Por: Patrick Cockburn, CounterPunch
Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
El fin de la ley marcial y el llamamiento al diálogo por parte del rey Hamad bin Isa al-Jalifa parece que forma parte de una compaña para mostrar que Bahrein está volviendo a la normalidad.
El gobierno bahreiní está también ansioso por albergar el Gran Premio de Fórmula Uno, que se aplazó a primeros de año, pero puede ocurrir que en la reunión que va a celebrarse mañana [3 de junio] en Barcelona, la Federación Internacional de Automovilismo acuerde que tenga lugar definitivamente en Bahrein.
Hay signos crecientes de que la policía, los antidisturbios y las fuerzas especiales de seguridad están deteniendo y maltratando cada vez a más mujeres. Se las mantiene incomunicadas, se las obliga a firmar falsas confesiones o se las amenaza con violarlas, según han manifestado los grupos bahreiníes por los derechos humanos.
Ayat al-Gormesi, una poeta de 20 años estudiante de la Facultad de Magisterio de Bahrein, fue arrestada el 30 de marzo por recitar un poema crítico con el gobierno durante las protestas a favor de la democracia de la Plaza de la Perla, el principal lugar de concentración de los manifestantes durante el mes de febrero. Se vio obligada a entregarse una vez que la policía asaltó la casa de sus padres y tumbó en el suelo a punta de pistola a cuatro hermanos de Ayat. Ella no se encontraba allí en aquel momento. Un policía gritó a su padre “Si en quince minutos no nos dice dónde está Ayat, empezaré a matar a sus hijos delante de sus ojos”.
Policías enmascarados y policías antidisturbios se llevaron después a Ayat diciéndole a su madre que iban a interrogarla y a hacer que firmara un documento. También le dijeron que fuera a recoger a su hija a la comisaría de “Al-Howra”, pero no se sabe nada de ella desde su arresto. Habló una vez por teléfono con su madre diciéndole que la habían obligado a firmar una confesión falsa. Alguien comunicó confidencialmente a la madre que ahora se encuentra en un hospital militar como consecuencia de las heridas causadas por las torturas.
Una filmación de Ayat dirigiéndose a la animada multitud de manifestantes en la Plaza de la Perla en aquella noche de febrero la muestra como una joven de aspecto seguro vestida con abaya negra. En un momento de su recitado, dice: “Somos el pueblo que matará la humillación y asesinará la miseria, somos el pueblo que destruirá los cimientos de la injusticia”. Al final de su poema, se dirige directamente al rey Hamad y le dice sobre el pueblo bahreiní: “¿Es que no escuchas su llanto, es que no escuchas sus gritos?”. Y termina mientras la multitud grita “¡Abajo Hamad!”.
El llamamiento de Ayat al cambio no fue más radical que los escuchados en las calles de Túnez, El Cairo y Bengasi casi en la misma época, en el apogeo de la primavera árabe. Pero su referencia directa al rey podría explicar la furia visceral mostrada por las fuerzas de seguridad bahreiníes, quienes, según las fotografías de la escena, destrozaron su cuarto la primera vez que asaltaron su casa y no pudieron encontrarla.
Bahrein es el primer país afectado por la primavera árabe donde se ha señalado específicamente a las mujeres como objetivos de la represión. Los grupos por los derechos humanos bahreiníes dicen que hay cientos de mujeres arrestadas. Muchas de ellas se han quejado de que las han golpeado duramente mientras estaban detenidas y una mujer periodista fue golpeada de forma tan brutal que ya no puede andar. En otro caso, una doctora, que más tarde fue liberada pero a la que aún pueden acusar de no se sabe qué, dijo que la amenazaron con violarla. Declaró a la agencia de noticias Reuters que la policía le dijo: “Somos 14 hombres en esta habitación, ¿sabes lo que podemos llegar a hacerte? Está en vigor la ley de emergencia [ley marcial] y somos libres de hacer lo que queramos”.
A pesar del levantamiento de la ley marcial, impuesta por primera vez el 1 de marzo, no hay indicios de que la represión se suavice. Aún hay detenidas alrededor de 600 personas, al menos otras 2.000 han sido despedidas de sus trabajos y unas 27 mezquitas de los chiíes, que alcanzan el 70% de la población, han sido arrasadas. Las protestas empezaron el 14 de febrero emulando los acontecimientos de Egipto y Túnez con una campaña a favor de las reformas políticas, una demanda central por la igualdad civil y política para la mayoría chií. La familia real de los al-Jalifa y la clase gobernante de Bahrein son sunníes. El objetivo de las fuerzas de seguridad de atacar a las mujeres puede que, igual que la destrucción de las mezquitas chiíes, tenga el propósito más amplio de demostrar a la comunidad chií que la elite sunní no se parará en barras a la hora de impedir que los chiíes consigan algún tipo de poder político.
Los líderes chiíes se quejan de que los medios bajo control estatal continúan impulsando propaganda sectaria anti-chií. El gobierno está ansioso por mostrar que Bahrein puede volver a ser un tranquilo enclave turístico y empresarial en el Golfo. Si consiguen que se vuelva a programar en la isla el campeonato de Fórmula Uno para finales de año, supondría un éxito importante en esa dirección.
El grupo con sede en Nueva York Human Rights Watch ha escrito a la Federación Internacional del Automóvil (FIA) reunida en Barcelona expresando que, de llegar a hacerse, la carrera se celebraría en un ambiente de “castigo implacable” contra los manifestantes a favor de la democracia, a quienes se está acusando, sin ninguna prueba en absoluto, de formar parte de un complot iraní contra el gobierno.
Irónicamente, si el campeonato de Fórmula Uno siguiera adelante tendrá que celebrarse sin la cuarta parte del equipo del Circuito Internacional de Bahrein, los anfitriones de la carrera, que están bajo arresto, incluidos dos importantes integrantes del equipo. Se ha despedido o suspendido a la mayoría, acusándoles de aprobar el aplazamiento decidido a primeros de año de la Fórmula Uno. En un intento por detener el flujo de la publicidad negativa, el gobierno ha decidido suprimir como sea las noticias de detenciones y golpes por parte de los periodistas locales. Al único periodista internacional que vivía de forma permanente en Bahrein se le ordenó a primeros de mes que saliera del país. Incluso a los corresponsales extranjeros que han conseguido visados de entrada se les niega ésta tan pronto ponen un pie en Bahrein.
N. de la T. (actualización, 21:00 horas, 3.06.11): La reunión de la FIA celebrada en Barcelona en la mañana del 3 de junio ha decidido que el aplazado Gran Premio de Fórmula Uno tenga finalmente lugar en Bahrein en el mes de octubre.
Patrick Cockburn es autor de “Muqtada Al-Sadr, the Shia Revival and the Struggle for Iraq”.
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