En una declaración emitida el 31 de julio la Administración Estatal Oceánica de China anunció que las aguas en la región del Pacífico Occidental, al este y al sureste de Fukushima, han quedado “claramente afectadas” por los materiales radiactivos que se han filtrado desde la ahora inactiva planta de energía nuclear.
Los resultados de las pruebas merecen seria atención. Se han detectado elevados niveles de residuos radiactivos de cesio-137 y 134, así como de estroncio-90 en las muestras obtenidas en estas áreas.
De acuerdo con la administración oceánica, el cesio-134 no puede ser detectado en agua de mar en condiciones normales, mientras que la cantidad de cesio-137 detectada en las muestras es de 300 veces el nivel normal de radiación de fondo en aguas territoriales de China y el estroncio-90 alcanzó niveles 10 veces por encima de la norma habitual.
Se desconoce el impacto de estas cantidades de materiales radiactivos para la vida marina en estas áreas.
Cuando Japón vertió agua radiactiva en el océano, cerca de su complejo nuclear afectado, los expertos no tomaron en serio su impacto. No creían que fuera a representar un peligro generalizado para la vida marina y que se propagaría a la cadena alimenticia de los seres humanos.
Los 252 mil kilometros cuadrados de mar que la administración ha revisado superan con creces el área que Japón dijo que había sido contaminada.
El Gobierno japonés ha presentado un proyecto de plan para la reestructuración de sus organizaciones de regulación y funciones nucleares, en respuesta al terrible accidente en la central nuclear de Fukushima. El plan propone la creación de un nuevo órgano regulador nuclear, mediante la separación de la Agencia de Seguridad Nuclear e Industrial del Ministerio de Economía, Comercio e Industria. La agencia propuesta tendrá nuevas funciones y eliminará la generación de energía nuclear en ese país.
Japón hace lo correcto al reestructurar su organismo regulador nuclear y proponer una norma de seguridad para la exposición a la radiación que sus ciudadanos pueden asimilar sin daño durante toda su vida. Pero el Gobierno nipón también es responsable de tomar medidas para mantener sus aguas libres de fugas radiactivas, a fin de que sus vecinos no sufran.
Por su parte, la administración oceánica de China dijo que seguirá publicando los resultados de otras pruebas. Esperamos que nuestro Gobierno elabore planes para hacer frente a los resultados de la administración oceánica y su impacto en el país.
(Con información del Diario China)
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