El supuesto miliciano afgano fue llevado en noviembre de 2002 a un oscuro recinto al noreste del aeropuerto de Kabul, en Afganistán. La CIA lo llamaba La Salina, pero los presos lo conocían como la prisión oscura.
En el interior de una celda fría, el preso fue atado y dejado ahí medio desnudo. Fue encontrado muerto, expuesto al frío, la mañana del 20 de noviembre de 2002.
La muerte en la Salina es la única conocida dentro de la red de prisiones secretas que la CIA creó en el extranjero tras los ataques del 11 de septiembre.
La muerte tuvo fuertes repercusiones en los servicios de espionaje del gobierno. Ayudó a completar una investigación que sacó a la luz los abusos cometidos contra los presos, procedimientos excesivos durante interrogatorios y forzó a la agencia a cambiarlos.
Poco se sabe sobre la muerte del afgano, la cual está siendo investigada por el Departamento de Justicia. Sin embargo, The Associated Press ha descubierto el nombre del preso y nuevos detalles sobre su captura en Pakistán y su periodo de encarcelamiento en Afganistán.
El preso, llamado Gul Rahman, era un supuesto miliciano que fue capturado el 29 de octubre de 2002, confirmó un funcionario estadounidense familiarizado con el caso. El funcionario dijo que Rahman fue capturado durante una operación contra Hezb-e-Islami Gulbuddin, un grupo insurgente dirigido por el caudillo afgano Gulbuddin Hekmatyar, y considerado un aliado de al-Qaida.
Los detalles sobre el caso fueron extraídos de documentos y entrevistas con milicianos y funcionarios en Afganistán y Pakistán, además de conversaciones con más de dos decenas de funcionarios y ex funcionarios estadounidenses.
Rahman fue arrestado con el doctor Ghairat Baheer, el hijo político de Hekmatyar y el líder de Hezb-e-Islami, una facción insurgente acusada de varios bombardeos y violencia en Afganistán.
Baheer, quien dice que pasó seis meses en la Salina durante sus seis años en prisiones en Afganistán, aseguró durante una entrevista en Islamabad que nunca supo qué le pasó a Rahman. La familia de Rahman preguntaba continuamente por él a funcionarios de la Cruz Roja Internacional, dijo Baheer.
“Si murió durante un interrogatorio o si murió por causas naturales deberían habérselo dicho a su familia y poner fin a su incertidumbre”, dijo Baheer.
El afgano dijo que sus interrogadores estadounidenses le ataban a una silla y se sentaban sobre su estómago. Le colgaban del techo desnudo, dijo, durante horas.
Rahman no cooperó y actuaba de forma violenta, dijeron varios funcionarios estadounidenses. Esa actitud provocó un trato duro: sus manos eran atadas sobre cabeza y era golpeado y empapado con agua fría, explicaron varios ex agentes de la CIA.
(Con información de AP/Agencias)
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