Por: Leticia Martínez Hernández
Fotos: Roberto Garaicoa
El pasado 2 de mayo, día en que se reactivó la aplicación del Título III de la Ley Helms Burton y se abrió el banderín a las demandas contra Cuba, en el Tribunal Supremo Federal de Miami se interpuso la primera querella contra la Empresa de Cruceros Carnival, por el uso de los puertos de La Habana y Santiago de Cuba.
Los demandantes fueron Javier García Bongochea, médico que emigró 59 años atrás y se presenta ahora como el legítimo propietario del puerto santiaguero; y Mickael Behn, estadounidense residente en Reino Unido, cuya familia originaria de Kentucky poseía la compañía Havana Docks Corporation, en el puerto de la capital.
Al día siguiente, otra demanda fue presentada en una corte federal del distrito de Columbia por la compañía petrolera Exxon Mobil contra las empresas cubanas CUPET y CIMEX, la cual reclama compensaciones para las refinerías y otras instituciones que le fueron nacionalizadas al negarse a refinar el petróleo soviético adquirido por Cuba.
Y aunque parezca de ciencia ficción, estas demandas han sido tomadas en serio porque las ampara una aberración mayor: la Ley Helms Burton, “legislación que pretende hacer tan difícil la vida del pueblo, hasta que ocurra el día en que la economía y los servicios sociales colapsen, las personas se sientan cansadas o enojadas, y eso llegue a ser lo suficientemente fuerte para lograr lo que no han podido en 60 años”.
Así habló al programa televisivo de la Mesa Redonda la subdirectora general de la dirección de Estados Unidos del Ministerio de Relaciones de Cuba, Johana Tablada, para quien el verdadero propósito de la Ley es afectar al gobierno cubano, por cuanto hace difícil articular su gestión. “Es una condena a muerte a un proceso con el cual no aceptan convivir, y por tanto se le ataca desde todos los flancos”.
Si no fuera así, precisó, no se castigaría a un barco que toque puertos cubanos a pasar seis meses sin volver a puertos de la primera economía del mundo; tampoco se le prohibiría a un comerciante que venda a Cuba cualquier producto que tenga un 20% de componente norteamericano.
Qué habría hecho Cuba, por ejemplo, con los 4 mil millones de dólares que no entraron a su economía en el 2018 y los perdió por cuenta del bloqueo. Nunca sabremos cuántos inversionistas no dieron el paso de venir a Cuba, comentó la diplomática.
Al referirse al engendro que constituye la Ley Helms Burton y las justificaciones que usa para pretender su legitimidad, Tablada precisó que “el proceso de nacionalizaciones cubanas se hizo conforme a derecho, no solo cubano, sino internacional”. Incluso, nuestro proceso incluyó compensaciones y la prueba más importante fue que todos los países ─ fuera de Estados Unidos y una empresa británica ─ que tenían propiedades en Cuba y fueron afectadas por la nacionalización, cuyo espíritu fue de justicia social, se les pagó hasta el último centavo.
La Helms Burton beneficia a los malversadores, a los que se roban el erario público, a los que adquirieron propiedades como regalo del dictador Batista por sus servicios.
Recordó Tablada las cientos de familias descendientes de gallegos, por ejemplo, que fueron compensados por la Revolución, o los ciudadanos cubanos que tenían latifundios, pero se les exigió quedarse con una determinada porción de esa propiedad y por lo demás recibieron compensación. ¿Quiénes no la recibieron? Quienes abandonaron la propiedad y eso también está recogido en la ley internacional.
Cuba siempre ha mantenido un dialogo, una negociación sobre la base del respeto y la igualdad, para solucionar diferentes temas que han estado de por medio en esa relación conflictiva con Estados Unidos, pero cuando se aprueba un demonio como este, que es violatorio incluso de la Constitución de Estados Unidos, Cuba se defiende con todo derecho y reclama lo que ha perdido por esa política, por el terrorismo de Estado.
En ese sentido, la especialista comentó sobre los 22 acuerdos que se alcanzaron durante el proceso de normalización de relaciones con Estados Unidos, en el gobierno de Barack Obama, que tienen absoluto valor. No hay ellos, dijo, una sola coma que no se haya negociado en igualdad de condiciones, ahí está un pueblo digno, porque nada se les dio a ello que tuviéramos derechos nosotros. Estos instrumentos quieren ser borrados de un plumazo por los personajes que están a cargo hoy de la política de Estados Unidos hacia Cuba.
Entre esas conversaciones, apuntó, hubo tres rondas de conversaciones sobre nacionalizaciones y compensaciones mutuas. “Cuba sí ha puesto siempre en la mesa con Estados Unidos que reconocemos el derecho que asiste a las empresas estadounidenses de poder ver satisfecho algunos de sus reclamos, pero eso entraría en una reclamación Estado a Estado, donde estaría también la reclamación del pueblo de Cuba por todas las pérdidas económicas y de vidas”.
En el año 1996, puntualizó, “la ley fue recibida con mucho disgusto por la comunidad internacional, precisamente por el atropello que constituye, con disgusto también por el pueblo de Cuba pues más allá de su título III,, que va dirigido a cortar la inversión extranjera, la Helms Burton propone a Cuba volver a una etapa colonial”.
Resumió tal engendro legal en: un título I que tiene previsto castigos que para internacionalizar el bloqueo; el II con un programa de transición que es inaplicable por completo; y el III con sanciones que prevén para el resto del mundo. “La Ley Helms Burton es nula e inaplicable en Cuba y tiene como único destino la derogación”.
Sin embargo, Cuba va a seguir protegiendo a las empresas extranjeras, va a continuar estimulando la inversión extranjera ─ perfeccionándola y desburocratizándola─ y va a seguir trabajando con el mundo. “Estados Unidos es quien pierde al tomar estos pasos hoy”.
Se refirió Tablada a los gobiernos que al día siguiente del anuncio de la aplicación del título III de la Ley se pronunciaron en contra, entre ellos España, Portugal, China, Rusia, México y Canadá; también se opusieron la Cámara de Comercio de Estados Unidos, Engage Cuba y varios congresistas, tres de la Florida.
Esta legislación, destacó, beneficia a los batistianos y a la extrema derecha reaccionaria de Estados Unidos, soberbia, resentida, porque no ha podido derrocar a la Revolución cubana. “Nos sentimos tranquilos porque una vez más Cuba va a prevalecer. Estamos más preparados para enfrentarlo y pensamos que el mundo va a seguir reaccionando”.
A esta legislación aberrante, que viola las normas del Derecho Internacional, le espera lo mismo que el año 1996 cuando se instituyó, una grandísima derrota. Y no solo es la Ley Helms Burton, agregó, Estados Unidos tiene una política de persecución y de demonización de todo lo que a Cuba le genere ingresos.
DEL DICHO AL HECHO
Según el abogado español Hermenegildo Altozano, con gran experiencia en el tema, “para poder hacer una demanda, primero hay que registrarla y no pueden ser demandas frívolas, con lo cual el reclamante tendrá que probar que la propiedad le pertenecía, que fue objeto de una nacionalización sin ofrecimiento de compensación, que ese reclamante tenía la nacionalidad de Estados Unidos antes del 12 de marzo de 1996, y que la entidad o persona que está invirtiendo en esa propiedad ha recibido una notificación.”
En otras palabras, no será un camino sencillo para quienes decidan declararse dueños del más mínimo pedazo de tierra cubana.
Para defenderse de esos piratas del siglo XXI, explicó el abogado español, la Unión Europea desde bien temprano aprobó un reglamento comunitario de medidas específicas de protección frente a normas de efectos extraterritoriales. En esa cobertura, acotó, no entra solo la Ley Helms Burton, sino también la Ley Torricelli y las demás que forman parte del bloqueo, así como otras legislaciones que han afectado los intereses europeos en jurisdicciones como Irán o Libia.
Con ese reglamento la Unión Europea protege sus intereses, porque entiende que los de sus nacionales en el exterior son los suyos propios frente a ataques que presentan normas de carácter extraterritorial.
Uno de los elementos con que han jugado los patrocinadores de la Ley, puntualizó, es crear ambientes de inseguridad jurídica, de incertidumbre, que la gente no sepa muy bien qué pasa, ni cuáles son las consecuencia. “Yo le diría a los empresarios españoles y europeos que tengan calma porque hay un reglamento comunitario que los protege, que les permite demandar ante cualquier tribunal de la Unión Europea a aquel que lo haya demandado al amparo de la Ley Helms Burton… además tiene una norma que les prohíbe cumplir con esa Ley”.
A la parte cubana le diría que agilicen los trámites de la inversión extranjera, porque la mejor manera de contrarrestar una ley que busca privar a Cuba de la inversión extranjera es estimularla, pero haciéndole un camino más fácil, concluyó.
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