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La ciencia cubana en busca de tratamientos para enfrentar la COVID-19 (+ Video).

 

Por: Randy Alonso Falcón, María del Carmen Ramón, Angélica Arce Montero, Ania Terrero

 

Científicos cubanos desarrollan diversas estrategias para enfrentar a la COVID-19. Foto: CIM / Twitter.

Los resultados que muestra hoy la Isla en el tratamiento a pacientes deben mucho a la ciencia cubana, que ha volcado sus esfuerzos en la búsqueda de protocolos y tratamientos que ayuden a combatir la COVID-19 en el país.

El Dr. C. Eduardo Martínez Díaz, presidente del grupo empresarial BioCubaFarma; la master en Ciencias Niurka Carlos Pía, directora general del Centro de Inmunoensayo, el Dr.C. Julio Alfonso Rubí, Director General del CNIC y la Dra. C. Iris Valdés Prado, Investigadora del CIGB, informaron este martes en la Mesa Redonda sobre el impacto que han tenido los resultados científicos de la industria biofarmacéutica en el combate contra esta enfermedad.

La estrategia de BioCubaFarma frente a la COVID-19: Principales resultados

Biocubafarma. Foto: Archivo.

Sobre los resultados obtenidos por el grupo BioCubaFarma durante la batalla contra la COVID-19, informó su Presidente, el Dr. Eduardo Martínez Díaz.

“Durante esta pandemia, como ha pedido el presidente Díaz-Canel, la articulación del sistema de las ciencias ha sido vital. Nosotros también aportamos nuestro granito de arena. En abril presentamos investigaciones, planes y proyectos para abordar el tratamiento a la enfermedad; hoy quiero hablar de resultados”, dijo.

Los cuatro momentos de la actuación de este grupo biofarmacéutico coinciden con las etapas en que se desarrolla la COVID-19. De este modo, los medicamentos suministrados desde el grupo se dividieron para las fases pre-contagio, viremia, neumonía y recuperación.

Cuando las personas son infectadas con el nuevo coronavirus, un porciento importante lo pasa de forma asintomática. Otros llegan a desarrollar la enfermedad de forma leve y viven fases de viremia, neumonía y recuperación.

“En paralelo, un grupo de los pacientes confirmados derivan hacia un estado grave o crítico y, en un porciento importante, hacia la muerte. De hecho, la letalidad del virus a nivel internacional se encuentra actualmente por encima del 5 por ciento”, explicó Martínez Díaz.

Añadió que la diferencia entre quienes pasan la enfermedad de forma asintomática o leve y quienes se complican, está dada por la imposibilidad de su sistema inmunológico de responder rápidamente y eliminar el virus. Si este consigue alcanzar una carga alta en el organismo, se desarrolla el fenómeno conocido como tormenta de citoquinas, que provoca distrés respiratorio, inflamación e incluso la muerte.

Eduardo Martínez Díaz, director del Grupo Empresarial BioCubaFarma. Foto: Irene Pérez/ Cubadebate.

Partiendo de ese análisis, BioCubaFarma diseñó junto al Ministerio de Salud Pública (Minsap) una estrategia de atención que comenzó en la fase previa al contagio.

“A todas las personas que se identificaron como vulnerables de llegar a la fase grave o crítica se le aplicaron un grupo de medicamentos ya conocidos y registrados, que son potenciadores de la respuesta inmune”, relató el presidente de dicho grupo empresarial.

Una de las primeras propuestas para ese momento fue la Biomodulina T. Este fármaco inmunopotenciador estimula la aparición del interferón y células del sistema inmunológico, que llevan a la producción de anticuerpos cuando se produce una infección viral o antibacteriana. Fue aplicado en hogares de ancianos, hospitales psiquiátricos y otros espacios similares.

“Los resultados indican que entre los meses de enero y mayo se redujeron en más de un 80% las infecciones respiratorias agudas. Es decir, no solo ha servido en la prevención específica de la COVID-19, sino que ha mejorado el estado de salud general de estas personas”, aseguró Martínez Díaz.

Comentó que ya se distribuyeron a todo el Sistema Nacional de Salud más de 180 mil frascos de Biomodulina T y se rompieron sus récords de producción. Para ello fue de gran ayuda el trabajo conjunto con el Ministerio de la Industria Alimenticia y el Ministerio de Agricultura. “Todo esto nos indica que dicho medicamento puede tener muchos más usos que los que hasta ahora había tenido”, agregó.

Refiriéndose a otros puntos clave de la estrategia, el presidente de BioCubaFarma declaró que se distribuyeron más de 2 millones de frascos de la medicina homeopática PrevengHo-Vir y más de 100 mil dosis de Factor de Transferencia, que también eleva las defensas.

Además, se concibió el uso profiláctico del Interferón. Específicamente, se desarrolló una formulación nasal que fue administrada sobre todo al personal de la salud. En paralelo, los médicos de la Isla que salieron de misión al exterior lo usaron en su versión inyectable.

Como resultado también aquí hay cifras favorables. “El nivel de infección en el personal de salud a nivel mundial ha sido bastante alto, alrededor de un 30 por ciento. También hay una tasa de mortalidad elevada en este grupo. Mientras, en Cuba, hubo menos de un 50 por ciento de infección respecto a lo ocurrido en el mundo y no se ha lamentado ninguna muerte”, detalló Martínez Díaz.

En lo relativo al plan de medicamentos para las fases posteriores al contagio, recordó que varias publicaciones científicas han confirmado la efectividad de antivirales como el Interferón alfa y beta, producidos en la Isla.

“En nuestro país, un estudio de los primeros 700 pacientes arrojó que en ese momento la letalidad estaba en 2.7 por ciento; pero entre los que usaron el Interferón solo era del 0.92 por ciento. Mientras en los pacientes que evolucionaron hacia la gravedad, la letalidad en el mundo se encontraba entre un 15 y un 20 por ciento, en Cuba en un 9 por ciento y en quienes habían recibido el Interferón un 5.5 por ciento. Son, sin dudas, buenos resultados”, especificó.

El Interferón Alfa 2B tiene la capacidad de interferir la multiplicación viral dentro de las células y cubrir la deficiencia natural de interferón que provoca el SARS-CoV-2, fortaleciendo el sistema inmunológico.

Sin embargo, añadió el líder del grupo empresarial, como parte de la vigilancia constante a la información científica, los investigadores constataron el papel que jugaba también el Interferón Gamma en la respuesta al nuevo coronavirus. Este otro antiviral es, además, inmunoadyuvante.

“Tenemos un fármaco que mezcla el interferón alfa y el gamma. Se ha utilizado sobre todo en el tratamiento al cáncer de piel. A partir de las investigaciones realizadas, confirmamos que en este caso también se justificaba su uso para combinar funciones antivirales e inmunes adaptativas y acelerar el proceso de eliminación del virus”, explicó.

Tras la aplicación del mismo en aquellos pacientes que después de quince días no negativizan el virus, con solo tres o cuatro dosis en alrededor de cuatro días se produjo la eliminación en un alto por ciento de los casos, aseguró Martínez Díaz.

En el caso de los pacientes donde se produce la tormenta de citoquinas y la evolución hacia el estado crítico, la estrategia de medicamentos a aplicar incluyó los anticuerpos monoclonales, que se producen en el Centro de Inmunología Molecular (CIM). “Como resultado, más de un 80% de los pacientes en estado grave sobrevivieron a esa fase”, aseguró el experto.

Además, comentó que actualmente la India está valorando extender su uso. Se ha aplicado en más de veinte pacientes y los médicos que han participado en el estudio están muy entusiasmados con la respuesta.

La Dra. María del Carmen, líder del proyecto CIGB 258 que ha tenido muy buenos resultados en el tratamiento a pacientes graves y críticos por la COVID-19

Otro medicamento aplicado que frena la tormenta de citoquina y las consecuencias que se derivan de ella fue el CIGB-258. Martínez Díaz explicó que alrededor del 80 % de pacientes que llegan a los estados críticos fallecen, no solo por la tormenta citoquinas, sino por los efectos trombóticos. “Este péptido influye también en esto último”, dijo.

Estudios tras su aplicación constataron una tasa de supervivencia en los pacientes graves de más del 90% y en los críticos de más del 76%. Como consecuencia, se decidió que tanto el anticuerpo monoclonal como este medicamento se les suministrara a pacientes en estado de cuidados para evitar que pasaran a la gravedad. Además, de conjunto con el Minsap se extendió la distribución a todo el país.

Díaz Martínez comentó que el hecho de que en Cuba ya se cumplan diez días sin fallecimientos, no haya pacientes críticos desde el 25 de mayo y solo quede uno grave tiene como causa principal el esforzado trabajo de los médicos que están en las terapias. Sin embargo, un punto clave importante ha sido el acceso y la existencia de medicamentos específicos para enfrentar la enfermedad.

Finalmente, el líder empresarial se refirió a los planes de fármacos para aquellos pacientes que se encuentran en la fase de recuperación, posterior a la eliminación del virus. Comentó que se están estudiando efectos neurológicos derivados de la enfermedad y se propondrán medicamentos para esos casos, entre otros.

Centro de Inmuensayo trabaja en tres nuevos diagnosticadores para COVID-19

El Centro de Inmunoensayo cuenta con 33 años de experiencia en el desarrollo de diagnosticadores que tributan al sistema de salud pública y ofrecen soberanía tecnológica en los distintos programas.

Los investigadores del Centro de Inmunoensayo (CIE) trabajan sin descanso para desarrollar tres nuevos diagnosticadores que permitirán detectar con mayor rapidez a las personas infectadas con COVID-19, aseguró la MSc. Niurka Carlos Díaz, directora de esta institución.

Este Centro, inaugurado en febrero de 1987 por el Comandante en Jefe Fidel Castro, tiene 33 años de experiencia en el desarrollo de diagnosticadores que tributan al sistema de salud pública y ofrecen soberanía tecnológica en los distintos programas.

“Ante la presencia de la COVID-19 en Cuba, los investigadores del CIE están enfrascados en el desarrollo de varios modelos de ensayo, que permitan la disponibilidad de los diagnosticadores necesarios para dar respuesta al diagnóstico y seguimiento de la enfermedad”, explicó Carlos Díaz.

“Para el desarrollo de los diagnosticadores necesitamos materias primas que, en su mayoría, son materiales biológicos que constituyen el soporte de cada diagnosticador, puntualizó la directiva, quien precisó que se trabaja en colaboración con el CIGB para obtener estos materiales en el menor tiempo posible.

“Este es un ejemplo más de la integración de las empresas que integran BioCubaFarma para dar respuesta a una necesidad del país, aportando y ofreciendo soberanía tecnológica, no solo en el producto resultante, sino en las materias primas que se utilizan para obtenerlo”, destacó.

Así surgió el diagnosticador ELISA  SARS-COV-2 IgG, desarrollado para la detección de anticuerpos IgG del virus en suero o plasma humano.

Carlos Díaz explicó que se trata de una prueba serológica, “tan importante como las pruebas moleculares, porque nos permiten conocer en qué fase de la enfermedad se encuentra la persona”, aclaró.

“Lo primero que vamos a encontrar es un antígeno, que es una proteína del virus. Por tanto, si la persona se ha infectado tiene presencia de este antígeno. Podemos apreciar que, con el paso del tiempo desde el comienzo de la infección, hay una respuesta del organismo a la presencia del virus y al cabo de los días se encuentran en el organismo los anticuerpos IgM. Es la primera respuesta del organismo, defendiéndose ante la presencia del virus. Continúan los días y entonces aparecen los anticuerpos IgG, también como respuesta defensiva del organismo. Estos son los que contienen inmunidad”.

El diagnosticador ELISA  SARS-COV-2 IgG tiene varios usos: permite el rastreo de contactos de personas confirmadas como portadoras de la COVID-19, posibilita conocer cuántos asintomáticos hay en una población, los niveles de anticuerpos en pacientes recuperados e infectados activos, así como realizar estudios de seroprevalencia para identificar el nivel de circulación del virus en poblaciones que sean de interés.

Asimismo, permite conocer las respuestas de anticuerpos ante la aplicación de una vacuna y facilita la conducción de estudios comparativos de los niveles de anticuerpos en pacientes infectados.

“Ya se hizo un primera prueba de terreno con este diagnosticador y estamos analizando los resultados obtenidos”, informó la directiva.

Los diagnosticadores son pruebas efectivas y más baratas; además, el hecho de tener en todo el país la tecnología SUMA haría posible masificar la realización de tests, destacó.

“En el país tenemos 1966 servicios con tecnología SUMA, de los cuales 233 son laboratorios, a lo largo de todos los municipios, con equipamientos para el diagnóstico que tributan directamente a la pesquisa en los diferentes programas de la salud. El desarrollo de estos diagnosticadores, una vez que se decida por las autoridades, puede extenderse mediante estos laboratorios, que están listos con tecnología y personal preparado para dar respuesta al diagnóstico”, aseveró.

Actualmente, los científicos están trabajando en el desarrollo de otros tres diagnosticadores, anunció la directora del Centro de Inmunoensayo.

El primero de ellos será un ELISA para la detección de anticuerpos totales. Este aumentará la probabilidad de detectar individuos que hayan estado expuestos al virus.

Otro será un ELISA para la detección de anticuerpos IgM que permitirá detectar individuos que hayan tenido una infección reciente por SARS-COV-2 y un tercer diagnosticador será un ELISA para la detección del antígeno del SARS-COV-2. Este posibilitaría diagnosticar individuos infectados con COVID-19.

“Estos tres diagnosticadores los vamos a obtener. Estamos convencidos que donde hay conocimiento, voluntad, compromiso y, sobre todo, agradecimiento a la Revolución que tanto nos ha dado no hay tarea imposible”, concluyó Díaz.

CNIC, 55 años después: Vanguardia de la industria biofarmacéutica cubana

Centro Nacional de Investigaciones Científicas.

Al intervenir en la Mesa Redonda, el Dr. C. Julio Alfonso Rubí, director del Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNIC), se refirió a las misiones de la institución en el desarrollo de la industria biofarmacéutica actual, el papel desempeñado en el combate cubano frente a la COVID-19, y cómo llega a sus 55 años de fundada por Fidel.

“En julio arribamos a este aniversario con un espíritu renovado, 14 proyectos de investigación, dos nuevas plantas incorporadas al sistema productivo, y con la mayoría de nuestras instalaciones en mejores condiciones, lo cual beneficiará la producción”, dijo el directivo.

Recalcó que prevalece el compromiso de trabajadores y del equipo de dirección del CNIC con la Revolución, y con salir adelante en la nueva batalla.

“Nos sentimos motivados en esta lucha y seguimos desarrollando ideas para solucionar problemas suscitados hoy, por la falta de algunos recursos, a los que buscamos siempre alternativas”.

Desde los primeros momentos, la institución se sumó a la batalla contra el nuevo coronavirus para ayudar en la etapa de pre-contagio y prevenir así la infección.

“Pensamos en un jabón de aceite de girasol ozonizado, que fuera ideal por sus propiedades germicidas para el lavado de las manos”. A fin de elaborar el producto se desarrollaron esfuerzos conjuntos con la empresa Suchel, los que permitieron ampliar el suministro y una mayor cobertura en sectores priorizados como la Salud Pública.

De igual forma, este año se aceleraron las acciones para la puesta en marcha de una planta de jabones medicinales en las instalaciones del CNIC, cuyo montaje se realizó con los propios recursos del centro.

“La hicimos en tiempo récord, y ya podemos decir que se encuentra a plena capacidad. Hoy, la planta triplica la producción con respecto a igual período del pasado año, con presencia en farmacias, el Ministerio de Salud Pública (Minsap), e incluso en mercados internacionales”, aseguró Alfonso.

Además, se introdujo un nuevo formato de jabón hotelero de 30 gramos (g) producido en el CNIC, y apropiado para la hotelería, hospitales, oficinas y otros lugares de uso público. Se produjo también la modalidad de 100 g, y están creadas las condiciones para producir la de 120 g.

Oleosol y Ozonoterapia contra la COVID-19

Atendiendo a un grupo de evidencias científicas, se evalúa y se le propone al Minsap la utilización de manera preventiva de policosanol (PPG o Ateromixol), para evitar que los pacientes de riesgo lleguen al estado de gravedad.

Para combatir la COVID-19, el CNIC, precursor de la industria biofarmacéutica cubana y fuente de inspiración de muchas instituciones, ha desarrollado el Oleosol, un gel hidroalcohólico con gran utilidad para la desinfección de las manos y las mesas.

“Gracias a la labor de nuestros investigadores lo hicimos también en tiempo récord. Está aprobado microbiológicamente y registrado, inicialmente, para el insumo de nuestra institución y para la protección de sus trabajadores. Además destinamos una parte a la industria biofarmacéutica y otros organismos”, apuntó el especialista.

En estos momentos existe una demanda de más de 2000 litros en pleno proceso escalado de la producción. “Hemos tenido que desarrollarlo, regístralo y escalarlo en muy poco tiempo”, acotó Alfonso.

El directivo explicó que el jabón tiene un efecto residual, lo que lo distingue del resto de los productos y ha tenido buenos resultados en las personas que lo han utilizado. “Aspiramos a que en algún momento la población tenga acceso y que se pueda vender o distribuir”, comentó.

En cuanto a la Ozonoterapia, una de las especialidades de la Medicina Natural y Tradicional, el director del CNIC puntualizó que están en desarrollo dos ensayos.

El primero en el Hospital Clínico Quirúrgico Docente Dr. Salvador Allende, con el Dr. Rodolfo Suárez como investigador principal, y donde actúa como coordinador y da seguimiento el Centro Nacional Coordinador de Ensayos Clínicos (CENCEC). Se ha demostrado que el ensayo reduce carga viral en otras enfermedades como Hepatitis B, C y VIH.

“En el caso de la COVID-19, se aplica sobre todo en pacientes contagiados, de cuidados, y en ellos veremos la negativización del PCR en menor tiempo. Se espera la mejora de signos clínicos. Este ensayo empezó esta semana”, precisó el experto.

El segundo estudio es una intervención observacional, realizada en el hospital ubicado en la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI). El Dr. Mario Ríos es el investigador principal.

“Se realiza en pacientes convalecientes, con un estado de salud deteriorado por la gravedad de la epidemia, y entonces el tratamiento del ozono rectal mejora el cuadro clínico del paciente, ese estrés oxidativo provocado después de la enfermedad. Con este ensayo ya se empezó a trabajar esta semana”, dijo.

Hay otros proyectos en los que se trabaja. Atendiendo a un grupo de evidencias científicas, se evalúa y se le propone al Minsap la utilización de manera preventiva de policosanol (PPG o Ateromixol), para evitar que los pacientes de riesgo lleguen al estado de gravedad.

El medicamento, conocido ampliamente en Cuba y el mundo, se basa en su efecto antiagregante plaquetario precisamente para prevenir las complicaciones trombóticas que ocurren en los pacientes. Esto posibilita una mayor recuperación.

“Este producto, de más de 25 años de uso, es muy bueno en la prevención de enfermedades cerebro vasculares y ahora lo usaremos contra la COVID-19”, apuntó.

Durante su intervención, Julio Alfonso Rubí reconoció la colaboración con otras instituciones en el marco del Programa de Productos Naturales de BioCubaFarma y sus roles en la recuperación de los pacientes.

“Debemos destacar las tabletas de Moringa y de Anamú, ambas desarrolladas y producidas por el Laboratorio Farmacéutico Oriente, además del Viprol, el cual demanda  mucho propolio, por lo que activamos una planta en el CNIC para incrementar la producción”, añadió. 

El Centro Nacional de Investigaciones Científicas en tiempos de COVID-19, o sea, en momentos de crisis, ha generado un grupo soluciones: “Hemos encadenado nuestras producciones y sobre todo demostrado gran sentido de la responsabilidad con la Revolución, el pueblo y Fidel, el fundador de todo. Esperamos seguir brindado frutos”, concluyó.

La situación de los laboratorios AICA no influirá en la producción de medicamentos

La Empresa Laboratorios AICA, del Grupo de las Industrias Biotecnológica Y Farmacéutica de Cuba, es una moderna instalación que produce medicamentos genéricos inyectables y colirios estériles en Cuba. Foto: aica.cu

Interrogado sobre el evento de transmisión que se produjo en los Laboratorios AICA y sus consecuencias para la producción de medicamentos en el país, el Dr. Eduardo Martínez Díaz, comentó que, desde el inicio de la pandemia, todas las instituciones del grupo tomaron las medidas establecidas, pues era obligatorio seguir trabajando y no interrumpir la fabricación de fármacos.

El presidente del Grupo Empresarial BioCubaFarma aseguró que, hasta el día 26 de mayo, solo hubo tres casos de trabajadores infectados. “Todos contrajeron la enfermedad fuera de nuestras instalaciones, por contacto con familiares, y cumpliendo con lo establecido nunca fueron a las plantas. No tuvimos ningún caso de contagio interno hasta la situación que se presentó en AICA”, dijo.

Explicó que “una trabajadora de estos laboratorios, contagiada por su esposo que laboraba en la Tienda La Época, estuvo trabajando desde el 1ro hasta el 19 de mayo, al menos 10 días de forma asintomática, en un área de producción cerrada. Se llegó a contagiar el 85 por ciento de los trabajadores”.

Martínez Díaz expresó que aún se está estudiando y profundizando el caso para tomar medidas adicionales en otras fábricas del grupo.

AICA produce más de 180 medicamentos del cuadro básico de salud, fundamentalmente fármacos hospitalarios. “En el momento que ocurre el incidente, sus producciones tenían dos meses y medios de cobertura en el país.  Por tanto, la interrupción laboral no tendrá grandes consecuencias”, aseguró el líder del grupo empresarial.

Agregó que dichos laboratorios tienen actualmente 11 medicamentos en falta, de ellos 10 están relacionados con la falta de materia prima. El otro ya está en vías de retomar la producción.

En sentido general, explicó Martínez Díaz, la situación con los medicamentos en el país es compleja. “La industria farmacéutica cubana fabrica más del 50 por ciento de los fármacos que necesita la Isla. El reto los importa a través de la Empresa Medicuba”, detalló.

A los elementos que normalmente afectan la producción de medicamentos, comentó, ahora se unen las consecuencias de la situación que generó la pandemia en el mundo. “Cuando se produjo el cierre de fronteras, más de 52 fármacos ya financiados quedaron atrapados en las fábricas sin posibilidad de llegar a la Isla. Además, las materias primas se han ido agotando”, dijo.

El Dr. Martínez Díaz denunció que, en medio de esta situación, el Bloqueo impuesto desde los Estados Unidos no ha hecho más que arreciar.

“Nuestra empresa Farmacuba explicó como varios contendedores, donde venían materias primas para 22 medicamentos, llegaron a nuestros puertos y por un problema asociado al Bloqueo la naviera decidió regresarlos”.

El Presidente del Grupo Empresarial aseguró que próximamente se ampliará sobre el tema de la cobertura de medicamentos en el país. “Pensamos que a partir de julio y agosto mejore la situación de algunos fármacos en falta, pero depende en buena medida de acceder a las materias primas”, dijo.

Cerca de 181 candidatos vacunales se estudian en el mundo

El empleado Philipp Hoffmann, de la compañía biofarmacéutica alemana CureVac, demuestra el flujo de trabajo de investigación sobre una vacuna contra la enfermedad por coronavirus (COVID-19). Foto: Reuters.

Al intervenir en el espacio Mesa Redonda, la investigadora del CIGB, Dra. C. Iris Valdés Prado, se refirió a los procesos que intervienen en el desarrollo de una vacuna, y en particular a los avances de la comunidad científica para la obtención de una vacuna específica contra el SARS-Cov-2.

De acuerdo con la especialista, una vacuna contra la COVID-19 tendría que generar una respuesta inmune específica de anticuerpos y celular, con el objetivo de evitar que el patógeno se replique.

“Esta respuesta debe ser protectora, de larga duración, para que cuando la persona se encuentre con el virus, la respuesta inmune evite la infección”.

Aseveró que el proceso para la obtención de una vacuna transita por varias etapas, desde la identificación del antígeno a la evaluación en modelos pre-clínicos, donde tiene que demostrar la capacidad de generar inmunidad, en animales pequeños.

Seguidamente, añadió la experta, la vacuna es evaluada en seres humanos y pasa por unas tres etapas clínicas, donde debe demostrar seguridad y eficacia.

“De manera regular esta etapas tienen un tiempo que oscila entre meses y años. Las vacunas que se encuentran disponibles han cursado por períodos desde 12 a 15 años”, comentó.

La ciencia en el mundo ha librada una batalla contra el tiempo ante la COVID-19 y ha intentado condensar las etapas con vistas a disponer en un menor tiempo  de un candidato vacunal que logre generar inmunidad.

“Muchos de estos candidatos han pasado de fases pre-clínicas a fase clínica de manera muy rápida. Se ha estimado que en un tiempo entre un año y medio o dos pueda disponerse de una composición vacunal a disposición de la población”, dijo.

Según precisó, en el mundo existen cerca de 181 estudios de diversos tipos de candidatos vacunales que están en evaluación tanto pre-clínica como clínica, cerca de 167 están en la fase pre-clínica y 14 avanzaron a la etapa clínica.

“Por lo general las compañías que más han logrado avances son aquellas que ya disponían, con anterioridad, de plataformas que les ha permitido cursar todas estas etapas con más celeridad”, explicó la experta.

Según la especialista, existe una amplia diversidad de estrategias utilizadas para el desarrollo de vacunas contra el SARS-Cov-2, desde vacunas basadas en vectores, vacunas vivas atenuadas, vacunas inactivadas, vacunas de ARN o ADN y vacunas basadas en subunidades recombinantes.

CIGB diseña estrategias para una futura vacuna cubana contra la COVID-19

La investigadora del CIGB, Dra. C. Iris Valdés Prado, en el espacio Mesa Redonda.

Valdés Prado informó que varios investigadores cubanos se insertan en el desarrollo de estrategias para obtener candidatos vacunales contra la COVID-19

“En el CIGB se desarrollan y producen varias vacunas que conforman el Programa Nacional de Vacunación, como es la vacuna contra la Hepatitis-B, la Pentavalente, donde hay incluidos antígenos para cinco enfermedades diferentes. Teniendo en cuenta esta experiencia hemos utilizado esas herramientas para también identificar determinadas regiones del patógeno y diseñar estrategias para abordar una futura vacuna”, comentó.

Iris aseguró que el CIGB trabaja en el desarrollo de vacunas basadas en subunidades, las cuales utilizan diferentes hospederos, como pueden ser las bacterias, las levaduras, incluso las células de organismos superiores, para obtener estos antígenos que serán incluidos como componente fundamental de las vacunas.

A su vez, precisó que se trabaja en diferentes tipos de adyuvantes, con el objetivo de potenciar la respuesta inmune que generan estos antígenos.

En los minutos finales, el presidente de BioCubaFarma, Eduardo Martínez, aseguró que Cuba contará con su propia vacuna contra la COVID-19.

“En el mundo hay muchos fondos para desarrollar vacunas. Como esta es una situación que está afectando a la economía es necesario tener una vacuna. En eso todo el mundo está consciente y se le ha puesto mucho dinero”, consideró Martínez.

“Nosotros no tenemos esa cantidad de dinero. Vamos a hacer la vacuna con mucha consagración y con la inteligencia de nuestros investigadores. Con seguridad una vez más vamos a triunfar”, concluyó el Presidente del Grupo Empresarial BioCubaFarma.

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