La más joven (+ Fotos y Video)

Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda

Fotos: Roberto Garaycoa

La guantanamera Idaliena Díaz Casamayor es la delegada más joven al venidero VII Congreso del Partido, que descorrerá las cortinas de sus sesiones de debate a nivel nacional este 16 de abril, luego de un anchuroso e intenso proceso que se ha edificado desde la base.

Será uno de los 55 rostros, entre los menores de 35 años, que llegarán a la cita bajo la égida simbólica que significa estar en los días de Girón pero en otras «arenas» no menos trascendentes, en las que se delineará el futuro de la nación.

Los participantes en el evento más importante del país promedian los 48 años, y son 369 los que no superan los 45 calendarios.

Esta joven, que pone su calidez y sus saberes profesionales como instructora de arte en una escuelita especial de su ciudad natal, piensa poner su voz, con fuerza, en los análisis y reflexiones que tienen alcances de mediano y largo aliento.

Idaliena, quien destaca por su constancia e iniciativas en su centro de labor, ha ayudado a mover los cimientos de un trabajo cultural sostenido y sobresaliente. Y como es de las que prefiere hacer, más que de hablar de sí misma, consideró en la Mesa Redonda de este viernes que lo que mayor peso tendrá es que interpretemos en la práctica cotidiana lo que se acuerde en este escenario.

En el sentir de la joven de 27 años también está establecer sinergias entre delegados e invitados, quienes representan a los más diversos sectores y niveles de responsabilidad de nuestra sociedad.

La hoy licenciada en Comunicación Social, elegida con apenas 21 años de edad como su delegada de circunscripción y, tres años después, presidenta de un Consejo Popular con más de 33 000 habitantes, piensa aprovechar al máximo lo nacido en el VII Congreso, donde estará Cuba concentrada y se establecerán las claves para la acción.

La misma muchacha, hija de una ama de casa y de un electricista, y una de las diputadas más jóvenes del Parlamento cubano, calificó de extraordinario que en este cónclave se examinen con detenimiento los documentos en los que se plantean, entre otros temas, la conceptualización del modelo económico y social cubano; las bases del proyecto del Plan nacional de desarrollo económico y social hasta 2030: propuesta de visión de la nación, ejes y sectores estratégicos; la evaluación de la implementación de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución y su actualización para el próximo quinquenio, así como la valoración de la materialización de los Objetivos de trabajo del Partido a partir de su Primera Conferencia.

Defendió, además, el entendido de que estos materiales están íntimamente imbricados y que son los portadores del contenido para las transformaciones que demanda el escenario de convivencia para alcanzar resultados superiores.

Se sintió igualmente complacida con la manera en que se ha estructurado el evento, que ha tenido en cuenta las opiniones surgidas previamente en las asambleas de balance del Partido desplegadas de septiembre a diciembre de 2015; la labor durante años, anónima y paciente, de diversas comisiones, que a su vez contaron con el asesoramiento de relevantes académicos; y la discusión previa de los documentos en los Plenos del Comité Central celebrada en diciembre de 2015 y enero de este año.

En la que calificó como una de sus experiencias más hermosas, cree que ha encontrado una plataforma de trabajo con alcances políticos e ideológicos y un espacio para el crecimiento individual y colectivo.

Para la más joven que ocupará un asiento en el cónclave, este es un Congreso histórico, porque diseña el futuro y la continuidad de la Revolución.

Impresionada por estar entre quienes palpitarán al ritmo de estas sesiones de pensamiento, esta muchacha de alma inquieta comentó que “es una suerte tener la oportunidad de participar en un debate junto a la dirección histórica de la Revolución, una circunstancia que tal vez sea única para mí”.

Aludió a que sin dudas el VII Congreso trazará acciones “cuya materialización nos corresponderá, por ley de la vida, a los jóvenes. Nos toca demostrar que nuestro sistema es viable y para eso tenemos que concretar las transformaciones que permitan prosperidad y sostenibilidad en el orden económico, de manera que el desarrollo acompañe con creces el prestigio y la moral que tiene la Revolución por sus conquistas sociales.

“Para mí es una responsabilidad mayúscula. Pero también se trata de un debate y toma de decisiones con la presencia de la generación a la que pertenezco, o sea, un sector de la sociedad cubana marcado por las carencias del período especial, blanco y prioridad del enemigo en las campañas para desacreditar a la Revolución”, subrayó en declaraciones ofrecidas a Juventud Rebelde.

Entre lo que la inquieta, enumeró que en el país se logre garantizar, definitivamente, la alimentación de la población, en respuesta a todo lo que se ha invertido no solo materialmente, sino en la formación de ingenieros y técnicos. En su criterio, eso, y los logros de la ciencia en ese sector, se tienen que ver ya en resultados productivos concretos, porque de lo contrario nunca van a ser creíbles las proyecciones.

También defendió la idea de que se ha avanzado mucho. “Yo diría que tenemos la dicha de tener aún una dirección histórica, pero es importante perfeccionar la política de cuadros de manera que las nuevas generaciones transiten por diferentes responsabilidades. No se trata de una representatividad ni de un relevo de generaciones, sino de que la juventud, preparada y consciente, dé continuidad al proyecto social que nos ha dignificado durante este medio siglo”.