Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda
Fotos: Roberto Garaicoa
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) nació al calor del primer período de sesiones de la Conferencia de la Organización en 1945, desarrollada en Canadá. Y desde entonces, Cuba ha sido no solo un fundador, sino además, activo colaborador y un ente receptivo.
En 1968, se abrió una oficina para atender los asuntos de la FAO en la Isla y el 28 de febrero de 1978, fue establecida oficialmente la Representación en el país. “El trabajo de colaboración ha contribuido a la resolución de problemas inmediatos, así como a definir y perfilar muchas de las necesidades de asistencia, que serían canalizadas posteriormente a través de proyectos conjuntos con el PNUD y a través de Proyectos de Cooperación Técnica (PCT) de la FAO.
Quien lo sostiene es el Doctor Theodor Friedrich, para quien “la FAO es una organización de asistencia técnica y de colaboración, y se ha orientado en diferentes áreas de trabajo, dando pautas y directrices para atender los temas de sostenibilidad y desarrollo agrícola”.
En su intervención en la Mesa Redonda de este jueves, argumentó que La FAO ha apoyado al gobierno cubano en la recuperación de la agricultura y la pesca en situaciones de emergencia causadas por el paso de huracanes y otros eventos climáticos, y mucho de ello ha sido posible por la estabilidad del gobierno, que ha posibilitado el seguimiento de las acciones.
Para la FAO, dijo, Cuba siempre ha tenido un puesto especial, una atención especial, casi un amor especial. Mi decisión de venir aquí como representante fue una opción y un deseo claros: yo quería venir a atender este país.
La evaluación de la cooperación indica, además, que Cuba ha recibido y prestado importantes experiencias y conocimientos, en colaboración con la FAO, en estas décadas de trabajo conjunto. Como “receptor”, vale la pena destacar el apoyo solicitado para el desarrollo de sus instituciones, para el establecimiento de políticas sectoriales y para el apoyo a acciones específicas de importancia para el país, lo que muestra que el éxito de la cooperación es el resultado de las demandas del Gobierno y de la probidad en la ejecución de los proyectos y acciones. Como “prestador”, la contribución de especialistas cubanos a otros proyectos de la FAO es reconocida especialmente, pero no solo a través de la Cooperación Sur-Sur.
“Este país siempre ha sido muy activo y ha implementado instrumentos como la distribución de productos normados, los programas de alimentación escolar, los huertos en las escuelas para llevar juntos educación y producción, las casas de la tercera edad y la atención a sectores vulnerables, a pesar de ser un país de pocos recursos, tiene gran voluntad política. En ese sentido, es un aliado muy valioso. También cumplió las metas más importantes contra el hambre”, aseveró.
Sobre la dinámica de la organización, ahondó en que “hemos abarcado prácticamente todo el sector en el mandato de la FAO: pesca, manejo de recursos marinos, programa forestal, producción agrícola y ganadera, manejo de plagas, la nutrición, cadenas de valor… “Actualmente, estamos enfocados en el programa de país, con las prioridades de aumentar la producción de alimentos y de semillas de una forma sostenible, así como garantizar la seguridad de los alimentos de modo sano en toda la cadena y atender el cambio climático. Con mira hacia esto tenemos ahora dos grandes proyectos: uno en la intensificación sostenible de la producción de granos, y el otro, en la cadena de leche y carne; dos sectores que aprietan mucho (la agricultura) en Cuba”.
Entre los desafíos que tiene el país, mencionó convertir la forma en que hacemos agricultura, introduciendo métodos menos duros y más aprovechables y sostenibles. Ante la poca población agrícola, también tenemos que enfocarnos en la mecanización, desde la agricultura de conservación, en la atención a tecnologías que faciliten las labores agropecuarias y diversificar las producciones, pues los desiertos de monocultivos son una forma de agricultura que no resulta atractiva para la gente, ni para una producción sostenible de alimentos.
Ante el restablecimiento de relaciones diplomáticas Cuba-Estados Unidos; y el mantenimiento del bloqueo, consideró que el bloqueo es un elemento obsoleto y el mismo presidente Obama lo ha dicho. Ni ellos mismos consideran que sea ya un instrumento válido. Esperamos que se levante porque efectivamente tiene su repercusión en la agricultura y en la seguridad alimentaria del pueblo. Cuba no produce la mayor parte de sus alimentos por una serie de razones, entre ellas el acceso a la información técnica, a tecnologías y a vías de comunicación, el intercambio que se dificulta con el bloqueo, y aumenta además el costo de muchos alimentos, como el arroz.
“Un intercambio libre entre el sector agrícola estadounidense y el de Cuba no solamente posibilitaría la importación de alimentos, sino también la producción agrícola aquí con la llegada de insumos, maquinaria, fertilizantes, productos químicos”.
La FAO está comprometida con sus miembros a: reducir la inseguridad alimentaria y la pobreza rural; garantizar un marco normativo y reglamentario favorable para la alimentación y la agricultura, la pesca y la actividad forestal; garantizar incrementos sostenibles del suministro y disponibilidad de alimentos; conservar y fortalecer la base de recursos naturales; y generar conocimientos sobre la alimentación y la agricultura.
El Gobierno de Cuba y la FAO acordaron la elaboración del Marco de Prioridades de País (MPP) 2013 – 2018, en el que se identifican las principales prioridades nacionales para recibir Asistencia de la FAO y los resultados que Cuba desea obtener, en correspondencia con el mandato y objetivos estratégicos de la Organización y en alineamiento con el proceso de formulación del Marco de Asistencia de Naciones Unidas para el Desarrollo Cuba 2014 – 2018.
La formulación del MPP, que establece las líneas prioritarias de cooperación entre Cuba y la FAO para los próximos cinco años (2013-2018), coincide paralelamente con el proceso de actualización del modelo económico cubano. Conforme con esta finalidad programática, los ministerios vinculados a los sectores agropecuario, forestal, pesquero y alimentario, de conjunto con la FAO y el Ministerio de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, establecieron como prioridades la producción sostenible de alimentos, semillas y alimento animal; la adaptación al cambio climático y manejo sostenible de recursos naturales; la sanidad, calidad e inocuidad de los alimentos (seguridad, inocuidad y calidad); y la cooperación Sur-Sur.
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