Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda
Fotos: Roberto Garaicoa
El Presidente Cubano Raúl Castro, anfitrión principal de la 7ma. Cumbre de la Asociación de Estados del Caribe (AEC), lo dijo con contundencia en el discurso de apertura: “No podemos permanecer indiferentes ante las turbulencias que tienen lugar en América Latina y el Caribe, como consecuencia de la contraofensiva imperialista y oligárquica contra los gobiernos populares y progresistas surgidos tras el fracaso de la ola neoliberal, lo que constituye una amenaza a la paz, la estabilidad, la unidad y la imprescindible integración regional”.
A esta mirada, que se conecta indisolublemente con la postura común defendida en La Habana durante la 2da. Cumbre de la Celac, de declarar a América Latina y al Caribe como Zona de paz, añadió que constituyen condiciones insoslayables para la paz, la concordia, el desarrollo y la integración de nuestros países los compromisos de los Estados de la región de no intervenir, directa o indirectamente, en los asuntos internos de cualquier otro Estado y observar los principios de soberanía nacional, la igualdad de derechos y la libre determinación de los pueblos; de fomentar las relaciones de amistad y de cooperación entre sí y con otras naciones; de practicar la tolerancia y convivir en paz, así como respetar plenamente el derecho inalienable de todo Estado a elegir su sistema político, económico, social y cultural.
Ratificó igualmente, en nombre de Cuba, el compromiso más firme e incondicional solidaridad con el hermano pueblo venezolano, con el gobierno legítimo del Presidente Nicolás Maduro Moros y con la Revolución Bolivariana iniciada por el Comandante Hugo Chávez Frías, que enfrentan con firmeza la embestida desestabilizadora y la guerra económica y mediática de quienes pretenden barrer las conquistas políticas, sociales y económicas que han beneficiado a millones de ciudadanos que durante siglos vivieron en condiciones de pobreza, injusticia y desigualdad.
El mandatario cubano aludió a que es motivo de profunda preocupación el inaceptable intento del Secretario General de la Organización de Estados Americanos de aplicar la llamada Carta Democrática Interamericana para intervenir en los asuntos internos de Venezuela.
“Solo reitero —en nuestra opinión— que la OEA, desde su fundación fue, es y será, un instrumento de dominación imperialista y que ninguna reforma podrá cambiar su naturaleza ni su historia. Por eso, Cuba jamás regresará a la OEA”, sostuvo Raúl.
Esta posición de apoyo a Venezuela y a su gobierno constitucional también encontró respaldo en los asistentes a la Cumbre, y una expresión de ello fue la declaración en la que los Jefes de Estado y/o de Gobierno de los Estados miembros, tomando nota de los esfuerzos de diálogo promovidos por el gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, acompañados por la UNASUR, respaldaron la iniciativa de los expresidentes José Luis Rodríguez Zapatero de España, Leonel Fernández de la República Dominicana y Martín Torrijos de Panamá, para la reapertura de un diálogo efectivo entre el gobierno y la oposición, con el fin de encontrar alternativas para favorecer la estabilidad política, el desarrollo social y la recuperación económica de la República Bolivariana de Venezuela.
En opinión de Lázaro Barredo, esta posición común tiene como esencia el respeto de los poderes democráticamente elegidos por el pueblo venezolano. “Y lo más complejo en este camino para solucionar las diferencias, es cómo se comporta la derecha, de hecho, el propio Zapatero en unas declaraciones de hace unas horas decía que era un proceso duro, complejo, difícil”.
Esta iniciativa de entendimiento, con apego a la Constitución y el pleno respeto a los derechos humanos, de manera oportuna, pronta y efectiva, ha encontrado más consenso entre los integrantes del gobierno que encabeza Maduro, que entre los que insisten en derrocar al gobierno democráticamente electo por el pueblo.
“No hay voluntad de encontrarse. El propio Allup ha declarado que o dialogan o se matan, porque esta derecha no ha renunciado a la violencia. Quieren derrocar a la revolución por todas las vías posibles, y así lo han demostrado en oportunidades anteriores”, refirió Barredo en la Mesa Redonda de este lunes.
El analista mencionó que nadie pone en duda que el chavismo tiene la mayoría, ni que la derecha ha logrado alcanzar un peso que se ha multiplicado por la componenda internacional. Muestra de esto último es que el Grupo de los 7 hace una reunión y pide democracia en Venezuela y se suma a la campaña internacional.
Sobre la postura de la OEA, añadió que Almagro, su secretario general, que es una vergüenza para todas las fuerzas progresistas, mandó a su jefe de despacho para la reunión en la que se desmontó su informe de más de 120 páginas en el que pedía invocar a la Carta Democrática de la OEA. Todo esto después de que días antes había estado reunido con Henry Ramos Allup.
LA AEC SE UNE FRENTE A DESAFÍOS
Los países miembros de la AEC también pusieron su atención sobre los desafíos comunes que atraviesan su realidad: la crisis global y financiera, y el cambio climático y su tremendo impacto sobre los recursos que convergen en esta región bañada por el mar Caribe.
El experto Ramón Pichs comentó que entre los asociados a la AEC existen desventajas estructurales para competir en una economía global controlada por las grandes transnacionales, desventajas que tienen que ver con el tamaño de sus poblaciones y de sus territorios. “Por otra parte, la adaptación y mitigación de los efectos del cambio climático también marcan el destino común.
Países de la región como Belice, Guatemala, El Salvador, Honduras y República Dominicana, entre otros, se encuentran entre los más afectados por las secuelas de esta alteración del medio ambiente. Y entre lo contradictorio está que los del área son los que menos han aportado a esta dura realidad y los que más sufren de sus efectos.
“El cambio climático es un reto para el desarrollo, y esta es un área particularmente sensible a sus impactos. Los ecosistemas de estos países se encuentran en peligro, como los eventos extremos pueden ser más intensos y frecuentes, como las sequías, las inundaciones… y los impactos son diferenciados y suelen ser más afectados los más desfavorecidos”.
El analista se detuvo en que a esto se suma la proliferación de enfermedades transmitidas por vectores, o la posibilidad de más flujos migratorios en esta zona del Caribe. Y en particular, las dos terceras partes de los estados insulares tienen la doble vulnerabilidad de tener que enfrentar la crisis global, con economías abiertas y susceptibles a lo que ocurra con las finanzas internacionales y la evolución de esas tendencias económicas y financieras, y la propensión a las erupciones volcánicas o a otros eventos naturales severos. “Se trata de una combinación de elementos que se dan en países que no cuentan con capacidad de respuesta suficiente”.
Ante esta panorámica, Ramón Pichs resaltó la importancia que tiene la AEC como mecanismo de consulta, concertación, cooperación…, tanto a escala regional como subregional. “Ningún país por sí solo, de los que integran este grupo, puede resolver estos grandes retos”.
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