El economista enumera las iniciativas que, en su opinión, cumplen estos requisitos:
La cuestión de la ecología forma parte de la agenda global de Occidente. El bloque BRICS integra al mayor productor de energía y al mayor consumidor de hidrocarburos, por lo que el grupo no puede no prestar atención a los problemas ecológicos.
“Pero el BRICS podría cambiar la perspectiva y subrayar la importancia de la eficacia energética”, opina el experto. Los países del bloque podrían incluso ampliar el enfoque y centrarse también en la cuestión de la eficacia en general y la utilización razonable de recursos para evitar “el carácter demagógico del calentamiento global” y ofrecerse como un centro de desarrollo de la eficacia, afirma el economista.
La desigualdad entre Occidente y los BRICS en cuanto a las deudas y los créditos podría llevar a una inestabilidad comercial y económica en diferentes partes del mundo. Ambas partes deberían negociar el asunto y llegar a un acuerdo que garantice para los años venideros la transparencia en esta esfera, opina el experto.
En todo el mundo aumenta el gasto militar; esta nueva carrera armamentística puede tener consecuencias graves para la paz internacional y para la economía de los países que participan en ella. “Una muestra de racionalidad sería llamar a la disminución de los gastos militares y destinar estos recursos para ayudar a los países pobres”, opina el economista.
La práctica de Occidente de intervenir política o militarmente en los asuntos de los países denominados ‘Estados fallidos’, así como el desacuerdo de otros países sobre esta estrategia, suponen una amenaza importante para la seguridad internacional, afirma el experto.
El BRICS podría “proponer y establecer condiciones fijas para llevar a cabo intervenciones humanitarias basadas en la idea de la protección de los derechos humanos”, opina Inozémtsev. Occidente no podría oponerse a esta iniciativa, y los demás países podrían participar en tales intervenciones sin que otros Estados trataran de lograr sus objetivos geopolíticos.
Los países avanzados suelen acusar de corrupción a los países en vías de desarrollo. Pero la verdad es que “luchar contra la corrupción dentro de un país en el mundo globalizado es imposible”, afirma el experto.
Para luchar realmente contra la corrupción es necesario unir los esfuerzos de ambos grupos de países, y “los BRICS podrían tomar la iniciativa en este campo”, concluye el economista.
(Tomado de Russia Today)
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