“Desde hace tiempo la economía no crece en modo adecuado y ahora sufrimos una segunda recesión, que durará todo 2012”, reconoció el ministro de Desarrollo Económico, Corrado Passera, al comparecer el 29 de marzo ante la Cámara de Diputados.
Pese a sus diferencias con el gobierno “tecnócrata” de Mario Monti, la secretaria general del la Confederación General Italiana de Trabajadores (CGIL), Susanna Camusso, coincidió en el análisis de que en Italia a la crisis global iniciada en 2008 se sumó un estancamiento comenzado años antes.
“Italia llegó a la crisis global con su propios elementos estructurales de crisis no sólo relacionados con su enorme deuda pública –superior a 120 por ciento del producto interno bruto, PIB–, sino también con el declive industrial del país y la progresiva disminución de inversiones públicas y privadas”, apuntó.
Monti llegó al gobierno italiano promovido por los principales sectores del poder económico, los mismo que generaron la crisis.
En un encuentro con la prensa extranjera, la lideresa del principal sindicato italiano responsabilizó al precedente gobierno de Silvio Berlusconi de haber agravado la situación por su inmovilismo y su negativa a reconocer que Italia enfrentaba graves problemas.
Lo cierto es que algunas de las principales víctimas de la recesión han sido las pequeñas y medianas empresas, que durante años fueron consideradas el motor del “milagro italiano”.
Según el Observatorio Regional del Empleo, entre enero y febrero pasado aumentaron a 44 las empresas que iniciaron o prorrogaron la declaración de crisis (lo que abre las puertas a los despidos), frente a 35 que lo hicieron en el mismo periodo del año pasado.
La recesión ha golpeado a todos los distritos industriales, borrando del mapa a marcas históricas, como Streglio, sociedad chocolatera con sede en Turín; las fabricantes de motocicletas Moto Marini y Malaguti, o la productora de café Bialetti.
Otras empresas han decidido llevar su producción al extranjero, donde los costos son menores y los mercados más prometedores, como la fabricante de sartenes Lagostina, que se trasladó a China.
Asimismo, la crisis se ha traducido en un aumento de la pobreza en Italia, según datos de la asociación Caritas, que con sus centros de ayuda a personas en dificultad mantiene el pulso de la situación.
En un reciente reporte la organización católica dijo que la pobreza afecta a 8.3 millones de personas, el 13.8 por ciento de la población y que ya no son sobre todo inmigrantes extranjeros los que recurren a su asistencia, sino también italianos. Precisó que el 20 por ciento de quienes piden ayuda en sus centros en el país europeo tiene menos de 35 años.
En ese sentido, el Censis, un centro de investigación social, confirmó que los jóvenes están en el centro de la crisis y casi una persona de entre 15 y 29 años no estudia, ni trabaja, lo que coloca a Italia en uno de los primeros lugares en Europa.
El desempleo sigue en aumento, de acuerdo con la oficina de Estadísticas de la Eurozona (Eurostat) en Italia el nivel en febrero llegó a 9.3 por ciento de la población activa, lo que significa una tasa récord en el país, después de que en enero la desocupación en la tercera economía de la Eurozona fue de 9.1 por ciento.
De acuerdo con el Instituto de Estadísticas (Istat), el desempleo entre los jóvenes ya incorporados a la actividad productiva supera el 30 por ciento.
Por su parte, la Confederación de Industriales (Confindustria) advirtió que con una contracción del PIB de 1.6 por ciento, a fines de 2012 se habrán perdido más de un millón de empleos desde 2008.
El Istat informó que la tasa de desempleo en el país ha aumentado a 8.9 por ciento, pero para la CGIL llega al 11 por ciento si se consideran los trabajadores bajo subsidio de desempleo que no tienen posibilidades de ser recontratados.
Las frías cifras oficiales no toman en cuenta, sin embargo, el drama social confirmado por la nota roja, que publica casi cotidianamente los casos de suicidios provocados por la crisis.
En un mes, 50 pequeños empresarios se han quitado la vida
Según el senador Luciano Cagnin, de la Liga del Norte, en los últimos meses se han suicidado sólo en el noreste del país 50 empresarios “arruinados por el sistema bancario y político”.
A ellos se añaden los desempleados o quienes no pueden pagar sus deudas, como un obrero que el 29 de marzo se prendió fuego en Verona, luego de cuatro meses sin percibir salario o un artesano de Bolonia que un día antes también eligió el estilo “bonzo” frente a la oficina de recaudación de impuestos.
Ante la nueva emergencia, en la norteña región de Veneto fue abierto un centro de apoyo psicológico para evitar que pequeños empresarios y artesanos estrangulados por la recesión se quiten la vida. “Es gente a la que se le viene el mundo encima”, confirmó Stefano Zanatta, representante de la categoría en Treviso.
(Con información de Notimex/ La Radio del Sur)
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