Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda
Fotos: Roberto Garaicoa
Palabras mágicas. Así no pocos calificamos a los términos gracias, por favor y disculpe, por ser síntesis de la cortesía y de un adecuado comportamiento; y una suerte de abracadabras que nos abre las puertas de las relaciones sociales basadas en el respeto, la cívica y la cordialidad. Palabras mágicas sí, porque tienen además la fantástica capacidad de presentar nuestros modales y los de una sociedad, que son el resultado de la sumatoria de nuestras cotidianas expresiones.
Por su importancia en la garantía de una convivencia armoniosa y motivada por ciertas ausencias en la actuación colectiva, la Mesa Redonda se detuvo en esos detalles de la conducta humana que hablan de los niveles de educación de nuestra ciudadanía.
Para la periodista Susana Gomes, del periódico Juventud Rebelde, la carencia de buenos modales no es un asunto generacional, como tampoco es positivo justificar alguna postura inadecuada.
En su opinión, se impone igualmente que creemos condiciones en el contexto en el que nos desarrollamos para no replicar conductas incorrectas. Para desgranar su idea, puso por ejemplo el hecho de que botemos recipientes como una lata en cualquier lugar porque no existe en nuestro alrededor un cesto para ello.
La responsabilidad y la culpa no puede ser siempre del otro, por ello la Doctora Sivia Castillo insistió en el rol fundamental que tiene la familia y en el peso tremendo de nuestra tradición pedagógica. Por ello el vínculo familia-escuela tiene que ser un binomio imprescindible que hay que articular a partir de una dinámica coherente y positiva.
“Nos estamos replanteando la corresponsabilidad, porque no es menos cierto que en algún momento la escuela se sobrecargó con el deber de la educación. Hoy hemos revitalizado las escuelas familiares, para que en ese consejo de escuela y de círculo infantil se aborden temas más profundos que darle las notas de los hijos a los padres, o darle alguna queja del niño”, argumentó.
La Doctora Nancy Chacón suscribió esta mirada, al tiempo que alertó que hay un contexto en el que estamos viviendo en el que no se pueden desvirtuar los modales, y ante lo que todos tenemos una responsabilidad. “Creo que hay un proceso de toma de conciencia del papel del profesor en la vida social, porque el maestro no solo lo es cuando está en el aula, sino todas las horas del día”.
Ante la preocupación por algunas inconsecuentes posturas de determinados profesores jóvenes, explicó que se ha previsto fortalecer la proyección ética en el proceso de formación de los pedagogos, lo cual tiene una salida metodológica en los currículos de estas carreras.
“Además, existe un proceso de evaluación del personal docente en el que se incluye este seguimiento. Como sabemos, todos los que hoy están en nuestras aulas no son graduados como pedagogos, pero tienen un nivel de instrucción suficiente para exigirles por esto”, dijo.
La Doctora Chacón también fue enfática al comentar que se corre el riesgo de a partir de un caso generalizar. No obstante, la escuela tiene cómo canalizar el problema y aplicar un sistema disuasivo para evitar que se expandan los malos modales. “Ese es un centro formador, y el trabajo siempre debe estar en función de ello”.
Su colega Silvia Castillo comentó que el Ministerio de Educación ha buscado formas novedosas que promuevan la participación en la construcción del pensamiento pedagógico para contrarrestar los malos modales. “Tenemos un manual de Normas de educación formal, que permite la asimilación de formas de comportamiento, lo que hay que darlos de forma creativa y motivadora”.
La Doctora Keyla Estévez sostuvo que estrategias hay muchas para revertir los malos modales, partiendo del reglamento escolar, que regula las formas de comportamiento. “Sin embargo, debemos darle más participación a la población para que forme parte de esa construcción”.
Y en esta proyección, dijo, no podemos ser dogmáticos, hay que aprovechar el conocimiento acumulado. Al tiempo que remarcó que las crisis son buenas siempre y cuando se reconozcan los problemas y se actúe con consciencia para revertirlos.
La joven periodista Susana Gomes precisó que en esta fórmula no pueden faltar la familia y la sociedad, porque las consecuencias de la ausencia de los buenos modales es la violentación de lo establecido.
En los minutos finales la Doctora Nancy Chacón aseguró que los materiales para trabajar están y hay una experiencia favorable con las Cátedras de ética que debemos aprovechar con más vitalidad y fuerza.
El poeta Waldo Leyva, en su mirada sobre el asunto, refirió que hemos retrocedido en el diálogo con las personas, y que los buenos modales no pertenecen a una época ni a una clase social.
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