Seguidores del asesinado líder Muamar El Gadafi continuaron hoy los enfrentamientos en varias ciudades con antiguos insurgentes, mientras la nueva cúpula gobernante exhibe hondo fraccionamiento interno tras la renuncia de Abdel Hafiz Ghoga.
De acuerdo con el canal televisivo Libya Al-Hurra (Libia Libre, en árabe), al menos siete exsublevados murieron en combates contra hombres leales a El Gadafi en la localidad suroeste de Bani Walid, habitada en su mayoría por la tribu Warfallah, afín al depuesto estadista.
El pico de la violencia se registró este lunes, cuando también hubo choques en esta capital y en la oriental Benghazi, cuna de la rebelión que estalló el 17 de febrero de 2011 contra el anterior gobierno.
Fuerzas fieles al Consejo Nacional de Transición (CNT) intentaron repeler la irrupción de los proGadafi, que creen ilegítimo un gobierno puesto por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Unos 150 efectivos de la resistencia (seguidores del derrocado líder) se desplegaron en las calles de Bani Walid armados con granadas y fusiles de asalto, y enarbolando banderas verdes de la época de El Gadafi en la entrada norte de la localidad.
Aunque no está claro si se trató de ataques coordinados con opositores al CNT en Trípoli y Benghazi, los jefes exinsurgentes movilizaron sus fuerzas en varios puntos del país, aunque sin la cohesión mostrada en los nueve meses de guerra apoyados por la OTAN.
El ministro del Interior, Fawzi Abdelali, negó al propio canal Libya Al-Hurra los ataques y que los proGadafi hubiesen controlado todo Bani Walid, así como que ondearan banderas verdes.
Para Abdelali, los tiroteos obedecieron a “problemas internos” en el poblado y pleitos entre residentes por asuntos de compensaciones económicas para los afectados por la guerra.
Los choques de las últimas horas ocurrieron cuando el CNT se muestra incapaz de recomponer su liderazgo, ganar carisma, acabar con la persistente resistencia de los hombres de El Gadafi y tratar de unificar un país fracturado después de una devastadora guerra.
Síntomas del descontento con las nuevas autoridades libias se constataron en Benghazi durante una protesta de estudiantes universitarios que zarandearon el jueves al entonces vicejefe del CNT Abdel Hafiz Ghoga, quien se vio forzado a renunciar el domingo.
La ola de movilizaciones en Benghazi, observada personalmente por el presidente del CNT, Mustafa Abdul Jalil, le hizo advertir que el país se abocaba a un “agujero sin fondo”, y alertó de una nueva guerra.
Al explicar su dimisión, Ghoga admitió que el consenso generalizado que se supone existió durante el alzamiento contra El Gadafi no se ha mantenido en tiempos de paz y abrió el camino a un ambiente de odio.
El líder fundador del Partido Justicia y Democracia de Libia, Hadi Shalluf, acusó al exvicejefe del CNT y otros dirigentes que tuvieron vínculos con El Gadafi de querer robar lo que denominó revolución, y demorar la ejecución de reformas prometidas durante la beligerancia.
Shalluf aseguró que muchos libios desean que ese ente renuncie y se desmantele, y ceda la administración del país norafricano a un gobierno de transición que organizaría un proceso de elecciones democráticas y redacción de una nueva Constitución.
(Con información de Prensa Latina)
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