Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda
Foto: Roberto Garaycoa
Del 2 al 4 de junio, La Habana vuelve a ser el epicentro de un acontecimiento regional que apuesta por mantener la integración y la cooperación para beneficio de los pueblos. La 7ma. Cumbre de la Asociación de Estados del Caribe (AEC) será el escenario para la proyección de esas rutas convergentes.
La Doctora Ana Teresa Badía se detuvo este miércoles en la Mesa Redonda en los antecedentes de este mecanismo de unificación de intereses. “Surgió en julio de 1994, pero en 2013, Haití hizo un llamado especial para revitalizar la Asociación, lo que encontró respuesta en 2014, cuando México acogió la edición 6ta. de la Cumbre, donde se visibilizó la necesidad de dedicar más esfuerzos comunes de cooperación”.
Sobre los 25 países miembros y asociados, precisó que todos se encuentran en vías de desarrollo. “Y si se analiza el contexto en el que surgió y el comportamiento posterior, el hecho de que haya nacido entre ellos les concede un valor inicial a la Cumbre de la AEC, porque son territorios que desde sus asimetrías y diferencias ideológicas, entendieron que debían tomar posturas de colaboración en temas como el turismo, el comercio, la protección de recursos necesarios, el enfrentamiento a los desastres”.
El subdirector de la Agencia Cubana de Noticias, Jorge Legañoa, acentuó que el Caribe es una puerta hacia ambos lados, y hacia los mercados. “Hay que pensar en las esencias: se habla francés, inglés, español, dialectos… pero todos esos pueblos cuando llegan a la Fiesta del Fuego, que es la semana próxima, hablan el mismo idioma de los bailes y los cantos, porque la cultura los une”.
Analizó que el valor de la unidad de esta región tiene sus raíces históricas en el pensamiento de un hombre como Bolívar, quien en la Carta de Jamaica habla tempranamente de ello. “América Latina sin el Caribe no podría estar integrada, y ello se refleja en la propia composición de la Celac, que cuenta con 25 que son integrantes de la Asociación de Estados del Caribe”.
Aseguró que de qué manera lograr la integración es un desafío de cara a la Cumbre. “Se trata no de competir, sino de complementarse, de potenciar el multidestino en el turismo y de aprovechar las oportunidades para una oferta más integral. También el reto del cambio climático tendrá que estar en la agenda, porque son más las cosas que los unen que las que los separan.”
El analista reconoció igualmente el papel de Fidel y de Chávez en esta intención de unificar al Caribe. “Fidel sembró la semilla en los 70, y el parteaguas fue cuando varias de estas naciones le dieron la espalda a la OEA y rompieron el cerco que le habían impuesto a Cuba. Después cuántos estudiantes se formaron y cuántos ingenieros fueron a esos países. Chávez siguió ese pensamiento y el de Bolívar y creó Petrocaribe, con el que no conquistó un mercado, sino que trabajó sobre la base de la reciprocidad”.
El experto José Ángel García se detuvo en las características de esta parte del mapamundi: “Es una región donde se dan la mano la unidad y la diversidad, que se refleja en mercados muy pequeños en el Caribe insular, y economías pequeñas y más grandes ubicadas en México, Colombia y Venezuela. El comportamiento económico difiere, pero si ves las subregiones, lo que más está caracterizando al Caribe insular es que en 2015 la economía de las pequeñas islas caribeñas logró un 1 por ciento de crecimiento, superior al 0,7 que expresaron en 2014”.
En ellos, dijo, tiene manifestaciones similares la crisis económica, los problemas sanitarios, ante los cuales no tienen capacidad de financiamiento suficiente y necesitan la cooperación y la integración del resto de las economías. “En Cuba hay una fuerza capacitada que puede tributar al Caribe, mientras otros países del área tienen capacidad de financiamiento. En general el comportamiento de esta zona ahora está determinado por dos factores: la caída del petróleo, que abarata la factura importadora de algunos y complica la situación de los exportadores, como Venezuela y México, a los cuales se les deterioran las cuentas internas”.
El otro elemento que caracteriza al Caribe insular, según el estudioso, es la dinámica del turismo, que constituye un sector económico que en términos generales es un cuarto del PIB de sus economías. Los datos más recientes, de 2015, confirman que 27, 8 millones de turistas visitaron esta región, lo que expresó un crecimiento de un 7 por ciento respecto a 2014.
Precisó que una de las aspiraciones de la AEC es el turismo del multidestino. “Algo se avanzó en el último decenio, pero ese aprovechamiento histórico y geográfico no se ha podido desarrollar suficientemente por problemas de interconexión. No se han estructurado navieras regionales que conecten a estas geografías. Hay cruceros, pero juegan a la lógica de acumulación de Estados Unidos o de Europa”.
Entre lo ilógico, mencionó que estamos muy cerca de Jamaica y sin embargo tenemos que tomar otras líneas para llegar a este país. “Y tratándose de islas, no hay manera de llegar que no sea por mar o por aire, y si no disponemos de compañías con intereses caribeños: en lo económico y cultural, esta aspiración del multidestino, que es muy válida, quedará solo como aspiración. Tengo fe en que se refuerce el componente de la transportación y el turismo y se le dé un impulso serio a esa conectividad, porque en este sector se evidencia un crecimiento muy dinámico a nivel mundial”.
Sobre el cambio climático, puntualizó que es el principal desafío que comparten los miembros de la AEC, por los niveles altos de vulnerabilidad que tienen para mitigar y adaptarse a este problema. “Según las mediciones nacionales del Panel intergubernamental de cambio climático y las evidencias empíricas, se da en esta zona el aumento de la temperatura, el desorden de los regímenes de lluvia, la subida del nivel del mar y los huracanes más intensos, cuatro aspectos que golpean a todos los países ubicados en la cuenca del Caribe. Y hay dos fenómenos que nadie se cuestiona: el aumento de la temperatura en cerca de un grado en los últimos 60 años y la subida del nivel del mar, lo que impacta sobre los asentamientos costeros, los rendimientos agropecuarios, la infraestructura. Entre 2014 y 2016 se ha perdido el 45 por ciento de la producción de frijol, maíz… en estos territorios. Y en el caso del Caribe insular la exposición a un huracán es muy grave”.
José Ángel García hizo alusión a que son pertinentes las acciones para adaptarse, para lo que es indispensable que las entidades tengan voluntad política para promover una cultura proactiva y no reactiva. “No es que la reacción no sea efectiva, como ocurrió con el desastre en Dominica, pero de lo que se trata es de que si los problemas van a estar y los eventos extremos van a generar megadesastres, que los pueblos se preparen para enfrentarse a este dilema y para minimizar sus riesgos”.
Comentó que se ha avanzado por razones de sobrevivencia, ya que se están enfrentando problemas globales. “Ningún país solo los puede resolver, por ello es imprescindible la complementariedad, el intercambio de saberes, y esto se convierte en algo de vida o muerte, y seguramente la Cumbre de la AEC en La Habana lo va a poner como una alta prioridad”.
Jorge Legañoa resaltó que Cuba llega a esta Cumbre como lo que es: un país que tiene un enorme prestigio y que ha sabido aglutinar las mejores causas. “El Secretario General de la AEC, a su llegada, destacaba que esta cumbre se pronunciará en función de la unidad, para enfrentar el desafío del cambio climático y desarrollar nuestras economías, y en eso Cuba, desde el 72, ha demostrado que vale la pena la oportunidad que abre esa integración, solidaridad y reciprocidad.
“Desde estas décadas ya se habla de Cuba como parte de ese Caribe, que ha puesto todo en función del terremoto de Haití, del huracán que asoló a Dominica… Hay tantos ejemplos de los cuales hablar en los que Cuba ha estado brindando su mano con médicos, ingenieros, electricistas… Por eso llegas hoy a cualquier ciudad del Caribe y mencionas la palabra Cuba y hay expresiones de cariño y de amor, que es lo que ha hecho este pueblo por ellos”.
Insistió en que esta es una Cumbre que llega a una Habana llena de prestigio, desde donde se proclamó a América Latina y al Caribe como zona de paz, lo cual ahora se ve amenazada con la Carta Democrática que la OEA quiere invocar contra Venezuela, y quizá se hable de ello, porque lo fundamental es reiterar que esta es una zona de paz.
Estarán reunidos en este evento, puntualizó, Estados que son funcionales, aún cuando buena parte de estas islas tienen dependencias con las viejas metrópolis europeas, pero que han logrado una identidad propia tras 500 años de colonización, asentada en los valores de lo caribeño y no de lo europeo.
Ana Teresa Badía defendió la idea de que entre lo relevante también está que se debe aprobar la llamada Declaración de La Habana, con esquemas de integración. “Se va a dar a conocer un plan de acción hasta 2018, que se centrará en el afán de revitalización que desde el 2013 está desplegando esta organización. Y no se puede olvidar que más de la mitad de la población de América Latina y el Caribe está representada en la AEC y eso tiene un peso en el área”.
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