Goldman Sachs es un poderoso banco estadounidense con representación mundial. Ganó fortunas apostando contra los fondos hipotecarios subprime que vendía a sus propios clientes y a otros bancos alemanes y londinenses. Y siguió juntando dólares y euros con pala. Lehman Brothers se fue a pique, pero GS no. Los emails entre sus principales directivos, conocidos en abril de 2010, los mostraban burlones con los clientes. David Viniar, director financiero, se ufanaba de haber ganado 50 millones de dólares en un solo día.
¿Castigo para tanta destrucción? Muy poco, casi nada. La investigación promovida por la Comisión de Valores (SEC), con audiencias en el Senado, se alargó meses y meses. Al final le impusieron una módica multa de 550 millones de dólares. Y a seguir operando, feliz entre los derivativos financieros sin controles estatales, consultorías e inversiones en las comunicaciones, el petróleo y los servicios.
El Citigroup y el Bank Of América necesitaron apoyo financiero de Barack Obama. A BS no le hizo falta con lo que había ganado antes de la crisis y lo que siguió embolsando. En el primer trimestre de 2010 tuvo beneficios por 3.300 millones de dólares. Sus colegas también ganaron: Citigroup 4.400 millones de dólares, JP Morgan 3.300 millones y Bank of America 2.800 millones.
BS cuenta con la ventaja de ex gerentes y ejecutivos de largos años de servicios, que pasaron a desempeñar cargos en gobiernos.
El sucesor de Silvio Berlusconi en el Palacio Chigi, Mario Monti, fue directivo del banco norteamericano desde 2005, además de haber sido comisionado europeo. “Súper Mario”, debutó con un paquete de ajuste, el séptimo que sufren los italianos en tiempos recientes.
El país está súper endeudado, por un equivalente al 120 por ciento de su Producto Bruto. Berlusconi y sus antecesores vivieron una fiesta sin que la Comisión Europea donde Monti trabajara se diera por enterado. El “Decreto Salva Italia”, quieren hacer un ajuste por 24.000-30.000 millones de euros, aumentando impuestos, privatizando empresas y endureciendo el sistema para gozar de jubilaciones (se requerirán 42 años de aportes).
Estos detalles son publicados en la prensa internacional, incluido Clarín. Lo que este medio tiende a ocultar es que Monti fue hombre de Goldman Sachs. Y la razón no es inocente: el banco norteamericano desde 1999 tiene parte del paquete accionario del multimedios. Puso 500 millones de dólares y se quedó con el 18 por ciento de las acciones, que luego fue reduciendo hasta la mitad. Si durante tanto tiempo el diario de Héctor Magnetto silenció la causa judicial por los hijos adoptados por Ernestina, ¿por qué no iba a velar su vínculo con el polémico mandamás de Wall Street?
Tal inversión extranjera no fue óbice para que la ley duhaldista de 2002 de “protección de los medios culturales argentinos” beneficiara a Clarín como si fuera hermano de sangre del Martín Fierro.
A diferencia de “Clarinete”, el corresponsal de Página/12 en París, Eduardo Febbro, sacó trapos sucios de GS a la luz pública. En una nota publicada el 23 de noviembre, informaba: “¿Dónde está el poder mundial? La respuesta cabe en un nombre y un lugar: en la sede del banco de negocios Goldman Sachs. El banco norteamericano logró una hazaña poco frecuente en la historia política mundial: colocar a sus hombres a la cabeza de dos gobiernos europeos y del banco que rige los destinos de las políticas económicas de la Unión Europea. Mario Draghi, el actual presidente del Banco Central Europeo; Mario Monti, el presidente del Consejo Italiano que reemplazó a Silvio Berlusconi; Lucas Papademos, el nuevo primer ministro griego, pertenecen todos a la galaxia de Goldman Sachs”.
Otros autores puntualizaron que Draghi era el encargado de esa banca para vender en Europa los productos financieros “Swap”, que estuvieron en el núcleo de la crisis empezada en 2007-2008. ¿Será que ahora sus patrones lo premiaron con un puesto clave para el continente?
Esos swaps permitieron el maquillaje de la deuda griega, en 2000, para que sus maltrechos números dieran el perfil de ingreso a la eurozona. Los vendía Draghi y los compraba Grecia, cuyo titular del Banco Central era Lucas Papademos, quien ha sido premiado en Atenas con el cargo de jefe de gobierno, tras la debacle del “socialista” Yorgos Papandreu.
Es de suponer que ahora, el titular del BCE y el premier griego se pondrán de acuerdo con tanta mayor facilidad, dada la relación estrecha y reportarse a los mismos jefes.
Papademos estudió en universidades estadounidenses y de allí saltó a los altos empleos en el banco de marras. Papandreu también había sido estudiante en Estados Unidos, aunque tomó para el lado de la socialdemocracia. Los magnates de las finanzas son hábiles en eso de poner huevos en varias canastas. Apuestan al swap, ADO, subprime, dólar, euro, yen, marco o lo que sea, pero siempre salen parados.
Días atrás Papademos presentó el enésimo plan de ajuste para los helenos, fue aprobado: los mayores impuestos le reportarán 7,1 por ciento más de ingresos y habrá un recorte salarial y previsional por 5.000 millones de euros. El premier no lloró como la ministra de Trabajo itálica Elsa Fornero al dar cuenta de las malas nuevas sobre ajuste (son “lágrimas de cocodrilo”, como las de Domingo Cavallo cuando lo encaró la jubilada Norma Plá.
Las medidas en Grecia motivaron la séptima huelga general de gremios que suelen movilizarse activamente y chocar con los efectivos policiales. Es un caso muy avanzado de toda Europa y los movimientos de indignados, por lo general más pasivos en esta materia.
Clarinete informó de los antipáticos anuncios de Papademos. Le faltó avisar que era hombre de Goldman, como en cierto modo lo es Magnetto.
El dominio que el banco GS ejerce sobre los poderes políticos no se limita a las fronteras europeas. Su casa central estuvo siempre en Nueva York, con tentáculos hacia la Casa Blanca, vía la secretaría del Tesoro.
El actual ocupante de esta última dependencia, Timothy Geithner, fue directivo de la empresa de Henry Kissinger en primera instancia, del FMI luego y posteriormente de Goldman. Esta semana fue a Europa a departir con las autoridades de la Unión cómo pueden apagar los incendios en el viejo continente, antes que los propios fuegos norteamericanos se propaguen otra vez.
El secretario del Tesoro cruzó el Atlántico para verse con Draghi en Francfort, con autoridades francesas, con el futuro presidente de España, Mariano Rajoy, y posteriormente, en Milán, con Monti, el titular del Consejo de ministros italiano. Como se ve, la “orga” de los Goldman´s boy´s está muy activa; alega estar reparando los daños de una crisis que ella misma causó.
Antes que Geithner en el Tesoro estuvo Henry Paulson, con George W. Bush, luego de ser directivo de GS entre 1974 y 1998. Paulson trabajó con Lawrence Summers, también de la escudería del banco, quien fue funcionario de Bill Clinton junto con Robert Rubin, del Citibank, para en 2009 ser consejero económico de Obama.
Por eso son varios los autores que han puesto de relieve la ligazón del banco con ministros y jefes de gobierno. “Los zorros a cuidar a las gallinas: Los hombres de Goldman Sachs toman las riendas de Europa”, publicó A.G. en El Confidencial, 17/11. Allí se citaba un artículo publicado en Le Monde, referido al parentesco político entre Monti, Draghi y Papademos.
Entre los numerosos vasos comunicantes de la entidad neoyorquina con la política internacional, se menciona a Paul Deighton, “quien trabajó durante 22 años en el banco y ahora es el Director General del Comité de Organización de los Juegos Olímpicos de Londres 2012”.
¿Para qué usa ese banco y sus colegas del Citigroup, Bank Of America, etc, sus influencias políticas? El negocio está a la vista. Primero, para asegurarse impunidad por los delitos cometidos al socaire de la crisis. Segundo, para ligar buenos paquetes de ayuda estatal mientras dure la emergencia. Y tercero, para ganar más contratos con los asesoramientos a gobiernos y empresas, durante la crisis y la futura salida de la misma.
Mientras tanto, falseando todos los compromisos, los controles y regulaciones a los capitales financieros y la especulación, duermen en algún cajón del G-20. La llave la tiró al mar Goldman Sachs y en ese mar también hace negocios: tiene acciones en Desiré, empresa británica que busca petróleo en Malvinas. Otra afrenta que el diario de Magnetto encubre.
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