En Okinawa celebran la victoria del nuevo gobernador de la prefectura, Takeshi Onaga. El flamante gobernador ha prometido retirar la base militar estadounidense de ‘Futenma’, sujeta a polémica desde hace mucho tiempo.
En 1995, un soldado norteamericano violó a una niña en su interior. Ese acontecimiento desató un sentimiento contrario a la permanencia de las instalaciones en aquel lugar y apresuró a las autoridades niponas a buscar el traslado a una zona más despoblada de la isla. Y así lo pactaron con Washington. Pero ahora, la victoria de un gobernador que ha preferido escuchar al pueblo, supone un duro revés. Aunque la suma de las voluntades de los ciudadanos dice “No” a la base, quienes unen a Japón y EE.UU. parecen fortalecerse.
“Es importante que Japón y EE. UU. refuercen su cooperación en base al acuerdo bilateral de seguridad, con el fin de desempeñar un papel de liderazgo en la región Asia-Pacífico. Vamos a promover la reestructuración de las fuerzas estadounidenses en Japón con fuerte determinación. Nos gustaría recibir su cooperación, que será beneficiosa para la Prefectura de Okinawa“, comentó Shinzo Abe, el primer ministro de Japón.
Por su parte, Barack Obama expresó su intención de ampliar la influencia de EE.UU. en la región Asia-Pacífico. “El reequilibramiento de nuestra política no apunta sólo a que EE.UU. tenga un mayor papel en Asia, sino a que la región Asia-Pacífico colabore más con nosotros en todo el mundo. Mi política exterior se centrará siempre en el liderazgo estadounidense en la región Asia-Pacífico”, afirmó el presidente.
Hoy en día, la extensa lista de bases militares norteamericanas tiene una cobertura global. Sólo en Japón, su principal aliado en Asía, cerca de 48.000 efectivos operan en las instalaciones que se extienden de norte a sur. La de Okinawa se encuentra en uno de los puntos más estratégicos.
Okinawa es una pieza pensada contra China, un dispositivo creado para rodear a China y tenerla contenida y amenazada, según el analista político Miguel Manzanera Salavert. Y un ejemplo de esta opinión son las Islas Senkaku.
Allí se produjo el último pico de tensión hace poco más de dos años, cuando se desataron una serie de protestas anti-Japón en varias ciudades chinas, en respuesta a la compra por parte de Tokio de unas islas en territorio de disputa. Es sólo uno de los tantos ejemplos de la tirantez existente en la región.
“Existen auténticos peligros que pueden socavar el progreso. Y no podemos mirarlos con gafas de color de rosa. Corea del Norte, por ejemplo, tiene un programa nuclear. Las disputas territoriales sobre islas apartadas y costas rocosas pueden desembocar en conflictos”, dijo Obama.
Sin embargo, no todos lo ven con el mismo prisma. Mientras EE.UU. continúe desplegando bases militares fuera de sus fronteras, poco ayudará a destensar la cuerda en una región que, de seguir así, podría convertirse en un punto más de amenaza para la seguridad global.
(Tomado de RT)
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