Tras el triunfo de la revolución sandinista en 1979 muchos niños y adolescentes de Nicaragua viajaron a Cuba para estudiar la enseñanza secundaria y transitar luego hacia otros niveles de educación: universitaria o técnica, en dependencia de sus resultados académicos.
El autor de la obra Memorias y reencuentros, Waldo Garrido, dirigía por entonces la escuela Carlos Fonseca Amador, que en su primer curso recibió más de 600 alumnos y hasta 1983, cuando le fue asignada otra responsabilidad de dirección, había acogido alrededor de tres mil.
Los estudiantes de este maestro aunaron esfuerzos para hacer posible la edición de ese libro de anécdotas y acontecimientos históricos que muestran, al decir del embajador de Cuba en Nicaragua, Eduardo Martínez, la unión indisoluble entre dos pueblos.
Según el diplomático, en muchos lugares del país ha conocido personas que le refieren con cariño sus experiencias en Cuba y respeto por el profesor Garrido.
Al decir de Martínez, este maestro fue como predicaba José Martí, un evangelio vivo, y las muestras de amor que recibe constituyen evidencias de la semilla que sembró en sus discípulos, la gran mayoría propiciadores de solidaridad hacia Cuba y profesionalmente al servicio de Nicaragua.
El presidente del Banco Central de esta nación centroamericana, Alberto Guevara, ex alumno de Garrido, dijo que muchos niños como él tuvieron la dicha de crecer en Cuba bajo la guía de quien aún llaman Papá Waldo.
Siento que la expresión de nuestro poeta nacional, Rubén Darío: Juventud, divino tesoro, la vivimos allá a su lado y nos formamos como hombres y mujeres de bien, afirmó ante su maestro en la presentación de la obra.
Por su parte, el profesor cubano, licenciado en geografía, propuso a sus estudiantes que enriquezcan el texto con anécdotas, testimonios o reflexiones de cualquier vivencia que quieran contar de la época.
Garrido solicitó que cada uno hiciera una redacción de dos cuartillas como máximo y se las enviaran a Cuba antes de concluir 2012 para trabajar en una reedición del libro.
En declaraciones a Prensa Latina, el educador manifestó su orgullo por poder visitar con frecuencia esta tierra de lagos y volcanes, y ver que sus estudiantes en la actualidad aportan al desarrollo del país.
La primera secretaria del Parlamento, Alba Palacios, resaltó la excelente labor del profesor cubano, por la que en 2003 recibió la Orden Carlos Fonseca Amador, máxima distinción que otorga el Frente Sandinista de Liberación Nacional.
(Con información de Prensa Latina)
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