Si queréis saber todas las esperanzas, todas lasdudas, todos los entusiasmos que pueden asaltar a un corazón que sueña y delira con la libertad de su patria, leed ese periódico de José Martí…
La recomendación procede del escritor guatemalteco Rafael Spíndola y se refiere a la obra del Héroe Nacional de Cuba en Patria, cuyo primer número vio la luz el 14 de marzo de 1892, y para muchos parece, después de 120 años, salido hoy de la imprenta.
En el artículo A nuestra prensa, del ejemplar inicial, Martí definió que una es la prensa, y mayor su libertad, cuando en la república segura se contiende, sin más escudo que ella, por defender las libertades de los que las invocan para violarlas…
Pero la prensa, continuó, es otra cuando se tiene enfrente al enemigo. Entonces, en voz baja, se posa la señal. Lo que el enemigo ha de oír, no es más que la señal de ataque. Eso es Patria en la prensa. Es un soldado.
Desde su salida y hasta la última creación martiana, la palabra precisa del Maestro apareció en el medio para guiar a un pueblo y ponerlo en pie de guerra otra vez contra el colonialismo español después del fracaso de la contienda de los Diez Años (1868-1878).
Está en esa misma edición inicial Nuestras Ideas, un editorial que muestra la labor propuesta para encaminar la obra de divulgación y afianzamiento de su pensamiento revolucionario, político y social.
Nace este periódico, por la voluntad y con los recursos de los cubanos y puertorriqueños independientes de New York, para contribuir, sin premura y sin descanso, a la organización de los hombres libres de Cuba y Puerto Rico…, acotó Martí.
Y a continuación señaló que lo hace también con el propósito de explicar y fijar las fuerzas vivas y reales del país, fomentar y proclamar la virtud donde quiera que se la encuentre, juntar y amar, y vivir en la pasión de la verdad.
Más adelante, el insigne patriota esbozó la inevitabilidad de la guerra y refirió que el conflicto no será contra el español que “tiene de aliados naturales a todos los españoles que quieran ser felices”.
Para el investigador Pedro Pablo Rodríguez, en Patria están textos de combate y propaganda en la aplastante mayoría de los casos, cuyo propósito era convencer, no informar, ni aportar nuevos conocimientos, que gozan de las cualidades estilísticas de la prosa martiana de madurez.
Éste va a ser, de veras, el periódico de Martí, donde se va a verter, se va a mostrar todo lo que entiende sobre la prensa ideológica del movimiento libertador, consideró el historiador José Antonio Portuondo.
Patria quiere honrar a los buenos, contar sus historias, propagar el modo de pelear con éxito, preparar la victoria de la libertad equitativa sobre los meros medios que se han de emplear para su triunfo, levantar un pueblo, escribió Martí en el número 14, correspondiente al 11 de junio de 1892.
Su mensaje orientador encontró cauce en los futuros revolucionarios, en los patriotas veteranos, en los jóvenes, en las madres, en los escépticos… pues se trataba de una obra urgente de propaganda, conciliación y explicación política.
El Apóstol criticó en el segundo número del periódico, el 19 de marzo de 1892, el autonomismo, pues “la continuación de la revolución no puede ser la continuación de la autonomía porque la autonomía no nació en Cuba como hija de la revolución, sino contra ella”.
Ese tema volvió a encontrar espacio en la siguiente salida del bisemanario y allí Martí llamó a los cubanos de ideología diferente a sumarse a la causa libertaria, a la total separación de las promesas de España.
Igualmente, en El lenguaje reciente de ciertos autonomistas, del 22 de abril de 1894, le tendió los brazos a los equivocados para que rectificaran y fueran a la Revolución.
El templo está abierto, y la alfombra está al entrar, para que dejen en ella las sandalias los que anduvieron por el fango, o se equivocaron de camino, expuso en lenguaje metafórico, un tanto alegórico, pero de fácil comprensión para el público.
Como no quiso la más mínima separación entre los hombres, Martí trató de unirlos constantemente en torno a la independencia de su país y el camino de la Revolución, y así lo señaló en el trabajo El Partido Revolucionario Cubano, del 3 de abril de 1892.
Realizó en ese mismo artículo una valoración de la emigración y del Partido, “que de la obra de doce años callada e incesante salió saneado por las pruebas” y sostuvo que “erraría de afuera o de adentro, quien lo creyera extinguible o deleznable. Lo que un grupo ambiciona, cae. Perdura, lo que un pueblo quiere”.
La unidad de pensamiento, que de ningún modo quiere decir la servidumbre de la opinión, es sin duda condición indispensable del éxito de todo programa político, y de toda especie de empresas…, subrayó en Generoso deseo.
ÂíJuntos, instó, todos los hombres buenos! íJuntos, todos los hombres malos!. Por ti, patria, el entusiasmo sensato de tus hijos, el dolor grato de servirte, y la resolución de ir hasta el fin del camino!
La patria nos tiende los brazos. No hay más que un modo de obedecerla: -íJuntos, y adelante!
Para buscar la unión verdadera e integrar a todos, Martí tuvo que enfrentar desde las páginas de Patria a quienes veían y fomentaban en el negro el odio.
Con el trabajo Mi raza, el 16 de abril de 1893, enunció los postulados de igualdad de derechos para los hombres, pues “cubano es más que blanco, más que mulato, más que negro”.
Los hombres verdaderos, negros o blancos, se tratarán con lealtad y ternura, por el gusto del mérito, y el orgullo de todo lo que honre la tierra en que nacimos, auguró.
Desde Patria, Martí orientó el análisis de las cosas, a verlas críticamente, a interpretarlas totalmente de acuerdo al contexto y a las características de las personas involucradas.
El artículo A la raíz, del 26 de agosto de 1893, significó una guía para los lectores e invitación a ir al fondo de los problemas y valorarlos en su justa dimensión.
Advirtió allí de los peligros de quedarse a vivir en una tierra hostil como la del Norte y del “engaño de tomar a los pueblos por sus palabras, y a las realidades de una nación por lo que cuentan de ella sus sermones de domingo, y sus libros de lectura”.
De esa forma, con conocimiento de las verdaderas intenciones estadounidenses, alertó reiteradamente sobre los afanes y posiciones anexionistas del poderoso país, del cual, como afirmó, conoció sus entrañas.
Puntualizó, el 23 de marzo de 1894, sobre la necesidad de “que se sepa en Nuestra América la verdad de los Estados Unidos. Ni se debe exagerar sus faltas de propósito, por el prurito de negarles toda virtud, ni se han de esconder sus faltas, o pregonarlas como virtudes”.
Indicó categóricamente que es de supina ignorancia, y de ligereza infantil y punible, hablar de los Estados Unidos y de las conquistas reales u oponentes de una comarca suya o grupo de ideas, como de una nación total e igual, de libertad unánime y de conquistas definitivas.
Peleamos en Cuba para asegurar, con la nuestra, la independencia hispanoamericana, escribió el 18 de junio de 1892 en la sección En Casa, espacio de Patria en el cual el ingenio del Maestro resulta inmenso.
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