Hanning declaró que los datos no confirmados de la inteligencia alemana sobre la presunta existencia de laboratorios móviles de producción de armas biológicas en Irak fueron presentados por EE. UU. como auténticos para justificar la invasión del país.
De este modo, August Hanning negó las acusaciones previas contra la inteligencia alemana de haber facilitado el inicio de la guerra. “La responsabilidad por la guerra debe ser asumida por los norteamericanos”, precisó.
En su entrevista a la publicación alemana Welt am Sonntag, Hanning reveló que Washington había planeado la guerra en Irak ya en 2001: dos semanas después del 11-S la BND recibió una carta oficial de la CIA con una petición de compartir sus datos de inteligencia sobre Irak. “Para mí esta carta fue la primera indicación de la preparación de una operación militar de EE. UU. en Irak”, agregó Hanning.
Así, cuando el informador de BND, bajo el nombre Curveball, comunicó la existencia de supuestas fábricas móviles de producción de armas de destrucción masiva, EE. UU. presentó públicamente esta información como confirmada. En su famoso discurso en el Consejo de Seguridad de la ONU el 5 de febrero de 2003, el secretario estatal Colin Powell presentó a la comunidad mundial las pruebas evidentes, desde el punto de vista estadounidense, de la necesidad de invadir Irak. Entre ellas figuraba la elaboración de armas nucleares en el país, los vínculos de Saddam Hussein con Al Qaeda y la existencia de laboratorios de producción de armas de destrucción masiva.
Más tarde el informador Curveball, cuyo nombre es Rafed Aljanabi, confesó que los datos sobre los laboratorios móviles fueron completamente inventados por él.
“Francamente, conté una historia que era mentira sobre los laboratorios de producción de armas de destrucción masiva para que Occidente aumentara la presión a Saddam Hussein”, dijo Aljanabi en su entrevista a Welt am Sonntag, agregando que nunca quiso provocar una guerra.
El analista político Emilio Viano cree que a EE. UU. poco le importaba en aquel entonces la credibilidad de la información dado que buscaba cualquier pretexto para iniciar la guerra.
“Claramente en aquel momento, estamos hablando de bastante años atrás, querían utilizar cualquier fuente de información que tenía una cierta credibilidad para justificar la guerra en Irak. Naturalmente la aseveración de este informante que después resultó erróneo, una mentira, que Saddam Hussein estaba construyendo armas de destrucción masiva, que tenía laboratorios, fábricas móviles en diferentes lugares de su país fue muy conveniente para EE. UU. El hecho de que después se reveló que era una mentira en un sentido político no le interesó porque no quería desmentirlo, quería utilizarlo y decidieron usar esta información”, comentó a RT Emilio Viano.
(Tomado de Actualidad RT)
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