Lázara Mercedes López Acea y Miguel Díaz-Canel, miembros del Buró Político, José Ramón Balaguer y Olga Lidia Tapia, integrantes del Secretariado del Comité Central, y otros dirigentes del Partido encabezaron la manifestación, junto a los principales dirigentes de las organizaciones juveniles y estudiantiles cubanas.
Impresionante, como siempre, fue esta Marcha de las Antorchas, que al grito de “esta calle es de Fidel”, “el que no salte es yanqui”, “pa’lo que sea, Raúl, “nacimos para vencer y no para ser vencidos” y otras enérgicas consignas, llevó el fuego de la vida, la juventud y el amor desde la Colina Universitaria hasta la Fragua Martiana.
A las puertas de ese monumento a la forja de quien es el alma viva de la Patria, el mar de luces se aquietó y, en nombre de todas las generaciones de revolucionarios cubanos, Balaguer y Liudmila Álamo, primera secretaria de la Unión de Jóvenes Comunistas, llevaron flores al Apóstol.
Junto a esa ofrenda se erguía la bandera cubana que 59 años atrás, al cumplirse un siglo del natalicio de Martí, hizo ondear en la primera de estas marchas el entonces estudiante de la Universidad de La Habana, Raúl Castro Ruz.
A los protagonistas de aquella noche inolvidable de 1953 y, en especial, a quienes, apenas seis meses después y también liderados por el joven Fidel Castro, asaltaron el “Moncada”, rindió tributo Carlos Rangel, presidente de la Federación Estudiantil Universitaria, en breve alocución antes de echar a andar la multitud.
Consideró este 28 de enero un día doblemente glorioso para Cuba, por ser la fecha natal del más universal de sus hijos y por el inicio de la Primera Conferencia Nacional del Partido, y llamó a estudiantes y jóvenes a convertir los debates y acuerdos de esa reunión en guía para el quehacer cotidiano.
La juventud cubana no le fallará a Fidel ni traicionará jamás esta Revolución ni renunciará a tener Patria, esta Cuba libre, la de Martí, Mella, Villena, Guiteras, José Antonio, Camilo y el Che, la de esos Cinco Héroes cautivos en las entrañas del monstruo, y no de mercenarios y cobardes al servicio del imperio, añadió Rangel.
Encendamos las antorchas, iluminemos el Alma Máter con el mismo fuego que ardió en Bayamo, cuando el pueblo prefirió incendiar la ciudad antes que entregarla al enemigo, arengó a la muchedumbre, que al grito de ¡Patria o Muerte! respondió con un rotundo ¡Venceremos! y se puso en marcha, pasadas las nueve.
Banderas cubanas y de la UJC, la FEU y la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media abrieron y cerraron la combativa manifestación, que al pie de la escalinata de la Universidad de La Habana, en el Memorial que guarda las cenizas de Julio Antonio Mella, rindió tributo a ese eterno joven rebelde y martiano.
(Con información de AIN)
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