondó, cuando se pierde a Frank País. “Cuando lo asesinaron el 30 de julio 1957 se produjo una gran conmoción, y Santiago de Cuba mostró la fuerza que estaba alcanzando la Revolución en la manifestación de rechazo a ese vil suceso”.
También, reconoció, “La Historia me absolverá tuvo un gran impacto en nosotros, porque era una denuncia y un programa de lo que pasaría si se diera una Revolución. La juventud encontró una guía en el programa elaborado por Fidel”.
Durante todo el período insurreccional cumplió diferentes responsabilidades, entre ellas el traslado, junto con Vilma, desde Santiago de Cuba a Manzanillo de los compañeros que formaron el primer contingente de hombres y de armas que se incorporó a las guerrillas comandadas por Fidel en la Sierra Maestra. De manera permanente trabaja en todo lo relacionado con el avituallamiento de armas, uniformes, medicinas, etc, para el Primer Frente Oriental.
En el año 1958 realizó, junto a un grupo de compañeras, una serie de viajes entre Miami y Cuba para traer armas bajo las faldas, las cuales introducían por los aeropuertos de La Habana, Varadero y Camagüey.
También en 1958, pero en agosto, se incorpora al Ejército Rebelde en el II Frente Oriental Frank País dirigido por el Comandante Raúl Castro Ruz. Allí se le asigna la responsabilidad de dirigir el Departamento de Educación; y se formaron grupos para la alfabetización de combatientes en los diferentes campamentos, hasta el triunfo de la Revolución en que asume la responsabilidad de Superintendente Provincial de Educación en Oriente.
En 1960 participa junto a Vilma en la creación de la Federación de Mujeres Cubanas, integrando su Buró Nacional, primero como Organizadora y después como Secretaria General, responsabilidad que ocupó hasta el año 1966 en que pasa al MINFAR como Jefa de la Dirección de Enseñanza y Escuelas Militares Camilo Cienfuegos del Estado Mayor General. Es ascendida al grado de Capitán.
En 1970 fue designada Directora General de Formación de Personal Docente del Ministerio de Educación, siendo promovida a diferentes responsabilidades, incluyendo la de Ministra.
Sobre esa hermosa labor comenta que “la Educación fue una Revolución dentro de la Revolución. Todo lo que hacíamos era en función del mejoramiento del sistema de enseñanza y para tener una formación de mayor calidad”.
En los minutos finales del programa, vísperas del 55 aniversario de la FMC, la secretaria general de la organización, Teresa Amarelle, entregó un especial reconocimiento a la destacada combatiente, y le agradeció su compañía incondicional y su ejemplo para las mujeres cubanas.
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