En Francia, el último balance era de 50 muertos y por lo menos nueve desaparecidos; 220.000 hogares seguían además sin electricidad este lunes al mediodía, según informaron las autoridades.
Por lo menos cinco personas murieron en Alemania, tres en España, una en Portugal y una en Bélgica.
Más de 9.000 bomberos y socorristas franceses, apoyados por botes y helicópteros, se desplazaron el lunes a las zonas afectadas para socorrer a los damnificados.
Olas de más de ocho metros obligaron a muchas personas en las regiones de Vendée y Charente (oeste) a treparse a los techos de sus casas, a pesar de vientos que alcanzaron velocidades de 150 kilómetros por hora.
Si esto hubiera ocurrido de día, el balance de muertos no habría sido tan desastroso, ya que la tormenta sorprendió a la gente mientras dormía”, señaló el ministro del Interior, Brice Hortefeux, a la radio France Info.
“Junto con mi novia, alcanzamos a treparnos al techo por la ventana porque el agua subía rápidamente,” indicó Fabrice Petit du Bosquet, un habitante de L’Aiguillon-sur-Mer, donde cientos de familias debieron pasar la noche en albergues improvisados en escuelas y salas de baile.
“Intentamos subir nuestras cosas al entresuelo, pero decidimos que debíamos subir al techo”, añadió. “Esperamos allí durante una hora, hasta que vimos al propietario de nuestra casa en un barco”.
La Unión Europea (UE) indicó que estaba lista para ofrecer apoyo a los países afectados por la tormenta.
El presidente Nicolas Sarkozy, quien se desplazó el lunes a L’Aiguillon-sur-Mer, anunció que desbloquearía 3 millones de euros para ayudar a las víctimas a sobreponerse a los perjuicios económicos del desastre.
Los devastadores efectos de la tormenta han encendido ya una polémica sobre la política de urbanismo en las zonas costeras. Varios responsables políticos han denunciado los permisos de construcción concedidos en zonas demasiado cercanas al mar, cuyas casas se vieron devastadas por un auténtico maremoto.
“Tenemos que esclarecer urgentemente este drama inaceptable e incomprensible”, declaró Nicolas Sarkozy, al visitar los dos departamentos más afectados, Vendée y Charente Maritime.
La secretaria de Estado de Ecología, Chantal Jouanno, llamó a “endurecer las reglas” de construcción en las zonas inundables y detrás de los diques, y lamentó que desde la tormenta de 1999 se hayan levantado 100.000 casas en zonas inundables.
El tráfico aéreo retornó a la normalidad en el aeropuerto Charles de Gaulle de París el domingo en la tarde, después de que la cuarta parte de los vuelos hubiese sido cancelada anteriormente, informó un portavoz.
Hacia el final de la tarde del domingo, la tormenta se desplazó hacia Alemania, Bélgica y los Países Bajos, informaron meteorólogos franceses.
Al menos cinco personas murieron en Alemania, la mayoría a causa de la caída de árboles, señaló la policía.
Dos hombres murieron en España cuando un árbol de desplomó sobre un coche, y una mujer de 82 años murió tras el colapso de un muro.
Asimismo, un niño de 10 años murió en Portugal tras ser golpeado por una rama y un hombre murió en Bélgica a causa de un árbol caído.
(Con información de AFP)
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