Por Aniel Santiesteban García
Emisión: 02/08/2018
Nació como predecesora a la Columna Juvenil del Centenario hace cuarenta y cinco años para emprender encomiables tareas en difíciles circunstancias y actividades productivas de interés para la economía y la sociedad cubana.
El Ejército Juvenil del Trabajo (EJT), con la fuerza mayor de la juventud basada en su entusiasmo y entrega a las tareas de la Revolución cubana, ha llegado hasta los campos sembrados de cañas, producido alimentos y laborado en obras de la construcción, sumado a su máximo deber: la defensa de la Patria.
El espacio televisivo y radial Mesa Redonda recibió este jueves a un grupo de integrantes del EJT, así como una representación del grupo fundador y de otras instituciones vinculadas a su trabajo actualmente.
Walter Pupo Méndez, trabajador civil del EJT asegura que la historia del EJT es muy hermosa; es él de esos que conocen cada secreto del Ejército pues resulta integrante del grupo fundador en el año 1973.
“No había otro calificativo para ese instante en que surgió el EJT que ‘momento histórico’, fue el 3 de agosto en un acto de constitución en Camagüey pues fue donde nació la Columna Juvenil del centenario, según Raúl Castro, el escenario más propicio para oficializar la creación del Ejército que se venía preparando desde años anteriores”, afirmó Pupo Méndez.
Rememoró el fundador el momento en el que Raúl, tras un emotivo discurso, pide una fotografía con dos jóvenes que había participado en el acto de constitución, instantánea que recuerda el momento donde él hace el cambio de la gorra verde olivo al sombrero de yarey como símbolo de la fusión entre la Columna Juvenil del Centenario y las entonces llamadas Divisiones Agrícolas y de Infantería Permanente para nacer el EJT.
El miembro del EJT, hoy como trabajador civil y su fundador, Walter Pupo Méndez, destacó como antecedente del Ejército Juvenil a la Columna Juvenil del Centenario (CJC), creada en esa misma fecha pero del año 1968 y que formaban jóvenes provenientes de diferentes organizaciones estudiantiles, entre ellas la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media y la Unión de Jóvenes Comunistas.
“Ese gran grupo de jóvenes brindó aportes significativos en la siembra de caña para la zafra de 1970, y años más tarde, se habría convertido en el contingente de mayor productividad en el corte por la experiencia ganada en contiendas como esa”, refirió.
Asimismo, resaltó su trabajo en la construcción de escuelas en el campo y de industrias, tareas que continuarían los miembros del EJT tras su fundación. “Como maestros de la Educación Obrero y Campesina también se prepararon los integrantes del CJC”, recuerda Pupo Martínez como una de las tareas de mayor entrega durante sus años en las filas de la Columna.
La juventud tenía la misión forjadora de valores. En su caso, Walter Pupo tuvo a su cargo la enseñanza de sus ocho hermanos menores, para lograr mejoras en su nivel de lectura y escritura. “El EJT se concibió como escuela principalmente, no solo constituía el trabajo rudo del campo”.
En otro momento, también compartió sus experiencias cerca del Comandante en Jefe, quien “siguió de cerca siempre el trabajo del EJT, impulsor de muchas de sus tareas, y compañía en los momentos y trabajos más difíciles emprendidos”.
“Fidel siempre defendió que el ejemplo de los jóvenes del EJT fuera divulgado e imitado por otros; nos dijo siempre que con nuestro trabajo hacíamos la Revolución, cumplíamos con la continuidad de la Patria”, finalizó.
El Coronel Blas Ramón Díaz Martínez, segundo Jefe del Estado Mayor y jefe de Operaciones del EJT dijo que, como continuidad del CJC, el Ejército hoy continúa el trabajo en sus primeras tareas, sumado a la actividad ferroviaria, cafetalera, cañera y como acompañamiento del Ministerio de Salud Pública.
De fuerza de apoyo -detalló-, el EJT ha pasado a ser fuerzas de administración, por lo que también se ha hecho necesario dominar las cuestiones principales de administración, economía y producción, cambio certero orientado por la dirección del país.
“Con los jóvenes hemos crecido en estos cuarenta y cinco años, gracias a sus conocimientos se han logrado mejores resultados”, resaltó Díaz Martínez quien subrayó, por ejemplo, la selección de variedades más resistentes para la siembra del el café, elementos técnicos que se han introducido también con la inclusión de la tecnología.
El Coronel explicó que los jóvenes, para la integrar las filas del EJT, son seleccionados por su nivel de preparación, recorrido moral, capacitados o preparados, o con deseos de crecer en el conocimiento que luego reciben una preparación de acuerdo a la tarea que emprendan.
“El EJT es el espacio donde esos jóvenes se fraguan y llenan de conocimiento, con sus transformaciones de manera positiva, a partir de los cambios ocurridos en el país”, remarcó en tanto el Coronel Díaz Martínez.
“Ser un soldado de las fuerzas del EJT no es ser soldado machetero, aunque lo hacemos, y nos gusta, sino que constituye una tarea para la cual se recibe preparación o se realiza en el lugar donde es necesario y no dentro de las unidades militares como otros soldados de las Fuerzas Armadas”, afirmó Yannel Castillo Acosta
Yannel Castillo alcanzó la categoría militar de Primer Teniente y actualmente es instructor político del EJT, pero eligió primero integrar las filas de la avanzada como tantos jóvenes que tuvieron como premisa aportar a la economía y el desarrollo socioeconómico del país.
“Con 17 años y siendo Técnico Medio ya graduado ingresé como soldado al EJT y hoy agradezco la oportunidad, en representación de los miles de jóvenes que cuarenta y cinco años han transitado por sus filas”, aseguró Castillo Acosta.
Destacó la preparación política e ideológica dentro del Ejército, definiéndola como una motivación añadida al trabajo en sus filas e impulso para luego querer continuar su vida en el EJT como oficial.
“El EJT es un ejército que enseña tanto a los jóvenes que cuando dirigimos nuestro deseo por una de estas opciones, por ejemplo, la de convertirnos en oficial o pedir un área de tierra cultivable para continuar las labores independientes, ponemos en nuestras tareas actuales el conocimiento inicial y el adquirido durante nuestro paso”, señaló agradecido el joven Primer Teniente del EJT.
En tanto, Lissette Martínez Pérez, metodóloga del Consejo Nacional de Casas de Cultura, destacó en el espacio el papel de los integrantes del Ejército Juvenil del Trabajo en la conformación de los Conjuntos Artísticos Integrales de Montaña (CAIM), que defiende el mejoramiento y enriquecimiento de la calidad de vida de campesinos, niños, adolescentes y jóvenes, y los propios soldados del EJT.
Pueden encontrarse en las montañas del Grupo Sagua-Nipe-Baracoa, en plena Sierra Maestra o el macizo de Guamuaya, la Sierra del Escambray, la Cordillera de Guaniguanico o la Sierra del Rosario.
“Evidentemente, la cultura ha estado al lado de este Ejército tan lleno de olor a campo, café, caña de azúcar, obreros y campesinos, con la existencia de cinco Conjuntos Artísticos Integrales de Montaña, proyectos con la función de garantizar el movimiento cultural y la educación encaminada a la apreciación artística en sus diferentes manifestaciones, en las poblaciones de zonas rurales y de muy difícil acceso” destacó Lissette Martínez Pérez.
Martínez Pérez dijo que los CAIM lo conforman aficionados, artistas e instructores de arte que en estas zonas aprovechan su rico patrimonio cultural, labor que desempeñan de conjunto con los cultores y actores comunitarios que más conocen de la historia de las mismas; en ese sentido, explicó que el trabajo incluye talleres de creación y apreciación artística y literaria en las escuelas rurales, unidades o granjas.
“El trabajo funciona de conjunto donde los músicos actúan al igual que los bailarines y entre todos preparan los espectáculos, con énfasis en el permanente trabajo en la identificación y salvaguarda de la cultura tradicional y representativa de cada localidad”, remarcó la miembro del Consejo Nacional de Casas de Cultura.
Resaltó el diagnóstico sociocultural de cada territorio, empeño para el cual han recibido el acompañamiento de las organizaciones de masas, indispensable para compenetrarse con los diferentes grupos de personas con sus particularidades.
En la construcción y reparación de las vías del ferrocarril, de un extremo a otro del país, se enfrasca el Ejército Juvenil del Trabajo hoy; recogen los granos del café o cortan miles de arrobas de caña, actividades altamente productivas de un grupo que a cuarenta y cinco años, continúa siendo fuerza indiscutible para el país, con el mismo espíritu joven.
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