Congresistas demócratas intensificaron las presiones sobre el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, con un nuevo llamado a eliminar la alimentación forzada a 45 huelguistas de hambre en la prisión de la base de Guantánamo.
Los influyentes senadores Dianne Feinstein y Richard Durbin reiteraron en una carta al mandatario su rechazo a la polémica práctica y lo exhortaron a ejercer su autoridad para que el Departamento de Defensa la detenga.
También recordaron las críticas a escala internacional a ese procedimiento y lo calificaron de doloroso, humillante y degradante.
Ambos legisladores el martes pasado también manifestaron su oposición a dicho método durante la audiencia de confirmación en el Senado de James Corney como director del Buró Federal de Investigaciones.
En esa ocasión, Feinstein -presidenta del Comité senatorial de Inteligencia- dijo que aún no recibió respuesta del secretario de Defensa, Charles Hagel, sobre el tema.
La senadora el mes pasado urgió al jefe del Péntagono a reconsiderar el empleo de la alimentación forzada porque contradice las normas internacionales.
Esa técnica provoca un fuerte dolor en la nariz, garganta y estómago de los internos e incluye la administración de altas dosis de metoclopramida, cuyo uso durante más de 12 días consecutivos puede causar desórdenes neurológicos y enfermedades como el Parkinson.
Su empleo avivó la controversia sobre la cárcel de Guantánamo y cada vez hay más voces dentro y fuera de Estados Unidos que la objetan por considerarla antiética y otra forma de tortura.
El Pentágono introdujo el procedimiento tras intensificarse la huelga de hambre que mantienen al menos 130 presos del penal como forma de protesta contra las pésimas condiciones de detención, los castigos, la incertidumbre legal y la violación de sus derechos humanos.
El ayuno de esos hombres posicionó otra vez el tema del improvisado reclusorio en la opinión pública internacional y obligó a Obama a retomar su promesa incumplida de cerrarlo.
Pero los republicanos aprobaron un proyecto de ley para mantenerlo abierto e impedir el traslado de los prisioneros a sus países de origen.
Estados Unidos abrió en 2002 la cárcel en la base naval de Guantánamo, en un territorio ocupado a Cuba, para confinar allí a toda persona considerada sospechosa de terrorismo.
Esa instalación penintenciaria es calificada por muchos de un “agujero negro” en materia de respeto a los derechos civiles.
(Prensa Latina)
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