La gente común decidió salir a la calle. Por medio de las redes sociales logró autoconvocarse para protestar contra la crisis económica y los gobernantes de todas las ideologías. Así nacieron los indignados.
El puntapié inicial lo dio España en su madrileña Puerta del Sol. Sociedades de otros países se sintieron identificadas y eligieron la misma forma de protesta: copar lugares públicos en forma masiva, en la mayoría de los casos en forma pacífica. Grecia, Francia, Israel y Bélgica, entre otros, han experimentado el fenómeno. Este sábado tiene lugar una jornada mundial de protesta de indignados, denominada 15-O.
Todo comenzó el 15 de mayo y por eso el Movimiento fue bautizado 15M, si bien se gestó a partir de la plataforma on line Democracia Real Ya, creada por un grupo de jóvenes profesionales, algunos de ellos sin trabajo.
A apenas una semana de las elecciones locales y autonómicas miles de personas convocadas a través de las redes sociales decidieron salir a las calles de las principales ciudades para protestar contra la crisis económica, la corrupción, los bancos, el desempleo (que supera el 20%), el trabajo precario, y la falta de representación que ven en la clase política. La convocatoria más importante tuvo lugar en la Puerta del Sol, en Madrid.
Las protestas desembocaron en una acampada que duró semanas. Lo más difícil para el 15-M fue articular un mensaje unívoco. En una de las sesiones se definieron los principales puntos de reclamo, entre los que destacaba la reforma electoral, ya que argumentan que el actual sistema favorece el bipartidismo.
Después de los comicios el movimiento tuvo un giro hacia otras temáticas relacionadas con la crisis. Las intervenciones más sonadas de los indignados fueron para impedir desalojos de personas que no podían pagar la hipoteca o el alquiler.
La organización se fue extendiendo en Asambleas Populares provinciales, locales y barriales. Lo que se debate y vota en cada una se traslada a través de delegados al eslabón superior.
Algunos partidos políticos coquetearon con el Movimiento. Mientras el Partido Popular tomó distancia, el Partido Socialista e Izquierda Unida incorporaron algunas propuestas de los reclamos ciudadanos para las próximas elecciones generales del 20 de noviembre.
Pocos días después de iniciarse el 15M, 7.000 griegos ocuparon la Plaza de Syntagma en el centro de Atenas para protestar principalmente contra las medidas de ajuste económico resultantes de la crisis fiscal.
Los recortes anunciados en junio en medio de la tercera y la cuarta huelga general del año hicieron que las protestas recobraran fuerza. Sin embargo, en este caso se había agregado un componente sindical que no tenían las primeras marchas del mes de mayo.
Las particularidades de los indignados en Grecia tienen que ver con la delicada situación de la deuda del país. El gobierno, a instancias de la Unión Europea, el FMI y el Banco Central Europeo, se ha visto a hacer más y más recortes y esto ha mantenido la tensión en forma constante.
El principal reclamo de los indignados griegos es que no quieren pagar con recortes sociales lo que ellos consideran errores cometidos por los sucesivos gobiernos.
El 6 de agosto más de 300.000 personas se autoconvocaron en distintas ciudades de Israel para manifestar su descontento, especialmente por los elevados precios de la vivienda. Por primera vez en mucho tiempo no hubo distinciones políticas en una manifestación.
Todo comenzó tres semanas antes con una joven que montó una carpa en una céntrica plaza de Tel Aviv y que a la vez abrió una página de Facebook.
Casi inmediatamente la gente se empezó a movilizar hacia el Boulevard Rothschild, donde se armaron alredor de 50 carpas. Al movimiento se fueron sumando más y más adeptos. Entre ellos, grupos de estudiantes y distintos movimientos sociales.
En las semanas siguientes se organizaron las primeras marchas en Tel Aviv, que posteriormente se extendieron a Jerusalén, y otras ciudades del país.
El alto costo de vida, el precio de la vivienda y la falta de justicia social fueron los principales reclamos. El anuncio de la construcción de nuevas viviendas por parte del Gobierno no logró apaciguar los ánimos.
El premier Benjamin Netanyahu, nombró a un economista de origen argentino, Manuel Trajtenberg, para negociar con los líderes sociales.
Previamente, Netanyahu había anunciado que tomaría medidas para atender algunos de los reclamos.
Sin embargo, antes de que el furor de la indignación prendiera en Madrid los belgas ya habían salido a la calle en lo que hoy podría parecer un prólogo del 15M.
Cerca de 35.000 personas salieron a manifestarse en enero de este año para reclamar la formación de un gobierno.
Si bien no protestaban por la crisis económica, el FMI, o los bancos, sí lo hacían contra la clase política belga en general, sin distinción de partidos o regiones.
Los jóvenes convocantes de la huelga usaron las mismas herramientas que meses después utilizaron los españoles: las redes sociales.
En la última semana se han presentado nuevas manifestaciones en Bruselas con participantes provenientes de varios países europeos. Los indignados comunitarios eligieron como base el parque Elizabeth de la ciudad.
Pero su intento de acampar allí en contra de las advertencias de las autoridades acabó con cerca de 40 manifestantes detenidos por la policía. Sin embargo, rápidamente recuperaron la libertad.
Durante una semana los indignados han desarrollado actividades como debates y talleres bajo el título de “Agora Bruselas”, preparándose para la jornada de protesta mundial del día 15 de octubre.
Ex miembro de la resistencia francesa, sobreviviente del campo de concentración de Buchenwald, encendió la llama de la protesta con su obra Indignez-vous! (¡Indignaos!), hoy best seller.
En su curriculum también figura el haber participado en la redacción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. El activista de 93 años llama a movilizarse pacíficamente contra las injusticias sociales y el poder de los mercados. Para ello insta a rescatar los valores de la democracia.
Después del impacto mundial que tuvo el 15M madrileño, los indignados franceses fueron de los primeros en mostrar solidaridad realizando marchas en París y otras ciudades del país. La primera concentración tuvo lugar en la Plaza de la Bastilla y reunió a unos mil manifestantes.
Varias convocatorias similares se sucedieron posteriormente. Una de ellas, saldada con decenas de detenciones, tuvo lugar cuando los del 15M español pasaron por París en su marcha a Bruselas.
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