Por: Randy Alonso Falcón, Thalía Fuentes Puebla y Darío A. Extremera Peregrín
Reconocidos especialistas cubanos en tratamiento a las adicciones y salud mental comparecieron este viernes en la Mesa Redonda para analizar el impacto que en la salud humana tiene el consumo de las drogas.
En un primer momento del espacio televisivo, Antonio Jesús Caballero Moreno, jefe de la Sala de Mujeres Adictas a Drogas del Hospital Docente Enrique Cabreras, recordó que las adicciones son trastornos complejos.
“La naturaleza es biopsicosocial y espiritual, porque se entrelazan muchos factores (psicológicos, biológico y sociales) para cristalizar en un individuo activo. Cuando analizamos las consecuencias, una vez que está establecida una adicción, también se dan en los ámbitos psicológicos, biológico y sociales”, explicó el especialista.
En esta misma línea, agregó que son prevenibles, por eso hay que trabajar más, tanto en la familia como en la comunidad. “Pero, hay que aclarar que son enfermedades tratables; la medicina cuenta con sistemas poderosos para tratar la esta enfermedad crónica, donde se pueden presentar recaídas, se pueden rescatar, rehabilitar y reincorporar a la sociedad”.
Sobre los jóvenes y el consumo de drogas, Caballero Moreno, refirió que es importante informar qué ha pasado en los últimos 20-30 años con el consumo de drogas.
“Hay laboratorios en el mundo que producen droga sintetizada, cada vez con más tecnología, y por consiguiente, han creado sustancias nuevas. En la tabla de drogas del mundo moderno se incluyen el alcohol, los opiáceos tradicionales y los cannabinoides sintéticos. También está el caso de la cocaína fumable, que en nuestro país se le nombra piedra, pero hay otra como la catinona que también se distribuye en el mundo entero y que traen consecuencias enormes porque su mecanismo de adicción es rápido y brutal”, explicó.
Referente al uso recreativo de drogas, añadió que la mayoría de las personas que lo hacen no saben las consecuencias, y, si bien en la nueva clasificación internacional de enfermedades aparecen nuevos usos patológicos de drogas, la distancia que hay entre un consumo recreativo y experimental a uno adictivo es tan corta como de una semana.
Aunque consideramos que las consecuencias sociales de la drogadicción son importantes, agregó el doctor, al final los factores psicológicos y sociales van impactando en las personas, pero cuando se establece la adicción, es una enfermedad cerebral, con consecuencias nuero psiquiátricas.
“Las cifras epidemiológicas y la cantidad de dinero que se destina a investigarla para tratar de ayudar a las personas que se enferman son importantes”, consideró el jefe de la Sala de Mujeres Adictas a Drogas del Hospital Docente Enrique Cabreras.
Entre las consecuencias señaló una cirrosis hepática por alcoholismo, daños en la piel y en el tabique nasal por el consumo de cocaína, además de todo el desastre de tipo social y psicológico que trae consigo la drogadicción.
Sobre el impacto en las mujeres, el profesor señaló que existen diferencias psicosociales y biológicas en relación a los hombres, principalmente a la hora de establecerse la adicción.
“En las mujeres el alcohol y otras drogas se distribuyen más rápido en el cuerpo, y desde el punto de vista psicológico influyen otros elementos como la menstruación, el embarazo o la menopausia. La mujer demora más en pedir ayuda y puede ser abusada con mayor frecuencia”.
En el caso de las mujeres embarazadas, las principales consecuencias del consumo de drogas (por muy menor que sea) para la madre están la drogadicción, el síndrome de abstinencia, complicaciones obstétricas como aborto espontáneo y parto prematuro, una mayor posibilidad de contagiarse de VIH y hepatitis por la vía de administración, además de cuadros psiquiátricos.
Para el feto existen riesgos vinculados al consumo materno durante el embarazo como malformaciones congénitas, sufrimiento fetal, nacimiento prematuro, y luego, síndrome de abstinencia neonatal y alteraciones en el crecimiento y desarrollo.
El especialista señaló el espectro de Trastornos Alcohólicos Fetales que están entre las causas más conocidas de discapacidad durante el desarrollo y son un gran problema de salud pública. “Se sabe que la exposición prenatal al alcohol causa defectos al nacimiento y discapacidades mentales para toda la vida. Romper el consumo salva vidas”.
En los años 90’ y hasta el 2015, agregó el doctor, teníamos un predominio de mujeres alcohólicas y consumidoras de drogas de prescripción. “Hoy día tenemos ocho muchachas con consumo de crack y de cannabinoides sintéticos y dos dependientes del alcohol”.
Tania Adriana Peón Valdés, jefa del Grupo Nacional de Psiquiatría Infantil, y de Salud Mental y Adicciones de la Dirección de Salud en La Habana, recordó que el consumo de drogas ocurre con mayor incidencia en la capital, sobre todo de jóvenes y adolescentes que llegan a los cuerpos de guardia con patologías relacionados con el consumo de drogas.
“La familia y los adolescentes deben prestar atención a un problema tan serio como este”, insistió.
Explicó que al mismo tiempo que ha aumentado el consumo en jóvenes ha disminuido la edad de esos que llegan al sistema de salud: 14 años es la edad promedio del inicio del consumo. “Las consecuencias son graves porque son edades en las que el sistema nervioso y la personalidad se está estructurando”.
Desde su entrada al hospital, agregó, están presentando problemas psiquiátricos, están haciendo crisis psicótica como consecuencia del consumo: intentos de suicidio y trastornos de ansiedad y depresión. “El tiempo entre el inicio del consumo y que comienzan a aparecer los síntomas que denotan gravedad es muy corto, entre semanas y muy pocos meses”.
Las consecuencias que tiene en un adolescente comenzar a consumir drogas en edades tan tempranas, explicó la doctora, caen en lo que se llama síndrome amotivacional, en un estado de pasividad y negatividad. Traen serios problemas en la memoria y el aprendizaje, desmotivación y a la hora de hacer evaluaciones juiciosas adecuadas. Las drogas los apartan de la familia y los amigos.
“Es una experiencia triste para la familia. Nos demandan que los tratemos pero a veces es difícil cuando no están motivados por el tratamiento. Eso toma su tiempo”, explicó. Incurren en problemas legales, detenciones, hurtos en el hogar, delitos, tráfico de drogas para poder comprar luego.
“Es una absoluta realidad que es mejor no empezar, porque el camino después de que se empieza es torcido, aunque hay tratamientos, pero la vida nunca vuelve a ser igual, es una enfermedad cerebral”, dijo la jefa del Grupo Nacional de Psiquiatría Infantil.
Subrayó la importancia de que la familia esté atenta a “las funciones que tienen que ver con conversar con el adolescente, ya sea de los temas del futuro, de su estudio, sus intereses, sus motivaciones de salud social y reproductiva, que son temas tan necesarios”.
La especialista señaló que “una de las cosas que hemos visto es que la familia está llegando tarde a darse cuenta que el adolescente está consumiendo, porque está concentrada en funciones económicas, en otros eventos de la vida cotidiana”.
Según Peón Valdés, hay que estar atentos a cualquier posible cambio de amistades en los adolescentes y quiénes son sus amigos.
Es importante, dijo, que los padres ejerzan las funciones de control que le corresponden, no se puede confundir la necesidad de libertad de un adolescente con no controlar, y no poner límites adecuados a la edad de cada uno.
“Ser capaces en la familia de poder visualizar y sospechar, tener esa alerta ante algunos cambios del comportamiento de este adolescente que pueden estar apuntando a un consumo de sustancias, que puede ser cualquier cambio de intereses, de los comportamientos, las emociones, aspecto personal, cualquier dificultad en el rendimiento en la escuela, ausentismo, las motivaciones escolares están disminuyendo”.
Peón Valdés afirmó que el ejemplo de los padres siempre va a ser un recurso esencial e infalible a la hora de poder constituir paradigmas para los hijos.
También recomendó “trabajar siempre los proyectos de vida de los hijos, que acompañemos en esas ideas y planes. Se sabe que los adolescentes que tienen certeza de lo que quieren ser y hacia dónde van, incurren en menor medida en eventos como este”.
El doctor Alejandro Guillermo García, jefe del centro de salud mental en el municipio de Centro Habana, se refirió a la experiencia de ese centro en el tratamiento de las adicciones.
Centro Habana, a pesar de ser un municipio pequeño, tiene una población que rebasa los 136 000 habitantes censados.
“Esto trae como consecuencia un nivel de hacinamiento poblacional enorme”, afirmó García.
Señaló que desde que comenzó el fenómeno de las drogas en Cuba, Centro Habana es el municipio donde hay mayor número de personas enfermas y consumidoras de drogas, porque existe una cultura del consumo en áreas de la comunidad.
García explicó que el 95% de todas las personas enfermas por droga en Centro Habana tiene entre 16 y 40 años, pero el 75% tiene entre 20 y 30 años. “Esas son las edades fundamentales para prepararse y ser una persona útil y que desarrolle la vida lo mejor posible, y ya hemos visto todos los daños que producen las drogas”.
Refirió que en el contexto actual el consumo se produce en edades cada vez más tempranas y la enfermedad aparece en un periodo muy corto.
El jefe del centro de salud mental en el municipio de Centro Habana mencionó también el incremento del mercado de mujeres consumidoras de droga.
“Todas estas condicionantes hacen muy complejo el trabajo en la comunidad, porque, además, hay una resistencia al tratamiento en el caso de las mujeres”, manifestó.
También abordó la aparición de enfermedades psiquiátricas concomitantes con el fenómeno adictivo: “Personas que quizá iban a desarrollar un trastorno psiquiátrico a los 40, 45 años, porque así es la evolución natural de la enfermedad, aparecen con el mismo trastorno a los 22, 23 años”.
García dijo que “otra cosa que nos llama mucho la atención es uno de los peligros mayores a los que nos enfrentamos con los drogadictos: la depresión. El fenómeno de las depresiones de los adolescentes que consumen drogas es enorme. Es llamativo que en Centro Habana y la ciudad de La Habana, el 45% de las personas que cometen suicidio son alcohólicos o consumidores de alguna sustancia y esto está relacionado con los procesos de depresión grave que aparecen en las personas adictas”.
Explicó que los alcohólicos son gregarios, pues es “fácil” formar un grupo de para hacer un tratamiento. Sin embargo, los drogadictos no, porque la adicción “les mata la resiliencia” y, una vez que comienzan el proceso de tratamiento, “le hacen resistencia, porque produce un dolor emocional y hay que tratar muchas cosas”.
El doctor comentó que la mezcla de drogas complica más los casos: “En los últimos tiempos, no existe una única tendencia de una sustancia básica que podía ser crack o marihuana. Ahora es el policonsumo (que se convierte en lo más frecuente), consumir muchas cosas al mismo tiempo, que hace que los síntomas sean muy complicados. Llegan muchachos con unos síntomas horribles y uno sabe que están con muchísimas cosas adentro, pero ellos no saben qué están consumiendo.
“Los síntomas no tienen nada que ver con lo que normalmente se vería en un proceso de abstinencia por la falta o la supresión, o esa intoxicación aguda con múltiples síntomas, muchos de ellos psicóticos. A esto se suma que, si el muchacho tiene alguna condición cerebral de base, porque nació con eso, como un foco epiléptico, se complica el cuadro enormemente”.
Para García, la persona “enferma por droga”, si logra la abstinencia y lleva su tratamiento y un seguimiento, puede estar prácticamente asintomático y vivir como una persona normal.
“Esto se logra quizás en un 20, 22% de las personas, porque el resto, entre 70-80%, entra y sale, porque son enfermos permanentes con una incapacidad total para rehabilitación. Ahí es donde está el mayor peligro de trabajo de nosotros, porque es complicado”, dijo.
En su intervención, la doctora Annia Duany Navarro, jefa del Grupo Nacional de Psiquiatría, enumeró los servicios dedicados a la salud mental en el sistema sanitario cubano.
Primero, destacó que “el equipo de salud —constituido por psiquiatras, psicólogos, ecoterapeutas, trabajadores sociales, enfermeras— es imprescindible para trabajar la salud mental.
“Logramos realizar las acciones destinadas a la promoción y la prevención y somos encargados, a través de estas instituciones que nos acompañan, de brindar la terapéutica para la reinserción social y la recuperación de la persona enferma con un trastorno mental”.
Se refirió a la Línea Ayuda 103, confidencial y anónima, que funciona en todo el país las 24 horas del día durante toda la semana.
Acotó que, en horario laborable, “la comunicación se hace con las provincias de manera directa, con el grupo de los consejeros que están en la línea para poder brindar la información, la orientación y al menos una primera ayuda psicológica”.
El sistema cuenta con los centros comunitarios o los departamentos de salud mental (175 en todo el país); los servicios de psiquiatría (34 en todo el país, 17 para la población infanto-juvenil, distribuidos en los hospitales pediátricos y 17 en hospitales clínico-quirúrgicos o hospitales generales); dos centros de rehabilitación para adolescentes (La Habana, con servicio ambulatorio y de ingreso, y Santiago de Cuba) que trabajan con población mayor de 14 años, y 18 hospitales psiquiátricos.
Duany Navarro mencionó que no todos los hospitales psiquiátricos cuentan con servicio para las adicciones.
Además, algunos servicios han incorporado camas para la atención a mujeres adictas, “porque inicialmente estos servicios eran exclusivamente para población masculina, y el tiempo nos ha ido diciendo que hace falta incluir también camas para atender a las mujeres”.
Señaló que las personas pueden acceder de manera voluntaria a través de los cuerpos de guardia y del médico de la familia.
La jefa del Grupo Nacional de Psiquiatría mencionó que en todos los policlínicos funcionan servicios de salud mental, conformados habitualmente por un psiquiatra, dedicado a la atención de mayores de 19 años, y una enfermera.
“Están los centros comunitarios de salud mental en todos los municipios. Una de sus actividades principales es el intercambio con el sistema de educación mediante la capacitación de los profesores que trabajarán con los estudiantes. Otra función es establecer los locales y las posibilidades de acceso a consultas especializadas para adicciones, y los espacios para los llamados hospitales de día, que no son más que los grupos de psicoterapia”, comentó.
Asimismo, los pacientes pueden acudir a los servicios de psiquiatría en los hospitales clínico-quirúrgicos.
Sobre las adicciones, dijo que son “huella para toda la vida, porque estamos hablando de una enfermedad crónica en la que hay una afectación del sistema neurobioquímico del cerebro que no se puede modificar”.
La doctora Duany Navarro advirtió que las personas que “nos brindan drogas, nos invitan a las drogas, solamente nos hablan de la felicidad que vamos a tener, pero no nos dicen qué tiempo nos va a durar esa felicidad. Dura muy poco, y mucho menos nos hablan de todo lo que nos destruye consumir drogas”.
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