Por: Alfred López
Miguel Ánguel Buonarroti fue uno de los grandes artistas renacentistas que más se prodigó en realizar obras maestras para la Santa Sede. Una de sus obras cumbres fue la que realizó en la bóveda de la Capilla Sixtina por encargo del papa Julio II.
Gran número de expertos en cábalas aseguran que, en muchas de las pinturas que Miguel Ángel realizó, se encuentran ocultos mensajes sobre sus desencuentros con el pontífice.
La construcción y posterior decoración de la Capilla Sixtina no fue solo una gran obra magna, sino que también representó las continuas disputas y ambiciones personales de los distintos pontífices que ostentaron el cargo a lo largo de los años que duraron las obras.
Fue Sixto IV quien ordenó en 1477 la restauración de la Capilla Magna, dándole a esta su nuevo nombre (Sixtina), pero en los siguientes 30 años, cuatro papas más ostentaron el cargo, queriendo cada uno de ellos dejar impreso su nombre a través de la historia. De esta manera, se encargó el trabajo de decorar y pintar la capilla a varios artistas de renombre, los más destacados Rafael, Botticelli y Miguel Ángel.
Julio II, quizás el más ambicioso de todos los pontífices que habían participado hasta el momento en el proyecto, quiso modificar la obra para convertirla en un mausoleo dedicado a su persona que incluyera un monumento funerario constituido como la mayor tumba construida desde tiempos de los egipcios.
Esto llevó a continuos desencuentros entre el artista y el papa, por lo que todo parece indicar que Miguel Ángel utilizó sus conocimientos del movimiento neoplatónico surgido en la Florencia de los Medici que tanto molestaba a la Santa Sede.
Miguel Ángel pintó más de 400 personajes entre los años 1508 y 1512. En algunos de ellos escondió y camufló diferentes mensajes en las que hacía un reconocimiento a las raíces judaicas de la religión cristiana. Algunas de estas claves han salido a la luz después de muchísimos años de investigación; Aquí puedes ver las más significativas.
Las disputas con el pontífice le llevaron a realizar la representación del profeta Zacarías, al que le pintó el rostro de Julio II y tras él una pareja de niños.
También podemos encontrar a otro curioso personaje realizando un gesto obsceno: Aminadab, que hacía con sus manos la cornamenta satánica. Este dibujo se encontraba sobre el del papa, por lo que se interpreta que dichos cuernos iban dirigidos hacia él. En el brazo de Aminadab también pintó un círculo amarillo, el símbolo de la vergüenza que los hebreos fueron obligados a llevar.
Algunos comentan que el dibujo de Judit junto a su esclava forma la letra hebrea Chet, de chessed (piedad), raíz fonética de hassidim (judíos observantes). A su vez, otra escena en la que podemos encontrar una letra oculta entre sus protagonistas es la que representa la lucha entre David y el gigante Goliat , formando la letra Ghimel, de gvurá (orgullo).
Muhos son los simbolismos que se dan a las diferentes representaciones del
Génesis pintado por Miguel Ángel; lo que no sabremos jamás es hasta qué punto se hicieron con verdadera intención y cuales son la causas directas de las extrañas teorías sin fundamento por parte de los estudiosos respaldados por las pseudociencias.
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