Historia de vida: “Dr. Montero, héroe de la medicina”

Este viernes 6 de junio, el espacio Mesa Redonda estuvo dedicado a una historia de vida, la del Dr. Rolando Montero Díaz especialista en Dermatología, doctor en ciencias, director de un emblemático hospital y héroe Nacional del Trabajo.

El Dr. Montero Díaz dialogó con la periodista Arleen Rodríguez Derivet acerca de su manera de cumplir con el Código Hipocrático, un texto antiguo que establece un conjunto de principios éticos y morales para los médicos. Se atribuye a Hipócrates, el “padre de la medicina”, y ha servido como guía para la ética médica durante siglos. Que se centra en: actuar siempre en beneficio del paciente, buscando su bienestar y salud.

Dirigió cinco hospitales en La Habana y ahora, cuando está de vuelta a sanar la piel de cubanos de todas partes, recibe el título de Héroe del Trabajo de la República de Cuba.

Nunca se conforma con un «no». Incansable e imparable, el doctor Rolando Montero Díaz, director del Hospital Especializado Dermatológico Dr. Guillermo Fernández Hernández-Baquero, parece desoír los desafíos cuando se trata de cuidar a los demás.

«La piel es el órgano más grande que tiene el cuerpo humano, y es la primera barrera entre el mundo exterior y el organismo interno», comenta a Granma, tras concedérsele la condición de Héroe del Trabajo de la República de Cuba, otorgada por méritos extraordinarios alcanzados en el trabajo creador.

En la actualidad, el centro hospitalario que dirige es referencia en el Programa Nacional de Lepra y para el tratamiento del pie diabético con el Heberprot-p, medicamento que favorece la cicatrización de las úlceras y evita en un 95 % la amputación.

La excelencia de la institución refleja el empeño de su Director, que siempre ha sido igual de entregado. Después de graduarse en 1991 como Doctor en Medicina, Montero Díaz se especializó en Dermatología, al mismo tiempo que dedicaba los primeros diez años de su vida laboral a los servicios de Salud del Ministerio del Interior (Minint).

A lo largo de más de 30 años de carrera, ocuparía diversos cargos, entre los que destaca la dirección de cinco grandes hospitales de La Habana, entre ellos el Clínico Quirúrgico Freyre de Andrade, el Universitario Julio Trigo López y el Miguel Enríquez.

Cumplió también misiones internacionales en diferentes países, y estuvo al frente de la brigada médica Henry Reeve.

–¿Cuánto ha incidido la Dermatología en su experiencia médica?

–Cuba es un país cálido, las características del clima provocan que haya muchas afecciones de la piel, y esto me ha ido formando como médico integral, no solo en la rama de la Dermatología, sino por haber dirigido hospitales clínicos quirúrgicos y generales en los que he estado al frente de profesionales de toda la gama de especialidades que existen en la Salud Pública.

«Dicen que la gerencia es convertir recursos en resultados, por lo tanto, yo convierto en calidad la atención a los pacientes.

«Luego de mi regreso de la misión de Timor Leste, se me da esta tarea de dirigir el Dermatológico de Cuba.

«Aquí tenemos la sala de tratamiento Mariana Grajales, referente nacional e internacional, con muy buenos resultados y con varias líneas de investigación, en la que se tratan pacientes con úlceras en el pie diabético, los que tienen cáncer de piel y los enfermos de soriasis.

«Además, los pacientes reciben estimulación eléctrica para la cicatrización de úlceras complejas, afecciones dermatológicas con pomadas de Zeolitas, y de angiología con Ozono».

–En el caso de la comunidad, tan ligada al hospital, ¿Cómo ha contribuido la institución en la salud de la población?

–La instalación queda lejos de las instituciones de Salud, pues está en las afueras de la ciudad, en los últimos kilómetros de La Habana y a la misma distancia de Mayabeque y de Artemisa. Sin embargo, desde que llegué hemos hecho un trabajo muy fuerte en la interrelación con los actores de la comunidad y los propios residentes.

«Por ejemplo, aquí el centro tiene sus funciones, pero la actividad que nosotros llevamos nos da la posibilidad de una interrelación con los médicos y con las direcciones de Salud del municipio, y los pacientes de El Rincón no tienen que ir lejos a otros hospitales a hacerse un ultrasonido o a utilizar algunos otros medios diagnósticos como el laboratorio.

«También realizamos muchas actividades con las escuelas de la comunidad; y en este momento trabajamos en un proyecto que comenzó siendo agropecuario integral, con casas de cultivo, huertos y organopónicos de plantas medicinales, en las que, a través del Centro de Producción Local (cpl), vamos a producir los medicamentos que necesita el hospital, la comunidad y quizá también el municipio».

–¿Combina su rol de Director del hospital con el liderazgo en el proyecto agropecuario?

–Nosotros teníamos muchas tierras, que no se estaban usando, e ideamos, entre el Ministerio de Salud Pública (Minsap) y el Ministerio de la Agricultura (Minag), hacer un proyecto agropecuario que permitiera mejorar la alimentación de nuestros trabajadores y de la comunidad.

«Lo hicimos entre nuestro centro hospitalario y dos empresas estatales socialistas, la Empresa Agricultura Metropolitana de La Habana y la Empresa Agropecuaria Bacuranao».

–¿Promueve también la integración con la medicina tradicional?

–En nuestro hospital es algo fundamental. Utilizamos una gran cantidad de medicamentos a partir de plantas medicinales útiles para diferentes afecciones de la piel. También se usa la acupuntura, la ozonoterapia, la laserpuntura (con láser de baja potencia) y otras modalidades relacionadas con la rehabilitación del paciente.

«En nuestro hospital se usa la medicina natural y tradicional en un gran porciento con resultados muy efectivos, eficaces y eficientes en función de mejorar el estado de salud del paciente. De conjunto con BioCubaFarma y el Centro de Producción Local, se procesarán medicamentos para la comunidad y el municipio».

–¿Cuál es su visión para el futuro del Hospital Dermatológico y el proyecto agropecuario, en términos de innovación y sostenibilidad?

–Para el futuro, ya se está trabajando con BioCubaFarma en que las investigaciones más novedosas se puedan implementar con los pacientes en las diferentes fases.

«A partir de las acciones que hacemos, bien hechas, podemos lograr entonces una mayor calidad de vida de la población a la que atendemos que, además, es a la que nos debemos, porque somos prestadores de salud, prestadores públicos».