¿Cómo hacer más atractivo el estudio de la historia para los jóvenes de hoy?

Por: Manuel Alejandro Hernández Barrios

Foto de Roberto Garaicoa

Emisión: 23/02/2018

Historiadores y periodistas fueron los invitados al espacio televisivo Mesa Redonda del viernes 23 de febrero para conversar y debatir sobre la relación memoria e historia, con el interés de evaluar el modo en que la sociedad cubana accede al conocimiento de sus orígenes y en qué grado estos alimentan la esencia de sus valores como nación.

¿Para qué sirve estudiar y conocer la historia? Según la profesora titular de la Universidad de La Habana, Francisca López Civeira, hay que mirar la historia desde el propio presente y a partir de ahí plantearse la manera en que uno la difunde para saber qué función social tendrá, un ejercicio intelectual que tiene una función dentro de la sociedad. La historia es la que nos enseña quienes somos, de dónde somos, por qué somos así.

La vicepresidenta de la Unión de Historiadores de Cuba dijo que no se puede divorciar lo local de lo nacional, ni de lo universal. José Martí en su discurso Madre América hace un análisis de historia comparada. América Latina y Estados Unidos son lo que son a partir de una evolución histórica sin precedentes. La evolución histórica conforma la identidad local y nacional, la cual está siempre en construcción y en movimiento. Cuando se estudia un momento determinado, se puede dar una explicación del proceso, pero también hay que exponer cómo la gente lo vivió, cómo se sintió.

Es necesario ver a los sucesos en todas sus aristas, desde diferentes puntos de vista, y enseñarlo de la mejor manera que pueda llegar al alumno. A la enseñanza de la historia hay que añadirle color además de la explicación del proceso.

Para la presidenta de la cátedra de honor Fidel Castro de la Universidad de La Habana la historia nos explica lo que somos por eso su enseñanza tiene que partir de lo local y lo familiar. El valor de la cultura es más fuerte que el vínculo sanguíneo con un territorio u otro. La influencia cultural de una nación, de un país, hace al ser lo que es en el presente. Se tiene que identificar la historia local, colocar señalizaciones que recuerden dónde se está, qué pasó en donde se está. Hay que identificar la historia donde esté, porque eso es parte del culto local que nos conecta con lo nacional.

Añadió que la historia tenemos que verla también dentro de las contradicciones que cada época plantea. A los jóvenes no se les puede enseñar una historia en la que buenos y malos estén polarizados y se les presenten en blanco y negro, así no podrá entender la realidad de su presente. Siempre ha habido diferencias. Cada uno tiene distintas ideas de cómo defender la Revolución, eso pasa en todas las épocas. Es parte de la naturaleza humana la contradicción y las diferencias.

El relato histórico, un recurso apasionante

Para el máster en ciencias históricas Fabio Fernández Batista, profesor de historia la Universidad de La Habana, el recurso de las anécdotas tiene un nivel de atracción mayor sobre el público que necesita recibir una información, ya sea en el ámbito de la enseñanza o en la divulgación. Se debe utilizar para captar desde lo anecdótico las complejidades del devenir histórico.

Contar la historia plana, chata y simple, compuesta por buenos y malos, es contar algo diferente a la vida misma, por lo que sus estudiantes se aburrirán. Entender el proceso de enseñanza de la historia es un acto comunicativo. Hay que trazar estrategias para que los libros sean el acompañante y el mejor instrumento para la enseñanza, pero también hay que entender que hay también otros códigos.

El profesor debe lograr conectar el presente de su público con los acontecimientos históricos. Ninguna historia es realmente historia antigua en tanto pueda desconectarse con el presente que la vive.

La historia de por sí y como recurso es apasionante lo que hay que proponerse es que el relato que se hace de ella tenga la misma fuerza.

Hacer y conocer la propia historia

¿Cómo conquistar a los jóvenes? ¿Cómo hacer atractivos los contenidos históricos para los jóvenes? ¿Cómo se plantea CINESOFT conquistar a los jóvenes en medio de un contexto cargado de nuevas tecnologías?

Para el director de la empresa de Informática y Medios Audiovisuales (CINESOFT), Iván Barreto, el rasgo distintivo de ésta casa productora es que dentro del staff de trabajo estuvieran maestros, sicólogos, personas con experiencias en el uso de las nuevas tecnologías. Para comunicarse con los jóvenes y que te entiendan hay que comunicarse en las vías y canales de ellos.

El Memorial de la Denuncia, el Museo del Segundo Cabo y la transformación que se lleva a cabo en el Museo de la Revolución, incorporan el uso de la tecnología en la exposición museográfica que no solo puede ser mirar al objeto en sí.

Los alumnos aprenden más emocionándose que repitiendo, descubriendo y motivándose, por tanto, la enseñanza de la historia tiene que partir de ahí. Hay que ilustrar las ropas, el contexto. Un guion bancario como educación puede ser tan malo como la clase presencial.

También señaló que es necesario empezar por estudiar lo familiar dentro de lo local. Uno tiene que empezar a estudiar la historia desde su propia descendencia. La historia de la familia es el presente individual de cada cual.

Siempre se ve a la tecnología como recursos a través del cual se consume algo, pero es importante utilizar la tecnología también para que cada cual haga su propia historia. El joven que disponga de tecnología debe construir su historia personal, la de su familia, la de su grupo social, la de su contexto. Lo importante no es el soporte, sino el método, que aprendan a buscar fuentes, a informarse objetivamente, a amar la historia. De lo que sí hay que huir es de aquel estudiante que repite como loro fechas de acontecimientos u órdenes cronológicos, lo cual le hace mucho daño a la Patria.

La construcción de la memoria a través de las historias

Por su parte, Dianet Doimeadios, editora de Cubadebate, expresó que interesarse por ir más allá de los hechos, que no sea solo la cronología histórica, sino que se enseñen las pasiones de los personajes históricos, sus relaciones familiares.

Ejemplificó que se puede enseñar de Ignacio Agramonte las cartas que le escribía a Amalia Simoni para declararle su amor y en las que le expresaba como él imponía el deber ante el amor.

Contó que tenía una profesora que siempre buscaba un elemento de la historia que iba a contar para llevarla a la literatura y con ello la obligaba a leer. Las aventuras televisivas en muchas ocasiones se dedicaban a acontecimientos y procesos históricos como fue Memorias de un abuelo, el testimonio de Acevedo narrado en Descamisados devenido en serie de televisión. Otros buenos ejemplos han sido Duaba o Lucha contra bandidos.

Señaló la importancia entre la historia y la memoria. La memoria es la que se va construyendo a medida que se conocen los hechos de esa historia que se nos ha contado. Cada generación tiene que comenzar de cero para crear su memoria.

Definió que la historia se escribe todos los días, porque todos los días se aprende un nuevo hecho, una nueva arista de aquello que ya se había aprendido como sentencia. Respecto al uso de las nuevas tecnologías refirió que hay que enseñar lo que se lee, para que sea válido y se aprenda conocimiento real. Normalmente se recibe una historia política, solo hay que comprender que la historia es también cultural, es familiar, es pasional, por eso hay que concatenarla y hacerla integral.

Vea la Mesa Redonda: