Pero eso es sólo un mito. Las 700 toneladas de roca que hace un año cayeron sobre sus cabezas en la mina San José, en pleno desierto de Atacama, implicó un monumental reto vital y personal que sólo pocos pudieron aprovechar.
A la gran mayoría de los mineros se le acabó el dinero que recibieron de diversas fuentes, 15 no tienen trabajo, siete dictan charlas motivacionales, tres venden frutas y verduras en la calle, dos tienen pequeños negocios de abarrotes y los cuatro restantes volvieron a trabajar en distintas minas.
No todos los mineros se reunirán ni estarán presentes el viernes 5 cuando se cumpla un año del aniversario del accidente y se celebren actos conmemorativos en la mina.
Varios están resentidos porque algunos supieron aprovechar los 15 minutos de fama mejor que otros.
Pero todos tienen la esperanza de que el viernes el gobierno anuncie que les otorgará una pensión de gracia, que es vitalicia, y que podría bordear los 430 dólares mensuales.
La mayoría de ellos no puede volver a hacer lo único que saben hacer porque los 69 días de encierro crearon secuelas sicológicas de las que no se han podido recuperar.
De hecho, casi la mitad del grupo ya no tiene edad para volver a buscar trabajo.
Recién rescatados, en octubre del año pasado, el excéntrico millonario Leonardo Farkas regaló a cada minero unos 11.000 dólares y una motocicleta. Dos recibieron 11.000 dólares extra: uno porque su bebé nació cuando estaba atrapado y otro porque prefirió ir a la cena que el filántropo organizó para el grupo en vez de asistir al nacimiento de su hijo.
El minero Omar Reygadas dijo a The Associated Press (AP), que ahora se dedica a dar charlas motivacionales a otros trabajadores “para mostrar cómo es el trabajo en equipo, la fuerza y la fe, mucha fe”.
Dijo que al salir de la mina desarrolló miedo a la oscuridad, a estar solo, y que tenía pesadillas recurrentes en las que soñaba estar atrapado nuevamente en la mina.
Ahora, las pesadillas son más espaciadas pero le molestan los espacios cerrados.
“Trato de leer, cansarme para dormir bien”, dijo. “Estar solo en un lugar cerrado todavía es angustioso, tengo que salir a buscar con quien conversar o distraerme en algo”.
Reygadas no tiene trabajo, no puede volver a una mina, tiene 56 años, y como fue dado de alta por el organismo de salud que lo tuvo a su cargo, dejó de recibir salario.
Treinta y un mineros demandaron colectivamente por 17 millones de dólares, por negligencia del estado en el cuidado de la mina. Dos más lo hicieron por su cuenta.
Luis Urzúa, jefe de turno y uno de los líderes del grupo cuando estaban atrapados, dijo a la AP que el año “ha sido de dulce y agraz”. Ha viajado, conocido gente, pero se mostró dolido por las críticas de la gente por la interposición de la demanda.
Cecilia Cruz, un ama de casa, dijo a la AP que “los mineros son unos desagradecidos, después de toda la plata que el gobierno gastó para rescatarlos”.
En la acción judicial, los trabajadores argumentan que la estatal Servicio Nacional de Minería y Geología no cumplió con su deber de supervisar las actividades y seguridad de la mina.
Hace dos semanas, el presidente Sebastián Piñera firmó un proyecto de ley que busca reforzar la seguridad del sector minero. El proyecto fue ingresado el miércoles por la tarde al Congreso.
Otro de los críticos de la acción judicial es el entonces ministro de Minería, Laurence Golborne, quien se erigió como uno de los héroes del rescate porque fue su cabeza visible. Pasó casi los dos meses en el Campamento Esperanza, levantado con carpas por los familiares de los atrapados.
“El Estado tendrá que defenderse para beneficio de todos los chilenos”, dijo Golborne. “Son dineros estatales los que están reclamando, por lo tanto la responsabilidad del Consejo de Defensa del Estado y del gobierno es defender los recursos que todos los chilenos tienen y que fueron destinados también a este rescate”.
El abogado de los mineros, Edgardo Reinoso, dice que hay una “campaña de indisposición” contra el grupo y que ha recibido medio centenar de correos electrónicos “señalando que los mineros le han robado al país, que deberían agradecer (el rescate). Son situaciones amenazantes, desagradables”.
“Es toda una campaña, porque las personas que los escriben piden que los hagan circular (los correos). Uno por uno los busqué en Facebook, y todos son personas vinculadas a partidos de gobierno”, dijo a la radio Cooperativa.
Urzúa enfatizó a la AP que “nosotros estamos muy contentos, muy agradecidos con el gobierno, con el Presidente por lo que hicieron. Nosotros hicimos esa demanda para que la gente entienda que toda la gente tiene derecho a poner una demanda cuando las cosas no se están haciendo bien”.
Urzúa también está cesante pero dice que tiene posibilidades de volver a trabajar en la minería. “Lo importante… es que con todo el tiempo que hemos estado bajo tierra, hemos aprendido muchas cosas que es importante enseñárselas a otros compañeros de trabajo”, dijo.
El año pasado y cuando los mineros permanecían aun atrapados, 27 de ellos demandaron a los dos dueños del yacimiento por el equivalente a poco más de 10 millones de dólares.
Ambos juicios serán largos. Y si los mineros son exitosos el arribo del dinero demorará.
Urzúa dice que 25 de los 33 mineros están inscritos en un curso para aprender a dar charlas motivacionales. Dijo que un profesor universitario, Ricardo Muñoz, especialista en ese tipo de disertaciones los está ayudando a prepararse.
“Es de las primeras personas que está trabajando con nosotros sin tratar de lucrar, porque hay mucha gente que ha lucrado mucho”, añadió.
Quizás el minero más conocido y famoso, el extrovertido y locuaz Mario Sepúlveda, estará ausente el viernes de las ceremonias que recordarán el derrumbe, a la que asistirán Piñera y Golborne.
Sepúlveda era el conductor de los vídeos que los mineros enviaban a la superficie durante su encierro. Era el gracioso, el que cantaba y animaba a sus compañeros.
Hoy su carácter parece ser el mismo, aunque en materia de dinero, él y su mujer han sido muy diligentes.
Crearon una empresa de charlas y consultorías, tienen una firma relacionista pública en Estados Unidos que los asesora y una agenda que incluye disertaciones en Chile y el extranjero por varios meses.
Están ampliando y remodelando su casa en Santiago, donde su mujer maneja, desde su propia oficina, las actividades de “Súper Mario”, como lo llama. Tiene una pequeña parcela donde planea instalar un parque de diversiones costumbristas.
La operación de rescate, que culminó exitosamente el 12 y 13 de octubre, tuvo un costo de entre 10 a 20 millones de dólares. De hecho, nunca se dio una cifra exacta. Un tercio fue aportado por privados y el resto los asumió el gobierno y la mina estatal de cobre Codelco.
La visita del mandatario a la mina ocurre cuando Piñera registra apenas un 30% de aprobación, la más baja que un Presidente haya tenido desde 1990, cuando retornó la democracia a Chile y el país atravesaba por brotes de descontento social. El cinematográfico rescate elevó la popularidad de Piñera sobre el 60% y la de Golborne superó el 80%.
En el gobierno temen que Piñera enfrente el viernes anunciadas manifestaciones de rechazo de más de 240 trabajadores de la mina que se salvaron del derrumbe, pero que se quedaron cesantes y con el 40% de su liquidación laboral sin pagar.
La estatal Empresa Nacional de Minería prestó esta semana 1.2 millones de dólares a los dueños del yacimiento para que cancelen la deuda.
Los pagos incluirán a 19 de los 33 mineros porque una decena laboraban para empresas externas y unos pocos siguen con licencia médica y recibiendo sus salarios.
Los estudiantes también pueden protestar porque hace dos meses están movilizados exigiendo mejoras sustantivas al sistema de enseñanza. El gobierno formuló varias medidas para salir de la crisis y los dirigentes responderán, ese mismo día, si aceptan las soluciones o si prosiguen las manifestaciones.
En los próximos meses el público podrá leer sobre lo que vivieron en el fondo de la mina en un texto que prepara el periodista Héctor Tobar, ganador del premio Pulitzer.
El 2012 comenzará la filmación de la única película autorizada por los mineros, cuyo productor será Mike Medavoy, el mismo que produjo las exitosas cintas “Cisne negro” y “La isla siniestra”, con Leonardo di Caprio.
Esos dineros también tardarán en llegar.
Edison Peña, que participó en la maratón de Nueva York, en programas de la televisión estadounidense, y es conocido por su fanatismo por Elvis Presley, está lidiando con la fama. Acaba de llegar de Canadá, donde bailó y cantó como su ídolo.
“Con tanta fama uno se cree estrella y es difícil llevar esta vida”, dijo al diario El Mercurio.
Su esposa se lamentó diciendo a El Mercurio que, “nuestra vida ahora es tan oscura como era la mina. La mina cambió a Edison, ya no es el mismo de antes. Edison todavía no vuelve de la mina”.
(Con información de AP)
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