¿El regreso de la derecha a América Latina? (+ Fotos y Video)

Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda

Fotos: Roberto Garaycoa

Brasil, Argentina y Venezuela parecieran ser los ángulos del triángulo de agresión que proyecta la derecha latinoamericana y mundial, en su determinada postura por ocupar el espacio que las fuerzas progresistas ganaron desde comienzos de siglo en la región, después de que el Comandante Chávez llegara a Miraflores en 1998.

En Brasil, la estrategia de golpe contra la presidenta Dilma Rousseff, quien fuera constitucionalmente electa con el respaldo de más de 54 millones de votantes, sigue en pie, a pesar de que no han podido probarle ninguna de las supuestas maniobras por las que fuera separada del cargo.

La periodista del diario Granma, Laura Bécquer, expresó en la Mesa Redonda de este jueves que recientemente Dilma ofreció una entrevista a La Jornada, en la que expresó que precisó que no se ha probado su responsabilidad fiscal, y habló del cambio de paradigma de los golpes en la región.

Rousseff reconoció que se han transformado los cuartelazos por cambios disfrazados de constitucionalidad que van al margen de la popularidad. Ella, por ejemplo, nunca pensó que fuera juzgada cuando fue elegida por 54 millones de brasileños y que llegaran a poner en su lugar a un hombre que no fue elegido por el pueblo.

En tanto, Temer no asume su mandato de forma interina, sino que lo ve a largo plazo y así proyecta su gobierno con promesas de ministerios y de dinero, lo que, dijo Bécquer, parece ser el rejuego en la nueva dinámica de la política brasileña.

La analista aportó que en Brasil el proceso contra Dilma se debe definir a finales de los Juegos Olímpicos. Y justamente sobre esta cita deportiva, puntualizó que ni la presidenta, ni Lula irán a la inauguración, porque esa sede se logró con el impulso de su gobierno y la gestión del PT, al tiempo que sus posturas reflejan la difícil situación política que hay en ese país, que es la más compleja después de 1985, cuando terminó la dictadura.

La jefa de la página de Internacionales del periódico Juventud Rebelde, Juana Carrasco Martín expresó que hay elementos que comprueban que Dilma no participó en las maniobras fiscales por las cuales se le separó del cargo durante 180 días y se sometió a juicio político, de hecho, el Senado acaba de confirmar que no hay acciones directas de la presidenta que hayan contribuido con que se atrasara el pago a los bancos públicos. También un tribunal internacional integrado por varias personalidades de diferentes países, que ha sesionado a propósito de estas imputaciones, fue categórico al decir que se produjo contra Dilma un Golpe de Estado, en el que no han podido probarle que hubiera maniobras para que fuera separado del cargo.

La experta precisó que el 9 de agosto habrá una primera votación sobre el caso, donde la oposición necesitaría 41 votos de los 81 de los senadores, y después tendrían que ir a una votación definitiva, donde para revocarla necesitarían 54 votos. “Lo que va a ocurrir, comentó, no se sabe, aunque se conoce que ellos han estado conversando con senadores”.

Carrasco sumó a su análisis que “hoy Temer está muy preocupado por tratar de hacer lo más rápido posible ese proceso, para que no se produzca una división que pudiera ocurrir y fuera favorable a Dilma, porque si no tienen los 54 votos el proceso de impeachment no va”.

Laura Bécquer comentó que este ha sido un proceso caótico y ni ellos mismos saben qué hacer a largo plazo. Mirada que fue respaldada por Juana Carrasco: “Si no tienen los 54 votos, constitucionalmente Dilma debe regresar. Y si se decide que ella no ha incurrido en esas faltas que se le imputan, ella debe regresar”.

OTRA OLA DE DESCRÉDITO

La ola de descrédito contra la obra y fuerza de los gobiernos progresistas tiene un acento marcado igualmente en Argentina, donde Macri y sus seguidores han puesto todo su empeño en deslegitimar el proyecto legado por los Kirchner.

La directora del periódico Juventud Rebelde, Marina Menéndez, aclaró que un diario como el Clarín es uno de los que más la ha emprendido contra Cristina, quien desde que estaba en la presidencia sufrió de la intentona de unas 50 causas contra ella. “Ahora vuelven a la arremetida con cinco procesos más, y ha sido cuestionada por expertos financieros en otros países”.

De todo esto, la analista argumentó que lo más importante es lo que la exmandataria ha señalado: están judializando la mala política o lo que ella ha llamado como la imposición de casos judiciales como argumento para cuestionarla más allá de lo que hayan podido encontrar.

Marina Menéndez explicó que lo que persiguen es desacreditar el capital político que conserva Cristina, que le posibilitaría ocupar el puesto de Senadora en Buenos Aires, y se está tratando de cuestionar su ejecutoria, mediante la satanización y jugadas sucias.

“Si el caso Dilma se emparenta con el caso Zelaya, aunque este con componente militar incluido, tiene mucha sensatez lo que define Cristina Fernández como golpes de nuevo tipo con los que se está revirtiendo la situación en Latinoamérica.

Fernández de Kirchner planteó que todo lo que le está pasando a ella y a los suyos en los tribunales –con graves escándalos de corrupción- es fruto de una persecución política.

Medios de prensa han referenciado su criterio de que estas causas judiciales, en las que se investiga el enriquecimiento ilícito y el blanqueo de dinero de sus funcionarios y de su propia familia, incluida ella misma, son una venganza del poder por sus políticas cuando estaba en el Gobierno.

Mientras discurren estas acusaciones, Macri, quien ha gobernado por decreto, aparece en la lista de los Panama Papers. “El Frente para la Victoria lo ha estado denunciando. Y lo que más contrasta, es que justamente un presidente con tantas ansias de justicia en su denuncia a Cristina, esté asociado a esta lista. Hay mucho de ironía en todo esto”.

Por ello la impopularidad se refleja con más fuerza en la calle, y se anuncian ollas. “No es muy ilógico sostener que Argentina es un país que viene de vuelta”, afirmó Marina Menéndez.