Hasta hace pocos días, los principales titulares de la prensa estadounidense reflejaban la prioridad de la actual administración respecto a la certificación constitucional de la reforma de salud impulsada por el mandatario en 2010, decisión en manos de la Corte Suprema de Justicia.
La Casa Blanca sostiene que la legislación deviene uno de los logros del actual gobierno, favorecedora de que más de 30 millones de ciudadanos dispongan de seguro médico a partir de 2014, aun cuando sea una obligación adquirirlo so pena de resultar multado.
En la semana que concluye, sin embargo, emergió el incremento de los gravámenes a los más ricos como el nuevo asunto que tamiza lo que expertos califican de “cruzada” de los demócratas para asegurar el control de la Casa Blanca en noviembre.
La Regla Buffet, que toma su nombre del magnate inversionista Warren Buffett, quien confesó que paga menos gravámenes que su secretaria, propone que los millonarios aporten tasas impositivas de hasta un 30 por ciento de sus ingresos, en vez de entre el 15 y 18 por ciento actual.
Durante los últimos días, tanto el mandatario como el vicejefe de gobierno, Joseph Biden, pronunciaron discursos en varios estados enfocados en la defensa de la controversial iniciativa.
Analistas prevén que en las próximas semanas los del partido azul aumentarán su presión en el Capitolio, a fin de que el Legislativo dé luz verde al proyecto.
No obstante, la iniciativa deberá enfrentar la oposición republicana que ya mueve sus fichas para bloquearla, al igual que ha hecho con otros proyectos que apunten a beneficiar al gobernante.
Legisladores como el diputado republicano por Wisconsin, Paul Ryan, aseveran que la medida “fomentará una guerra de clases, perjudicará a nuestra economía, inyectará inestabilidad en el sistema y ralentizará la aparición de empleos”.
Expertos destacan que la Buffet busca recaudar más fondos para paliar el exorbitante déficit fiscal de la nación -más de 16 billones de dólares-, así como erigirse en arma contra el casi seguro candidato republicano Mitt Romney, multimillonario que paga solo un 14 por ciento de impuestos al fisco.
Agregan que, además, también permitiría a Obama jugar la carta del populismo, pues conoce que la iniciativa es apoyada por los ciudadanos.
Un sondeo revelado la víspera por la encuestadora Gallup vino a confirmar lo que su homóloga McClatchy/Ipsos constató días atrás: seis de cada 10 estadounidenses están a favor de elevar los impuestos a los ricos.
Lo anterior indica que cualquier paso en esa dirección será atendido por los potenciales votantes que, ansiosos de un verdadero “cambio” -hasta ahora incumplido por el mandatario-, miran expectantes a las urnas en noviembre.
(Con información de Prensa Latina)
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