Pero más allá de las disputas personales está la economía, que no encuentra una salida para convencer a los mercados. La agencia de calificación Fitch dio ayer otro golpe a los europeos al amenazar a España, Italia, Bélgica, Irlanda, Eslovenia y Chipre con rebajar para antes de febrero sus notas crediticias porque no ven perspectivas de mejora económica.
Para completar el cuadro, Moody’s degradó la nota de la deuda de Bélgica de “Aa1” a “Aa3”, aduciendo un deterioro en las condiciones para el financiamiento y los riesgos para el crecimiento de la economía belga. También puso en perspectiva negativa la nota de Francia, aunque le mantuvo la calificación “AAA”, la mejor posible. La situación europea es cada vez más compleja, según la visión de las calificadoras. En un categórico comunicado, Fitch advierte que “ una solución global a la crisis de la Eurozona está técnica y políticamente fuera de alcance ”.
La perspectiva es tan complicada que está generando fuertes roces internos en Europa. En los últimos días, funcionarios franceses multiplicaron ataques contra el Reino Unido. El que encendió la mecha fue el titular del Banco de Francia, Christian Noyer, quien consideró que antes de degradar la nota de los países de la Eurozona, las agencias de calificación deberían tomar esa medida con Londres. Esta opinión fue respaldada por el primer ministro francés, Francois Fillon. “ Nuestros amigos británicos están aún más endeudados que nosotros y tienen un déficit más alto , sin que las agencias de calificación parezcan darse cuenta”, dijo.
Ayer, el ministro francés de Finanzas, Francois Baroin, se encargó de alimentar la disputa. “La situación económica de Gran Bretaña es hoy muy inquietante, porque tiene un déficit equivalente al de Grecia y un nivel de endeudamiento como el francés”, afirmó. Y con malicia, remató: “ Desde el punto de vista económico, es ahora preferible ser francés que británico ”.
Los números parecen respaldar lo que dicen los franceses. El crecimiento del PBI británico en el 2011 es de sólo 0,7 % frente al 1,6 % del francés. El déficit fiscal de Londres llega al -10,3, mientras que el de París al -7,1, medido en porcentaje del PIB.
Fillon trató luego de apaciguar los animos con explicaciones, pero el viceprimer ministro británico, Nick Clegg, se encargó de expresarle el malestar de su gobierno en un comunicado: “Las recientes declaraciones de miembros del gobierno francés sobre la economía británica son simplemente inaceptables y deberían tomarse medidas para calmar la retórica”.
(Con información de Clarín)
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